jueves, 9 de diciembre de 2010

El son sigue vivo en Nueva York

Por: Manuel Arias

El Archivo General de la Nación, interesado en recuperar la memoria histórica y cultural del pueblo dominicano, desde el Área de Producción de Fuentes Orales, ha venido desarrollando varios proyectos de Historia Oral, entre los que está “Son y Soneros en Santo Domingo”, investigación intensiva que combina la observación participante con la entrevista a profundidad, cuyo objetivo fundamental es recuperar los testimonios orales de los soneros, músicos, bailadores, promotores y amantes de la música del son, y así contribuir a la reconstrucción de nuestra memoria cultural.

Desde que heredamos dicho proyecto de la doctora Martha E. Davis, a inicio de 2009, hemos logrado expandir su alcance con entrevistas realizadas a figuras y personalidades del mundo de la música internacional; como son: el musicólogo puertorriqueño Edgardo Díaz Díaz, el músico neyorican residente en el Bronx, Ángel René, quien acompañó al famoso cantante puertorriqueño Tito Rodríguez, el virtuoso tresero cubano Pancho Amat; a José Valle-Parreño, documentalista cubano, autor del documental “En busca del palacio del son” (2003), en su obra recrea el son en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, hace hincapié en el trabajo que realiza el Club de Amigos Soneros de Puerto Rico.



Los esposos Alfredo y Carmen de la Rosa, miembros fundadores del primer Centro Cultural y Social de Bailadores de Son de Nueva York en Santo Domingo, República Dominicana. Fotografía Manuel Arias.
El 21 de julio de 2010 tuvimos la oportunidad de entrevistar, aprovechando que estaban de visita en el país, a los esposos Alfredo y Carmen de la Rosa, miembros fundadores del primer Centro Cultural y Social de Bailadores de Son de Nueva York. El señor Alfredo nos comunicó que ha estado dándole seguimiento al trabajo realizado por el AGN sobre la investigación del son a través del programa radial “Salsa y Son” de Chino Méndez, y exhiben en el Centro de Bailadores Son de Nueva York, el video de la actividad “Hablan los soneros: el son no se va a morir”, celebrada en AGN junto al Club Nacional de Soneros, en marzo del año pasado. Esta noticia nos llenó de gran satisfacción y, al entrar en la página web del centro, observamos que tienen el artículo de nuestra autoría “Dos años sin Bonyé” publicado en el suplemento sabatino “Areíto”, en febrero de 2010.

La trayectoria del son en Nueva York. Luego de la gran popularidad alcanzada por el son en Nueva York, en las décadas de los años 30, 40 y 50, cuando el movimiento sonero era encabezado por el maravilloso Arsenio Rodríguez, con su mágico tres. Cuando muchos lloraban, porque parecía que el son se había desvanecido del gusto del público, desplazado por el gran auge, aceptación y dominio por cinco décadas de la salsa y el merengue. Pero no, la música y el baile del son volvió a resurgir como el ave fénix, debido al aumento de la inmigración de latinos en Nueva York, particularmente, de dominicanos portadores de la herencia sonera. “En 1990 abrió su puerta “El Hoyito” de Rosalía en la 137 y Broadway, el primer sitio de baile de son que aglutinaba a los soneros de la ciudad de Nueva York”, declaró Fernando de León, en su artículo publicado en el periódico El Nuevo Diario, en el 2009, uno de los precursores del lugar y del movimiento sonero de la actualidad.

El nuevo movimiento sonero. El nuevo movimiento sonero de Nueva York está caracterizado por el gran entusiasmo aglutinante y la pasión por el son de los dominicanos, lo que ha producido un contagio pegajoso en la demás comunidades latinas. En efecto, junto a los dominicanos también comparten boricuas, cubanos, salvadoreños, afroamericanos. Como resultado, “a las reuniones del centro van gente desde el Bronx, Manhattan, New Jersey, Providence, Connecticut, Pensilvania. El propósito del centro es llevar el son a todos los estados, abrir filiares en cada uno, así integrar a la comunidad latina alrededor de la cultura sonera”, nos narraron Alfredo y Carmen de la Rosa.

Alfredo y Carmen de la Rosa se conocieron circunstancialmente en Santo Domingo, en el Monumento del Son en 1997, desde esa fecha están unidos por el son. Oportuna ocasión que hizo surgir lo sonero que la señora Carmen llevaba por dentro: “Alfredo dice que yo sabía bailar son, pero que no lo sabía”. Alfredo se desarrolló en el ambiente sonero de la ciudad de Santo Domingo de los años 50, 60 y 70. “Recuerdo que a los ocho años mi inclinación hacia la música y el baile era una adicción. Recuerdo la música de Los Compadres, Los Matamoros, Sexteto Habanero y el Sexteto Enriquillo, la visita de Celina y Reutilio, lo que me ayudó a conocer las diferentes variantes de los ritmos cubanos. Se bailaba mucho el son y el mambo de Pérez Prado”.

La señora Carmen, radicada en Nueva York desde 1984 al unirse con Alfredo, comenzaron a buscar el ambiente sonero de la ciudad: “El Hoyito” de Magaly de la Cruz, una sonera a carta cabal, criada en Guachupita, baila lindísimo el son, fue el lugar donde bailaron son por primera vez”. También asistían los domingos, “al Club Deportivo Dominicano de Manhattan, que tenía buena música y el son como un matiné. Al 30 de Marzo, Salsa y Son en University, y el sitio de Pablo Abreu (hermano de Cheche Abreu), el Centro Deportivo Manoguayabo, en el Bronx, donde se baila el son de verdad, Pablo fue quien nos extendió la mano, brindándonos su centro para nuestra actividades”.

En este periplo de encuentro de gente, de música, de lugar, de viaje de ida y vuelta, fue configurando la idea y necesidad de organizar lo que naturalmente se había construido, el nuevo movimiento sonero de Nueva York. Así la señora Carmen, guiada por el pensamiento de que el son es algo de nuestros antepasados y es un deber de tratar que la cultura sonera no muera:

“Esta inquietud comenzó aquí [Santo Domingo] en un viaje de vacaciones en agosto del año pasado [2009], hablamos de eso con Margarita de la Cruz, pero la conversación quedo ahí. Pero cuando nosotros llegamos a Nueva York, yo comencé con Aura Germán, que es socia del Club de Soneros de aquí [Santo Domingo], nos planeamos, Aura y yo en la cocina de mi casa, hacer una reunión en la que tuviera presente vía telefónica el señor Bakemón [Horacio Bakemón Rodríguez, ex presidente del Club Nacional de Soneros Inc], cosa que no pudimos lograr, no teníamos donde hacer la reunión. Entonces, es donde entró Yolanda del Orbe, ofreció su casa para hacer la reunión allá. Se hizo la reunión un día 5 de septiembre (de 2009), la concurrencia fue de 32 personas, mi esposo fue el moderador, de ahí se escogió la comisión organizadora. Fue de ahí donde salimos con un entusiasmamos de comenzar a trabajar. Del 5 septiembre al 9 de enero del 2010 ya estábamos listos para formar la Asamblea Constitutiva y la primera directiva, la cual se celebró el domingo 10 de enero (de 2010), en la escuela Eleanor Roosevelt, de Manhattan”.

De este conmensurable propósito nació el primer Centro Cultural y Social de Bailadores de Son de Nueva York. Entre sus directivos se encuentran el señor Nicolás Hernández presidente, el profesor Daniel Ventura secretario general, Carmen de la Rosa secretaria de organización, la señora Josefina Pérez secretaria de acta y correspondencia, Chino Abreu (hijo del cantante Cheché Abreu) relacionador público, el señor David Williams comisario, y Alfredo de la Rosa, asesor. Cabe destacar que, “el centro cuenta con 140 socios y relacionados bajo la coordinación de Altagracia Berroa (Tatica) la madrina del son en Nueva York, que con su 74 años sigue bailando el son”, nos narró Carmen de la Rosa.

Los miembros del Centro, unidos en sus propósitos, desarrollan actividades comunitarias de acuerdo a las necesidades de la comunidad latina de Nueva York; clases de inglés y ciudadanía, corte y costura. Mantienen, los domingos soneros, celebran concursos de baile de son y, lo que no debe faltar, la celebración de los cumpleaños de los socios y relacionados.


Grupos y bailadores de son en Nueva York. La ciudad de Nueva York está viviendo un despertar sonero que no sólo es una recuperación del pasado, sino más bien se está viviendo el pasado del presente. Nuevos y viejos soneros, grupos y músicos interpretan y juntos bailan el son.

Músicos soneros como Manny Kassu, el Chaval; comparten con Rafy García y su Septeto Quisqueya, Los Ahijados de Cuco Valoy, el grupo de Cheche Abreu, los soneros Santiago Cerón y Rey Reyes. Todos ellos reunidos en el mismo escenario para brindar un justo reconocimiento por el Centro de Bailadores de Son de Nueva York, a Chino Méndez, en el mes de junio pasado. Teniendo que, “a las diez de la noche no permitir la entrada de más gente porque el salón del Centro Deportivo Manoguyabo estaba abarrotado”, nos dijo Alfredo.

Entre las presentaciones de las agrupaciones en vivo y los bailes con el combo Aguja, según nos testimoniaron Alfredo y Carmen, los destacados bailadores se disputan el dominio de los sitios de bailes, los estilos y épocas. La pareja del Centro de Bailadores Esther de la Rosa con 22 años y Davison Ferreira de 23 años son el símbolo de la juventud. Comparten con los veteranos bailadores, “Aura Germán, baila desde aquí, Nicolás Hernández, Daniel Ventura, Alfredo y Carmen”. Entre la leyenda sonera de aquí y de allá “están Pachen, el sonerito Luis Franklyn Veras y su estilo que gusta; Maria y Andrés, de Santiago de los Caballero, primer lugar en el concurso de baile en el deportivo, socio del Centro Cultural y Social de Bailadores de Son de Nueva York, bailan lindísimo, excelente”. Según me dijo doña Chencha (Inocencia Paredes): “cuando estoy en Nueva York salgo los domingos a dar mi bailadita de son también”.

Mientras los directivos, socios y relacionados del Centro de Bailadores de Son hacen los preparativos para la celebración de su primer aniversario y el buen merecido reconocimiento a ese gran virtuoso del son y de los ritmos caribeños y dominicanos Cuco Valoy, en la discoteca Euro Latino en Manhattan. Es valido señalar, que ese gran esfuerzo merece el apoyo de toda la comunidad latina, el respaldo y colaboración de los grupos comunitarios, culturales y literarios de la ciudad de Nueva York, para que juntos podamos cumplir la santa misión, “mientras existan personas que se preocupen por mantenerlo vivo el son nunca morirá, nunca. ¡Porque el son es un estilo de vida!”, de esta manera categórica, concluyeron Alfredo y Carmen de la Rosa.

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