Los tres grados de la mentira según Mark Twain aplicados al contexto penitenciario
Por Sor María Mesens
Sir Maria Mesens
A diferencia de Twain yo no me cuento entre las que piensan que las estadísticas sean la máxima expresión de la mentira. Del mismo modo, tengo que decir que lamenté cuando pude comprobar el recelo contra toda declaración oficial, incluidas las estadísticas, que me demostraron mis jóvenes visitantes. Sin embargo, el estilo fresco de estos muchachos me hizo revisar mi actitud y producir eventualmente una respuesta que es lo que hoy, con el perdón del lector, me permito compartir:
“Ustedes tienen razón, los números no me dan seguridad. Si yo no me siento más segura cuando la P.N., Ministerio del Interior, DNCD o cualquiera de esas otras instituciones hablan de una reducción en la tasa de la delincuencia, entonces nadie tendría que pedirme que me sienta más segura porque tanto por ciento de la gente se rehabilita. Como miembro de la sociedad que ha sido víctima de las faltas de estos hombres y mujeres, antes que números, yo preferiría poder seguir la ruta crítica que defina las razones, las que sean, que llevaron desde el punto de vista conductual a infringir la ley. Igualmente me gustaría conocer cómo y cuál tratamiento ha sido aplicado bajo la tutela del sistema penitenciario para primero atender y luego resolver esa o esas inconductas. Si pudiera conocer esa información, si pudiera comprobar empíricamente que se ejecuta un programa que toma en cuenta las individualidades, entonces seguramente se me haría más fácil creer y confiar.”
Puede que sea un reclamo injusto, demasiado complicado y si así fuera ruego me disculpen. Pero es que los muchachos me recordaron que la enfermedad no está en la sábana.
m_mesens@yahoo.com
mmesenskaers@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario