Testimonio de Herasme
Peña, Emilio
Lugar de entrevista
Santo Domingo
Fecha de la
entrevista 2007-03-08
Investigador: Pedro
de León Concepción
Proyecto Voces de la Revolución de Abril

Pedro de León
(PDL). Doctor, en esos momentos que mueren, en el 63, la guerrilla, no se
pregunta usted qué ocurrió, qué pasó con la relación a la medida que tomaron
allá, en un momento dado, el Ingeniero José Daniel Ariza Cabral nos ha contado
que Manolo llevó diríamos a voto una decisión final de o rendirse o procurar
retirarse vía Santiago.
E H P. Oh,
mantenerse en la lucha.
PDL. Había varias
opciones, Reyito que era uno de los que participó, uno de los guerrilleros
también le sugirió a Manolo entregarse.
EHP. Reyito no,
Rafael Peña, le llaman Pipicia, ese fue militar conmigo.
PDL. ¿Qué usted
opina de eso? Yo sé que usted se hizo esa pregunta, quizá investigó, escuchó.
EHP. Pero el
resultado iba a ser el mismo, es que yo había hecho el curso antiguerrilla, y
yo había estado tres semanas en Constanza haciendo un curso de antiguerrilla en
septiembre del 59, y yo sabía las vicisitudes que se pasan ahí, y fui guía de
mi compañía de 182 hombres, el guía de una compañía es el primero que va
adelante y yo tenía 18 años. Porque ese curso lo dirigieron Vivi García
Trujillo y el Ney García Recio, que habían ido a principio del 59 a hacer el curso de
antiguerrilla a Panamá, la Escuela
Norteamericana de Panamá. El mismo que se hacía para entrenar
a los soldados norteamericanos que iban a Vietnán, pero que después fueron a
Vietnán.
PDL. ¿Pero se dura
qué tiempo en ese curso? En el de Constanza.

EHP. Tres semanas,
lo hacíamos la noche entera, caminando entre montañas y pasaba mucha hambre, a
pesar de que donde quiera que estuviéramos nos llevaban la comida calientita,
llevaban en el campamento central, donde se impartía el curso, pero teníamos
que salir a los colmados también sin represión, podíamos comprar un dulce, un
casabe, cualquier cosa, hasta cigarrillo sin que nadie nos reprimiera, pero un guerrillero no
podía hacer eso, esa es la convicción que tengo, y cuando yo fui a Constanza en
ese tiempo yo hacía ejercicio 6 horas diaria, a eso le llaman entrenamiento de
orden abierto, o sea marchar, esos entrenamientos nosotros hacíamos en la
explanada central de la Base
de San Isidro, nos prepararon para ir y soportar el entrenamiento y nosotros
teníamos que coger 4
kilómetros al amanecer, como estábamos en el campamento,
nosotros corríamos 2
kilómetro hacia arriba remontando la carretera de
Casabito, pero allá adentro de Constanza, muy adentro, no al comenzar, sino muy
adentro, y después veníamos 2 kilómetros corriendo, 2 corriendo para arriba
y 2 corriendo para abajo y el que se retrazaba de su formación le proponía a
practicar lo que se llama el paso de la jicotea hasta que el comandante se
recordara, o sea, que no solamente era el entrenamiento, no solamente que
además de eso tú tenías que jugar con el desarme y el arme de tu arma, uno
llegaba, se daba el lujo hasta de desarmar y armar su arma con los ojos vendados,
esos muchachos no había podido, ninguno de eso de la guerrilla podían hacer
eso, porque era un entrenamiento de verdad, y la mejor demostración es que
precisamente cuando se discute eso que tú dices que te dijo Daniel Ariza, es
porque la mayoría a las dos semanas con su arma, tenían los pies destrozados,
sus pies no estaban habitados para esa largas caminatas y para esas botas
mojadas, es que siempre hay un humedaje en eso tiempo, por el rocío, el rocío es
similar a la lluvia.
EHP. Yo recuerdo
que cuando nosotros estábamos en el entrenamiento, en el 59, yo tenía un
muchacho que era de mi propio pueblo, que es Barahona y nos hicimos muy amigos,
apellido Carrasco, y para nosotros combatir el frío teníamos que dormir como
marido y mujer, cogíamos una de las 2 frazadas para tirarla en el piso, en el
suelo, en la grama y la otra frazada arroparnos nosotros, frazadas de militar,
esa es la ventaja del antiguerrillero, que el antiguerrillero tiene todas esas
facilidades, tiene un suministro de cosas.

EHP. Después de yo
haberme incorporado como periodista y sin embargo me incorporé como
combatiente, el único periodista que fue combatiente fui yo y en la línea del
frente, no en Ciudad Nueva, en Ciudad Nueva no se peleaba, que la gente no se
valla a equivocar, en la
Revolución en Ciudad Nueva nunca se peleó, donde se peleaba
era en Santa Bárbara, Borojol, Villa Francisca y San Carlos, hubieron algunos
sitios por aquí por Gazcue, pero donde se peleó fuerte fue en Santa Bárbara, Borojol,
Villa Francisca y San Carlos, y sobre todo el 15 y 16.
PDL. Doctor, en eso
de la Revolución ,
para que nos ubiquemos paso a paso en la historia, dónde usted estaba.
EHP. Bueno, la Revolución se inicia
propiamente con el anuncio que hizo Peña Gómez de que se había levantado el
campamento.
PDL. ¿Cómo fue eso
para usted?
EHP. Ese día
nosotros teníamos una reunión de los miembros del 14 de Junio, con el comité
ejecutivo, porque estábamos planificando sacar al rector, al Doctor Piantini,
que era el rector, al hacerse el anuncio nos reunimos de toda manera esa tarde,
intercambiamos opiniones y salimos hacia la calle, a incorporarnos al júbilo
popular del levantamiento, en la noche temprano Donald Read habla, nos baja los
ánimos, pero ya después de las 12 de la noche nosotros nos mantuvimos buscando
un radio portátil y oímos una emisora que pusieron a funcionar los
constitucionalista, estaban pidiéndonos que nos lanzáramos a la calle, yo me
lancé a la calle como a las 2 de la madrugada el 24 para el 25, amanecí
brincando en la calle agitando a la población, la población de toda manera se
tiró a la calle porque realmente había un rechazo unánime al el triunvirato y
voy a mi casa al otro día como al medio día, ya sin gozo, pasaron esos días
así, el 14 de Junio a pesar de eso no se había incorporado de inmediato a la Revolución porque no
estaba en la conspiración y eran ya 4 disciplinados del 14 de Junio, el 14 de
Junio se viene a organizar prácticamente a partir del 28 cuando se da la
intervención norteamericana. Entonces en ese momento yo siempre me mantenía en
contacto, me mandan a dirigir un grupo armado en la Montecristi ,
posteriormente nos mandan a guardar las armas, teníamos 7 u 8 armas, yo las
guardo todas meno la mía porque supuestamente había una solución, pasaron los
días, yo comencé a dormir en una azotea solo, entonces otro muchacho, Manuel
Área me comenzó a acompañar y de ahí se fueron incorporando muchos muchachos de
San Carlos y así dejamos constituido el comando.
Militantes
y simpatizantes en su gran mayoría del 14 de Junio y del MPD, por eso teníamos
una división conjunta yo representaba la parte militar del 14 de Junio y (Chetarro)
Manuel Área la del MPD.
EHP. El 14 de Junio
mantuvo siempre como comisario político al Ingeniero Henry Acosta y el MPD lo
cambiaba según su criterio, una vez tuvo Eddy Segás y finalmente se quedó Tussei,
un apellido Tussei, era un cuadro muy reconocido terminó hasta el final de la Revolución , bueno,
llegamos a tener 94 miembros en nuestro comando, algunos dijeron que eran más
pero en mi registro son 94, yo no solo era comandante sino también entrenador
militar porque yo era el que tenía formación, entrenamiento militar, le
enseñaba lo que era la limpieza de la sala, los ejercicio militares para
mantener, la construcción zanja para evitar un posible abate de los tanques, la
construcción de trinchera para un evento al ataque, todo eso lo hicimos, la
distribución de la zona que estaba bajo nuestra responsabilidad, y teníamos
normas que no se podían violar y el que la violaba o iba preso o expulsado del
comando, que no se podía tomar bebidas alcohólicas ni se podía disparar un tiro
si no fuera por una necesidad militar, o sea, que no fuera por está jugando,
porque se desperdiciaron los primero día de la
Revolución , muchas armas la gente tiraron mucho tiro y
al final hicieron mucha falta.

EHP. Hacíamos
nuestro propio espectáculo artístico con los combatientes el que sabía cantar
cantaba, el que sabía declamar declamaba, el que sabía hacer chiste hacía
chiste y eso era toda la noche, todos los domingos en la noche.
PDL. ¿Dónde se
reunían?
EHP. En el mismo
comando
PDL. ¿Había espacio
suficiente?
EHP. Si, porque a
medida que iban incorporándose nuevos combatientes, gente que le buscaban
combatiente de otro comando, porque la fama de nosotros como que se fue
regando, entonces nosotros no cuidábamos muy bien en la alimentación, en la
disciplina, en el entrenamiento, nosotros bajábamos desde San Carlos de la del
Monte Tejada hasta la escuela aquí al Parque de Humanidades Eugenio María de
Hostos haciendo ejercicio, tirándonos de cabeza en el suelo descansando en la
cacha del arma, haciendo ejercicio propiamente del combate, bajábamos y
subíamos, y la gente se daba cuenta de eso, era un comando muy preocupado por
el entrenamiento, por la preparación militar y física y por la disciplina,
entonces según iban llegando nosotros lo acogíamos, como mucha casa quedaron
desocupada porque quienes la habitaban se mudaron de la zona por peligro, por
el temor de la guerra, pero nosotros ocupábamos porque ellos dejaban todo,
entonces nosotros buscábamos colchones, íbamos al comando central, donde Lora,
nos suministraba los colchones. Entonces realmente la alimentación era muy
buena porque nosotros no suplíamos de varias fuentes, o sea, los suministro del
Banco Central de la
Revolución por orden del Coronel Lora Fernández, el
suministro que nos daba el 14 de Junio y los ingresos que yo particularmente
percibía por el propietario de Radio Mil Informando Don Manuel María Pimentel,
yo una vez hablando por teléfono le dije que nos mandara ayuda y me prometió
enviarme mi cheque todos los meses, eran $125.00 que rendían más, una libra de
carne costaba 20 centavos, en esa época y el arroz siempre lo teníamos,
teníamos siempre arroz, bacalao, eso era por si necesitábamos carne, los
condimentos.
PDL. ¿Y el salario
suyo lo mandaba todos los meses?
EHP. Todos los
meses
PDL. ¿Y la compra
de esos alimentos cómo lo hacía, dónde lo hacía?
EHP. En el mercado
modelo y en los negocios que estaban abiertos, pero básicamente había negocios
suficientes porque ahí tú conseguías todo en el mercado modelo, teníamos nevera
también, pero no había necesidad porque estábamos muy cerca también, nosotros
podíamos comprar diariamente, nosotros teníamos un jeep.
PDL. Así que se
mantuvo siempre la postura de comprar, no como se cree en un momento dado de
que con la autoridad, con el fusil en la mano era un asunto de apropiarse de
los suministros y del avituallamiento.
EHP. No, porque eso
nada más fue una propaganda, no digo que no hubo personas, por ejemplo, el caso
del incidente con Méndez, son inevitables en la Revolución con esa
característica siempre aparecen personas que tratan de aprovecharse para
aprovecharse de un bien x, pero esas son personas aisladas pero la dirección de
la Revolución
era muy estricto, tanto de Caamaño como Lora Fernández, lo que era la Revolución y lo que era
el 14 de Junio ni se diga.

EHP. nosotros
hacíamos una reuniones de coordinación y de preparación para enfrentar según el
desarrollo de los acontecimientos un eventual ataque del ejército
norteamericano, y en efecto se produjo el día 15, comenzando en la mañana y fue
un combate muy feroz, muy duro, se tiró mucho tiro, recuerdo que siempre para
situaciones así de peligro o de crisis o de combate, la Dirección General
del 14 de Junio nos mandaba refuerzo con una ametralladora 50 y entre esos
encuentro se encontraban Virgilio Perdomo y la Chuta quienes después murieron el 12 de enero,
combatientes muy calificados, Alfredo Cordero que era chofer de la unidad móvil
con una 50, estaba también Orlando Sánchez iba a nosotros a ayudarnos, Orlando
Mazara que después lo mataron cuando la policilla lo mandaron al campo que lo
mataron por ahí por Ocoa.

EHP. Un domingo en
la tarde de esos que ya nosotros no hacíamos ejercicio militar los domingos,
nada más lo hacíamos de Lunes a Sábado y en la tarde siempre nos juntábamos a
hacer cuento y chercha, precisamente ahí en el colmado de Amado Pared, llamado
Colmado Páramo, en la
Monte Tejada con Armando Perdomo, yo estoy parado y hay 2 ó 3
en el murito de entrada de la puerta principal del colmado y ahí había uno que
le decían Canita, que después participó en el secuestro del consulado de
Venezuela junto con Radhamés Méndez Juárez, pero ese día él tenía un fusil y él
estaba fuñendo con el cerrojo del fusil, y yo ¡mira muchacho el carajo!, yo era
comandante de él, ¡no fuña con eso, que con las armas no se juega¡, y él, “no
que no tiene tiro”, y yo dije ¡eso es lo que tú crees que no tiene tiro!, las
arma son muy peligrosas y por eso es que hay muchos accidente, porque el que no
sabe de eso cree que a vece lo tiro se agachan en la recámara, y efectivamente,
él hizo así y le dio al gatillo y salió un tiro delante de mí, y yo todavía hoy
y nunca lo voy a saber por qué no me mató, porque yo estaba frente a frente a
él, fueron de los susto que uno pasó en la Revolución.
PDL. ¿No se ha
imaginado cual fue la aptitud suya frente a ese subalterno?
EHP. No, no, yo le
quité el fusil y le caí a culatazo.

EHP. Peña nos dijo
que por favor no habláramos a través de su emisora porque todo el mundo sabía
que él era un diligente perredeista, que le iban a volar la emisora que lo
hiciera por Radio Mil que su propietario no estaba quemado que era Manuel
Pimentel y Manuel Pimentel no tenía militancia ni simpatía por ningún partido
político, cogimos hacia allá, yo tenía la llave de Radio Mil y después que
estoy al frente digo pero yo no le puedo hacer esto a Manuel después que ha
sido tan condescendiente y tan buen patrón conmigo tal como te expliqué, que me
había pagado el salario, yo no le podía pagar con él porque yo iba a tener una
culpa muy grande si después producto de eso le volaban la emisora, de todos los
transmisores, y después me encuentro que ahí mismo al frente estaba Radio
Guarachita y entonces después vi a la multitud, le dije a la multitud que
vallamos a ocupar a Radio Guarachita, por cierto era mejor para eso mismo, para
los fines de nosotros, primero porque era una emisora de más alcance y segundo
porque era la que se oía más de los barrios, y fuimos y la ocupamos y
acordamos, decidimos que hablaran Amin Abel y Diómedes, subimos pero tuvimos la
suerte de todo el trayecto de la manifestación y a la llegada de Radio
Guarachita nunca nos encontramos ni con un guardia ni con un policía ni con un
norteamericano, la tomamos, se hizo la exhortación para la gente que se
lanzaran a la calle, como se hizo porque la ciudad se encendió esa tarde, fruto
de esa acción.

EHP. Cuando terminó
la Revolución
vino el reparto de las armas del 14 de Junio y del MPD y precisamente La Marte lo del MPD la quería,
fíjese por qué, esa era de los comandos, pero que Otto Morales fue a llevársela
a la mala y yo le dije ¡no, a la mala tú no te la lleva!, porque tú eres un
hombre igual que yo, y a la mala tú no te la lleva y hubo un enfrentamiento, y
no intente llamar porque no sales vivo, aunque ustedes nos maten a nosotros,
pero tú no eres más guapo que nosotros, porque él privaba muy guapo, claro por
eso está muerto porque cuando tú te pasa de la raya esas son las consecuencias,
entonces yo le recomendé, bueno, vete donde Fafa Taveras que era de los jefes
del 14 de Junio en eso momento, negocien, nosotros aceptamos que el 14 de Junio
tiene más armas que ustedes, porque el MPD nada más tenía dos comandos y el 14
de Junio tenía 20 ó 30 y pico de comandos, y entonces realmente él bajó e hizo
una reunión y se acordó el respaldo y todo salió amigablemente.
En el Archivo de la Nación usted busca el
periódico de la época donde Juan Bosch, en relación a esa acción de nosotros
dijo una palabra que nos chocó mucho en esos momentos, dijo “No se puede vivir
con el fusil sobre el hombro”. Y ese fue el último episodio de la Revolución
No hay comentarios:
Publicar un comentario