domingo, 12 de abril de 2009
Participación de la mujer en la Guerra de Abril del 1965. Fuentes orales para su estudio
Participación de la mujer en la Guerra de Abril del 1965.
Fuentes orales para su estudio
Por Pedro De León C.
“La misión de nosotros era salir a tomar la clave de los yanquis, pero no éramos muchos, nada más estábamos 2 y 3… lo invitábamos a la zona (a los estadounidenses), se agarraba y agarrábamos los Jeep de ellos…”
Gisela Antonia Mercedes
Al ofrecer linealmente los sucesos de la Guerra Civil y Guerra Patria del 1965 especificando sobre relieve la actuación de la mujer en los acontecimientos acaecidos entre los meses de abril y septiembre, es loar la memoria de la lucha, en esa perspectiva social que han mantenido sistemáticamente las féminas a nivel nacional.
En los archivos del Área de Producción de Fuentes Orales del Departamento de Investigación y Divulgación del AGN se encuentra en audio digital con sus respectivas descripciones, además de cientos de fotografías, vivencias a través de las cuales se puede apreciar testimonios de mujeres, como también de ex – combatientes refiriéndose a ellas, subrayando con vehemencia el protagonismo mostrado por las mismas durante el proceso bélico del 1965.
Estos sucesos quedan establecidos en el contexto de sus recuerdos, eran jóvenes (en ocasiones adolescentes) que hoy comparten con nosotros sus experiencias sobre el evento que consideran el de más impacto en la historia contemporánea dominicana y que significó un aporte genuino de dominicanidad y apego sincero a la vida nacionalista del país.
Con la necesaria puntualización que, a nuestro juicio, demanda la situación socio – cultural dominante en la década del los 60, sobre lo que significaba ser mujer, donde su rol se limitaba a ciertos parámetros, restringida a señaladas participación política – social, por encima de esa realidad y considerándola oportuna al momento de enjuiciar, valorar o analizar los conceptos presentes en los testimonios, sus actuaciones y funciones presentadas a continuación:
Testimonio de Venecia Juan
Integración a la Revolución -----
(El conocimiento del estallido de la Guerra civil en abril del 1965 fue asimilado por la población de forma progresiva, por lo menos en lo relacionado a la proporcionalidad del hecho, mas impacto creo el llamada al pueblo por el lider perredesita Jose Francisco Pena Gomez que el trascendental suceso del apresamiento del Estado Mayor por instrucciones del ideologo de la revuelta Miguel Hernando Ramirez, asi se persibe en numerosas entrevistas)
Pedro De León C. (PDL.) Cuéntenos señora Venecia ¿Cómo se integró usted al Movimiento Revolucionario? ¿Dónde usted estaba?
Venecia Juan (VJ.) Aquí.
PDL. ¿Y cómo se entera?
VJ. Me enteré por los mismos muchachos. Entonces éramos un grupo de jóvenes, cuando empezamos esa guerra… yo salí y había gente que me avisaban, yo era rebelde del Partido Revolucionario, yo en el 65 me apunté en el PRD (Partido Revolucionario Dominicano), pero era amiga de todos, yo respetaba a todos. Entonces yo fui a Ciudad Nueva, de aquí salí, que iba hacia mi trabajo, pero yo, en el comando La Vega tenía una responsabilidad con la comida, mis hermanos, mis primos, cocinábamos, y de día yo hacía mi trabajo, y cualquier cosa que tenía que hacer lo hacía, con orden, porque había mucho orden, mucho amor, mucha unión, en Ciudad Nueva hubo una unión lindísima, porque había respeto también, ahora el que fuera a hacer su desorden era otra cosa, pero el que quería ser respetado había respeto.
La Operación Limpieza. Escuela Salomé Ureña (Comando). Batalla del Puente Duarte.
Pedro De León (PDL). Sobre los sucesos de abril, ¿qué más le impactó a usted?, cuando hablamos de la guerra, del CEFA en la llamada “Operación Limpieza”, ¿usted recuerda ese incidente?
Venecia Juan (VJ). Sí
PDL. ¿Cómo fue?
VJ. Bueno esa Operación Limpieza fue fea. Aquí hay una amiga mía, ahí en la 10, que perdió un hijo. Aquí eso estaba feo, demasiado feo, yo conocí esa limpieza, era tremenda, pero al limpiar ese grupo de gente, inmediatamente me fui.
PDL. Para la Zona Constitucionalista
VJ. Sí, me fui para allá abajo. Inmediatamente vinieron a buscarme.
PDL. ¿Y esto aquí quedó con quién?
VJ. Tranqué, y gracias a Dios nadie me abrió esa puerta, pegué candado. Tenía una niña que tenía cinco años, ella lavaba, yo la ponía a que me lavara las medias de los guardias. Esa niña que me lavaba la…, ya esta grande, ya tiene 40 y pico de años, tiene nietos. Pues salimos inmediatamente, me vinieron a buscar, yo tenía un hermano muy activo, Mateo, se murió, y él vino a buscarnos, un primo que vive en la Romana. Entonces ahí mismo fuimos para abajo.
PDL. ¿Y dónde se hospedaron?
VJ. Yo me hospedé en la escuela Señorita Ureña, eso queda en la Padre Billini, ahí nosotros estuvimos. Formamos un comando.
PDL. ¿Y el comando estaba dónde?
VJ. Ahí en la escuela.
PDL. En la misma escuela.
VJ. Sí, porque todos se fueron, y nosotros cogimos ese comando. Yo creo que tenía como setecientos y pico de guardias.
PDL. El nombre del comando, ¿usted lo recuerda?
VJ… Creo que comando La Vega, si no me equivoco. Sí, porque había muchos muchachos de la Vega, por eso le pusieron comando La Vega.
Los heridos, las emergencias
PDL. ¿Cómo era la vida en el Centro Médico? ¿Cómo usted veía los heridos? ¿Había suficientes médicos, enfermeras?
VJ. Había muchos médicos, nosotros amanecíamos a veces, y uno de los jefes era Báez Acosta, y yo no me acuerdo de los otros, pero con el que yo traté más fue con Báez Acosta, además que era un hombre del Partido Revolucionario, ese es un doctor muy vivo. Báez yo lo puedo recomendar como un doctor, luchó por salvar vida. Trajeron un muchacho con todas esas tripas afuera, ¡Ay Dios mío!, un ojo menos, un brazo menos. ¿Usted sabe lo que hizo ese hombre tan inteligente? Pásame esa pinza, pásame esto, pásame lo otro, mire, era un trabajo rápido y bueno.
PDL. ¿Usted llegó a ver heridas graves?
VJ. A nosotros se nos han muerto gentes en la mano, hemos visto cosas feas, un brazo menos, una tripa afuera, pero él salvó mucha vida, mucha vida.
PDL. ¿Hubo suficiente medicamento?
VJ. Sí, había muchos medicamentos, ahí mismo ellos operaban. Una vez que vi un muchacho con la tripa afuera, ellos tenían todos sus equipos, había suficiente equipo, yo digo que parece que la guerra estaba preparando su cosa bien, porque yo no entiendo, aquí había mucha comida, mucho de todo. Hubo momento que faltaba algo, pero un comando con otro comando, ellos se combinaban, llamaban uno al otro, una cosa muy bonita.
PDL. ¿En cuál de los comandos usted… según su interpretación, tuvo más actividad? ¿Cuál participó más? ¿Cuál se movía más?
VJ. Donde yo me movía está cerca de la salud, también me movía mucho allá en el comando donde yo estaba, y teníamos que ir al Padre Billini a trabajar, también había un Dispensario allá en San Carlos, nosotros teníamos que ir a San Carlos, cuando nos mandaban íbamos el grupo de mujeres.
PDL. En grupo. ¿Cuántas eran más o menos?
VJ. Había muchas.
PDL. ¿Quién las mandaba?
VJ. Los doctores
PDL. ¿Del Padre Billini para que asistan al Centro Médico que estaba en San Carlos? ¿Donde estaba un teatro era?
VJ. Sí, hay un dispensario que hicieron ahí, provisional, pero donde estábamos fijos, fijos era aquí en la Clínica San Luis.
PDL. ¿Y cuando la enviaban, la enviaban con refuerzo para que la protegieran?
VJ. Sí, a nosotros no nos enviaban así no, íbamos preparados, fue una guerra muy bien preparada.
PDL. ¿En un vehículo?
VJ. Sí, en un vehículo.
PDL. Y cuéntenos. Porque hay personas que han cuestionado, han dicho que llegó un momento que la autoestima estaba baja, la moral de los soldados, los combatientes, pasaban los días en combate y que se tomaba mucho alcohol.
VJ. Yo no vi eso, porque el comando donde yo estaba, estaba el comandante Holguín, que era un hombre muy recto, un hombre con mucho orden, yo no sé donde está, si está vivo, si está muerto, era un hombre muy disciplinado. Allí había mucho orden, mucha disciplina, yo… como en otro sitio no iba a estar, sino en la clínica. Fui al Padre Billini, sí, trabajan bien y en la Clínica San Luis, mandaban a San Carlos, pues yo no estaba en esos comandos desordenados.
Testimonio de Edith Altagracia Ferreira
Lugar de entrevista Santo Domingo 2005
Experiencia en la Clínica Santa Lucía
Ángel Encarnación (AE.) ¿Cómo se produce tu involucramiento en el Estallido de Abril del 65?
Edith Altagracia Ferreira (EAF.) Cuando lo anunciaron, pues espontáneamente el barrio de Villa Francisca, que era donde yo vivía, en la calle Barahona, había una compañera llamada Gladis Doché, hermana de un médico, el Doctor Doché. Salimos, nos pusimos una bata blanca con una cruz roja y salimos a pedir a la pulpería para nosotros estar en esa Clínica del Doctor Rivera, que era en la Santa Lucía, quedaba en la Barahona. Y, pues ahí también cocinábamos, porque ahí había unos Hombres Rana que nosotros, unos que otros, no recuerdo el nombre ahora, dos compañeros que mataron en ese momento, yo atendí a un muchacho apellido García, que era Cadete, no sé si era de la Marina, que lo llevaron herido de un bazucazo, ahí en la Clínica Santa Lucía. Yo recuerdo que le metimos la mano así en la espalda, casi un hoyo que tenía, y de ahí llamamos a los bomberos a que vinieran a buscar una ambulancia. Y a los muchos años, trabajando yo en el Hospital de Bonao, él me ubicó, ese muchacho, y por casualidad el director de ese Hospital era el Doctor García, tío de él, pero no sé, parece que él se puso a investigar quién fue la persona que lo ayudó, porque a él lo internaron en el Hospital que está ahí en la UASD, que se llamaba el Hospital Marión, y todos esos meses que terminó la Revolución estuvo él interno, y me ubicó trabajando yo en el 1970, trabajaba yo en el Hospital de Bonao, me ubicó allá, y no sé, hizo sus investigaciones y me dio las gracias por yo haberlo ayudado en ese momento. A otro cadete nos lo llevaron allá, porque parece que ellos estaban combatiendo en la parte norte, porque eso comenzó en la parte norte y fueron bajando los gringos y los constitucionalistas y de ahí fue que nos lo trajeron.
Ese Doctor Rivera, jugó un buen papel, yo no sé qué de ese hombre, no lo volví a ver más en esa Clínica Santa Lucía, que yo voy al barrio siempre, ese barrio donde yo vivía, de los pocos que quedan porque ya Plaza Lama ha comprado y han desbaratado muchas casas y lo que han hecho son parqueos, y esa Clínica la desbarataron, él jugó un gran papel ahí.
Ahí iba Montes Arache, iban algunos Hombres Rana que andaban por ahí en esos momentos, porque la lucha fue desde que estaban combatiendo en la parte norte, fueron bajando, bajando hasta que a la Trinchera los gringos fueron empujando hasta que la Trinchera estaba en las Caracas y ya eso era parte constitucionalista ya, la Duarte, uno bajando, Gazcue y todo eso.
AE. Edith, háblame de tu experiencia médica durante todo el proceso de la Revolución.
EAF. Yo todavía no era enfermera, pero sí el Doctor Bautista y otros médicos me enseñaron cosas. Yo cocinaba y cuando terminaba de cocinar ellos nos dieron unos cursitos a un grupo de mujeres y de ahí comenzó mi vida, ahí nacieron muchos niños, que venían mujeres con su barrigota, que no podían cruzar para la maternidad y ahí iban, y el Doctor Bautista y un grupo de médicos… ahí aprendí a hacer parto, pero yo entré en realidad a estudiar medicina en la Escuela Nacional, en el 66 [1966] entré yo a la Escuela de Enfermería, porque ahí nació mi vocación, fui enfermera profesional y después, un año después hice mi licenciatura en la UASD y mi Tesis. Está dedicada a la Revolución Constitucionalista del 24 de Abril, a Francisco Alberto Caamaño Deñó y al Doctor Bautista fueron a las personas que yo le dediqué mi Tesis de la UASD.
AE. Y dentro de lo que fue tu experiencia motivadora para tus posteriores estudios ¿Cuál de esos hechos dejó un recuerdo más profundo en ti?
EAF. Me dejó un recuerdo muy profundo, en la Revolución, un muchacho moreno, alto, fuertón, con un espaldón, que estaba con una carabina, con una 30, estaba en la Duarte esquina creo que era La Noria, por ahí con una carabina 30 y lo fogonearon de allá para acá, creo que fue con una 50 y el muchacho cayó estrellado de espalda, lo recuerdo porque lo internaron ahí en la Clínica, el Doctor Bautista y un grupo de médicos que estaban, y yo personalmente le entregaba los alimentos cuando los cocinaba, no murió, él no, a él lo hirieron, pero la herida no fue problema, sino que con el impacto de la 50 y él estaba con una 30, cayó explotado en una acera y ahí lo internaron en la Clínica que estábamos nosotros y duro mucho tiempo ahí, pero él salió bien de ahí, eso nunca se me ha olvidado. Y otro, ese de los morterazos del 15 o 16 de Junio, inclusive mi hermano pintó un cuadro que se llama “15 y 16 de Junio”, un cuadro grandísimo, alegoría a la Revolución y toda esa sangre que yo veía correr por los contenes. Al otro día, todas esas cajas de muertos en filas, así en la casa del frente, y antes hacían las gentes las paredes con hojas de zinc y cuando se explotaba ese morterazo aparecían guardias así, y cuando llegó Lachapelle, al otro día en la mañana, creo que fue la gente de la ONU, no recuerdo bien, en esa familia murieron tres frente al comando y al lado murieron como tres más.
Mutilados de la Guerra (31/08/1965)
Edith Altagracia Ferreira (EAF.) Recuerdo que cuando terminó la Revolución, el Doctor Bautista, el Doctor Eddy Yose, el Doctor Abelito del Orbe, que él es del PLD, creo que es abogado, y su esposa Jany, que es francesa y otros, formamos un grupo que se llamaba “Mutilados de la Guerra.” Entonces, todo el que quedó más o menos, que pudimos encontrar mutilado, con una pierna menos, un brazo menos, un balazo; había una muchachita, Eddy Ogando, creo que se llamaba, que un balazo le arrancó el maxilar inferior, el Doctor Bautista y un grupo se comunicaron con unos médicos franceses, estaba el Doctor Cribina, estaba Jaquelin, una doctora que se llamaba Jaquelin, franceses, y vinieron acá, le hicieron el diagnóstico de lugar aquí, se formó el grupo, les sacamos pasaporte, la Coronela me ayudó muchísimo, es una fortuna ella. Y [los] mandamos en Aerolínea Quisqueyana, porque ya estaba el gobierno de García Godoy y no dejaron entrar un avión de la Air Fray; que no tenían permiso, qué sé yo. Entonces, Aerolínea Quisqueyana, que no recuerdo cómo se llamaban los dueños, que tuvieron en la revolución esas gentes. Nos prestaron un avioncito, y todos esos mutilados, preparados ya con su pasaporte, ya sabían dónde los iban a llevar, el Doctor Cribina ya tenía todo eso preparado en Francia, porque él vino primero, este avioncito aterrizó en una islita que pertenece a Francia, y ahí estaba esperando ese avión, donde se fueron los mutilados de la Guerra.
Jany Sued, que es la esposa de Abelito Rodríguez Del Orbe, que era francesa los acompañó y esos muchachos estuvieron en Francia, ahí se socializan, [comienzan] a rehabilitarse, pero los rehabilitaron; su pierna, su brazo, lo que tenían que hacer, pero también le enseñaron un oficio. Aquí vinieron muchachos sastres, muy buenos, otros vinieron especialistas en qué sé yo qué, no recuerdo bien eso, y duraron como un año, año y pico. Recuerdo cuando fuimos el Doctor Bautista y yo al aeropuerto a buscarlos: ¡Que llegan los muchachos! Que sé yo qué. Cantamos el himno de la Revolución, lo cantamos ahí. Había un jefe de la Policía, nos llevaron preso, porque cuando los muchachos se fueron desmontando del avión, ya rehabilitados, que fuimos un grupo, cantamos el himno de la Revolución, nos detuvieron, ese jefe de la Policía, que no recuerdo el nombre de él, y nos llevaron al Palacio de la Policía y yo lo que tenía en las manos eran unos discos que los muchachos nos trajeron y le dije a él que la música era internacional, que no había música comunista, ni música democrática, un libro me lo quitaron, que trajeron también un libro que se llama “Así se formó el acero”, no recuerdo cuál es el autor, que lo tengo todavía el libro ahí, y regalitos y cosas, y nos llevaron presos, le quitaron el pasaporte a los muchachos, se los llevaron a ellos también, pero después nos soltaron, sería en el 66 [año 1966], creo que fue o en el 65 [año 1965], por ahí, y los muchachos vinieron con profesiones, a parte de que hubo un centro, que a ellos los llevaron el Centro de Rehabilitación que se llamaba “Nancy”, se llamaba ese Centro de Rehabilitación, y fueron rehabilitados, hicieron profesiones, y nada, llevaron su vida normal aquí.
Testimonio de Fiume Bienvenida Gómez Sánchez
Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 20-03-2007
Investigador: Pedro de León C.
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
El 24 de Abril 1965 en la noche. Narra Alocución al pueblo por emisora portátil. (24, 25, 26, 26, 27, 28 de Abril). Bernarda Jorge, Piky Lora. Fiume, locutora.
Fiume Bienvenida Gómez Sánchez (FBGS.) Pero quiero decir algo, el 24 de Abril en la noche, Euclides Gutiérrez y Blanco Fernández me llevaron a mi casa una emisorita de esas portátiles de aficionados y desde ahí, desde mi casa, en la calle Cambronal No. 6, tercer piso, comenzamos a bombardear consignas patrióticas; el Himno Nacional y cosas que motivaran, como una forma de mantener a la ciudadanía, que tuviera conocimiento de lo que estaba pasando, y también como incentivando a la lucha. Entonces, en mi casa duró esa noche del 24, 25, 26, 27 y 28, y allá, a casa, iban los compañeros y las compañeras. Estuvo en mi casa Bernarda Jorge, durmió en mi cama… ella estuvo conmigo allá, Piky también, antes de coger para la clínica, entonces, ella se fue también con Grey, cuando ya no teníamos otra actividad, porque la cuestión de la Escuela Militar tuvo su cierre también, y desde allá fue que comenzamos nosotros a concienciar a la gente, a la población, por esa pequeña emisora, y eso era en mi casa y era yo la que la manejaba, después, los compañeros de la Radio Televisión Dominicana, cuando ya Caamaño se instala allá en el Conde, entonces fue que salió un grupo que estaba con la revolución y esa gente ya entonces se apoderó de la emisora…
PDL. ¿Y cómo usted se hizo? Porque del 24 al 28 son varios días de varias madrugadas.
FBGS. Porque se hacía, por ejemplo, venía el compañero y me traía un documento, entonces uno lo leía, entonces, uno cantaba el Himno Nacional, decía consigna, porque la aprendía, porque era de esas aficionadas, era una cosita así.
PDL. ¿Y qué otras compañeras suya usted recuerda, los nombres?
FBGS. “Ah Dios”, ahí estaba Cristinita (Diaz), que estaba frente a frente a mi casa, y su papá iba todos los días a mi casa, yo decía: ¡Váyase tranquilo Don Juan! No se preocupe, que yo se la cuido. Éramos contemporáneas, pero un padre, como yo era huérfana, siempre yo me hacía dueña de los papás ajenos… y él iba todos los días, todos los días a ver cómo habíamos amanecido, porque ellos vivían en Gazcue. Pero en la parte que no estaba tomada, si.
Cristinita Díaz, ahí estaba Iberia Jiménez, que es la mujer de Henry Acosta, creo que es del PRD ahora, pero que era muy amigo de Minerva Tavárez, Iberia, estaba mi prima Escarlet Sánchez, que tenía 14 años, mi hermana Mirta Gómez, Escarlet Sánchez, esa que fue baskebolista del año, y que es doctora, esa, era una muchachita, está ahí en la foto, muy bien, pero tú la ves una muchachita, 14 años.
Estaba Elsa María González, estaba Clarisa Brioso, que era de San Cristóbal, estaba Teresa Espaillat, estaba Sagrada Bujosa, la hermana del Chino, Doña María, la mamá de ella era más revolucionaria que toditos los hijos completo. Doña Marina, Marina Mieses de Bujosa, esa era una, porque a ella le mataron un hermano, esas gentes eran muy, muy antitrujillistas. Ella cocinaba para darle comida a todo el mundo, todo el mundo iba allá, una señora excelente, sin embargo yo no he visto que la hayan recordado, pero una señora muy revolucionaria, pero también había otra muy revolucionaria, de mucha edad, la mamá de Amaurys Millalba, Doña Francia, pero una mujer también, pero eran señoras mayores, muy mayores, de 60 años te estoy hablando.
PDL. ¿Ahí estaba, por si acaso, la familia Ruiz?, Nazarena Ruiz, de San Francisco de Macorís, que nos han referido que también su madre, al igual que otras cocinaban para los combatientes, y que en San Francisco de Macorís, incluso, una de las fincas de Nazarena Ruiz se llegaron a esconder algunos, Peña Jaques, entre otros.
FGS. Yo lo he oído mencionar, sí: Chaljub, a esta niña, la mujer de Peña Jaques, yo la ayudé a irse a Cuba después de la guerra, yo fui que la metí en el trote, a Quisqueya, que luego ya ella se casó con el hermano de Lalane José, que lo mataron después, el hermano de Lalane José.
PDL. ¿Pero fue el que murió en el 73?
FGS. Sí, sí, con Caamaño.
PDL. Con Caamaño. Ok, repítame el nombre de la esposa de Henry Acosta.
FGS. Iberia Jiménez, ella sale muy bien en el desfile de mujeres, Emma Tavárez, Milagros Concepción Calderón. Hilda Gautreaux.
(Insertar fotografia de marcha de mujeres frente a militares y la marcha de mujeres en el Conde)
Testimonio de Milagros Concepción
Lugar de entrevista Santo Domingo (AGN)
Fecha de la entrevista 23-10-2006
Investigador: Jesús Díaz
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
Entrenamientos en la Academia 24 de Abril
Jesús Díaz (JD.) ¿Usted dice que participó en los entrenamientos?
Milagros Concepción (MC.) Sí, eso era todas las tardes un ritual, entrenamientos de arme y desarme…Elaboración de explosivo, no solo elaboración, sino cómo manejarlo, eso era Piky, que nos daba esa clase de explosivos, arme y desarme.
JD. ¿Quién le daba arme y desarme?
MC. Bueno, al grupo mío, Teresa Espaillat y también un compañero que se llamaba Yuri, no sé si está vivo, ellos dos, Yuri y Teresa. También ejercicio físico, no recuerdo el entrenador que me tocaba, pero era un hombre, trepar por escalera de soga, pasar alambrada, ranear, mucho ejercicio físico, correr, correr con un fusil, vacío nos lo ponían, a veces de madera (risas), porque en realidad hacíamos la práctica, pero la mayoría que estábamos ahí, raras excepciones, no usamos armas nunca.
JD. ¿No llegaron a la necesidad de usar las técnicas aprendidas por lo menos?
MC. No, no.
JD. ¿No ranearon? ¿No volaron cerca?
MC. Ah, eso sí. Bueno, un día sí tuvimos que hacerlo por necesidad, no por ejercicio. Estábamos en una reunión en el Parque Eugenio María de Hostos, que queda donde estaba la Academia. Después que terminamos los entrenamientos nos quedamos en una reunión con Homero y no recuerdo con quién más, ya eso fue en los últimos meses, sería a mediado de agosto, no sé. Había tropas en la Pasteur, o sea, que estaban bastante cerca, y comenzaron a tirarnos, ahí estaban los brasileños, y no recuerdo quién más. Comenzaron a tirarle a la Academia, porque sabían, parece que vieron luz o simplemente un chivateo, porque de noche ahí nunca había personas y ya eran como las siete de la noche, y estaba oscureciendo y comenzaron a tirarnos, esperamos que oscureciera un poquito más, pero seguía el tiroteo, y salimos raneando, tuvimos que llegar raneando raneando. Salimos por la calle que está frente al Palacio de Justicia. Un grupo se dispersó por la Arzobispo Portes, que iban para esa parte de la ciudad y las dos o tres personas, que éramos mujeres, que íbamos a donde estábamos, a la casa que estaba frente a la bomba, pues salimos por ahí, por atrás de donde está ahora la Clínica Abreu y tuvimos que llegar raneando hasta la Independencia, ahí nos incorporamos, porque por ahí no estaban tirando y nos fuimos; siempre usábamos pantalones de caqui fuerte o de fuerte azul.
Viaje a la capital e integración a las Fuerzas Constitucionalistas/ Trabajos que realizaban las mujeres
Milagros Concepción (MC). …Pero desde el 28 de abril, cuando vinieron los norteamericanos, pues la correlación cambió inmediatamente, y todo el que era…, los miembros de las Fuerzas Armadas y las rotaciones policiales y del Ejército, que decían, porque solamente lo decía, apoyar la Revolución de Abril, pues inmediatamente se cambiaron, y ya comenzó a ponérsele muy estrecho a uno el ambiente en el pueblo. Entonces ella me dijo: “Voy a Santiago, no sé qué cosa, paso por aquí otra vez”. Cuando llegó yo no pude regresar con ella, porque tenía que hacer algunos arreglos, pero al otro día vine para la capital, eso fue en el mes de… a finales de junio, que ya había pasado más de un mes que había empezado la guerra. Inmediatamente llegué, me incorporé, hice contacto con los compañeros: “¡Tú eres terca, te dijimos que te quedaras allá!”. Pero que va, entonces los primeros días de la Guerra me quedé en la 30 de Marzo (con) unas personas que eran de la Vega y habían muchos compañeros combatientes que vivían ahí, era el Hotel República, de unos veganos que estaban todos muy involucrados, creo que hay una Clínica ahora, al lado de la telefónica.
Jesús Díaz (JD). ¿En la 30 de Marzo?
MC. Sí, sí.
JD. ¿Dos veces nada más fue a la Victoria?
MC. A la Victoria, sí, otra tarea que me encomendaron en una, ya después que se había hecho la división, la ruta que hicieron los norteamericanos para dividir la Zona Norte de Ciudad Nueva…
JD. El Cordón, sí.
MC… El “cordón de seguridad”, que hicieron ellos para proteger a la gente de San Isidro y que masacraran, y que eran su operación chapeo, limpieza y todo eso. Me mandaron en una ocasión a pasar las líneas, también entrevistarme a una reunión y a llevarle algo a unos compañeros en la parte alta. Fui con una compañera, mandaron dos personas, y también fuimos ahí, dejaban pasar a uno los americanos; miraban, chequeaban, pero uno en ese momento iba con una actitud frívola, de que una carajita que entra y sale, que no está en nada, creíamos nosotros que podíamos engañarlos, no sé si los engañábamos, pero podíamos cumplir, pude cumplir con la misión que me mandaron, eso fue una sola vez.
Luego ya las cosas se complicaron más, no salíamos más, no nos permitían salir de la Zona, porque ya comenzó a ponerse muy arriesgado, y ya conocían, ya ellos tenían nota, tenían el listado de las personas que estábamos ahí, su inteligencia comenzó a…, entonces no nos dejaban salir, y comenzó la actividad eh… en la Clínica, en la Academia, hasta el final, cuando un 3 de septiembre volvimos a nuestro pueblo, derrotados militarmente, pero con la moral muy en alto y con la condición de que los pueblos nunca son derrotados, además nos sentamos en la mesa de condensación, tuvieron que pactar y aunque a media, pero eso fue…, no nos sacaron como ellos hubieran querido, corriendo y ellos detrás tirándonos, así no salimos de la Zona intramuros, salimos con dignidad.
JD. Y esa misión que usted dio, que andaba con una compañera, al cruzar la línea con una compañera ¿Recuerda cuál fue la compañera?
MC. Se llamaba, el apodo era La Fifí, no la he vuelto a ver más, creo que se fue de una vez que pasó la Guerra, pero no sé si era así.
JD. ¿Con quién era la misión?
MC. No, no recuerdo, sería con alguno de los dirigentes del 14, del otro lado. No recuerdo las cosas que teníamos que decirle, pero tenía que ver con las estrategias del momento y eso, y también a llevarle documentos.
JD. Era especialista en el transporte de documentos.
MC. Sí, sí (se ríe), me entrené en eso luego. Me sirvió de mucho cuando mi esposo estuvo preso 3 años en la época de Balaguer, me sirvió el saber entrar cosas, nunca tuve problemas, siempre pude entrar y sacar cosas sin dificultad (risas).
JD. Otra de las misiones que usted tuvo; trabajar en la Clínica ¿Y cómo fue eso?
MC. Bueno, este…, ya le digo, en esas Clínicas era un trabajo muy fuerte, porque habían muchos compañeros que estaban en tratamiento, que llevaban un tratamiento ambulatorio. Tenían que ir a inyectarse los antibióticos, que habían sido heridos; vitaminas, porque se conseguían vitaminas y como la comida escaseaba pues a los combatientes se le ponía vitamina. Iban personas enfermas, todo, una Clínica.
Y por la mañana, a esta hora, eso era una fila, porque era muy pequeña y la entradita de la Clínica es pequeña, y eso no se entendía ahí, esos hombres iban con sus fusiles, algunos de manera muy ruda: “póngase esa inyección bien, que si no te pego un tiro”. Porque ya la gente estaba…, en la Guerra participó fue el pueblo y ya habían personas en esos meses, principalmente ya a partir de agosto, a finales de julio, que habían personas que estaban desmoralizadas y la conducta se estaba descomponiendo, y por eso entonces venían las reuniones de noche, para la charla sobre la moral, sobre la ética, para mantener los actos culturales que se hacían con los artistas que estaban ahí, pues todo eso ayudó a mantener la moral, pero siempre había personas rudas y de toda clase que participaron y que tuvieron papel importantísimo, ¿verdad?, que sin ellos no se hubiera podido lograr las cosas que se lograron, y esa epopeya fuera de la magnitud que fue, el pueblo, ¿verdad? Entonces, pues teníamos que ponerle inyecciones a esos combatientes…
Esa Clínica estaba dirigida por el Doctor Eduardo Segura y José Bautista. José Bautista era un combatiente…fue un guerrillero, era catorcista, y había un grupo de médicos ahí, también del PCD (Partido Comunista Dominicano), donde estaba Maté Durán, como yo le decía. Yo trabajaba en el consultorio de Maté Durán, él me enseñó a poner inyecciones, a curar, a cambiar venda, ese tipo de cosas.
Este…, y estaba también la compañera Rochy, que era enfermera, estaba ahí junto con Bautista y Segura dirigiendo todo, y se hacía un trabajo, eran pocas las clínicas que había aquí abajo; estaba el Padre Billini, que era grande, ¿verdad?, está la Abel González, que se quedaron dando el servicio, y estaba la Clínica San Luis, esa que yo le digo, que estaba en la Padre Billini con Estrelleta, no recuerdo si habían otras más, pero recuerdo esas tres. Y entonces a las compañeras del 14 nos dividieron entre la San Luis y la Abel González, porque en el Padre Billini eran más bien gentes del PRD que estaban. Yo nunca fui al Padre Billini, pero por ejemplo, Emma Tavárez estaba en la Abel González, yo estaba en la San Luis. No recuerdo qué otras compañeras; Rochy, que era catorcista, no la mencioné, y habían más mujeres, pero de verdad que no recuerdo, porque eran días tan agitados que uno desde que iba era trabajo, trabajo, uno no se sentaba; al medio día ya estábamos exhaustas y en la tarde había que ir para la Academia, a los entrenamientos, que eran muy fuertes, eran unos entrenamientos muy fuertes que hacíamos, que nos hacían hacer en la Academia.
Y en la noche muchas veces las reuniones del Partido, las charlas. Yo nunca fui a dar una charla, pero acompañaba algunas compañeras que sí daban charlas a los comandos, entonces yo, para que no fueran solas, porque de noche, era peligroso salir de noche, había una oscuridad total, había nerviosismo; cualquiera que anduviera por las calles en cada esquina había que identificarse, porque…: “¿Quién es? ¿Para dónde va?”. Entonces, pero teníamos que ir a esos sitios, a otros comandos, yo las acompañaba. Generalmente yo acompañaba a Teresa Espaillat…, que daba unas charlas sobre la moral revolucionaria, sobre ética y todo ese tipo de cosas, y yo iba con ella, opinaba y eso, pero la que tenía la responsabilidad era ella.
JD. ¿Qué cantidad de gentes fluía diariamente a la Clínica?
MC. Bueno, (risas) yo nunca la conté, pero era mucha gente, eran muchas. Yo le digo quizás uno lo veía más por lo estrecho que era el espacio. Ese edificio está ahí todavía, es un edificio estrecho, creo que está ahí en la Padre Billini, al lado de la esquina o en la misma esquina, no recuerdo bien, yo creo que era en la misma esquina Estrelleta. Y entonces el espacio era estrecho, de la entrada, y por eso quizás se veía, pero la fila era hasta la calle, por la calzada. Por ejemplo, cuando yo tenía que inyectar eran filas de más de 20 y siempre estábamos una compañera y yo en eso, y uno pasaba ahí la mañana, y después pa(ra) curar gentes también eran muchas, así, se ponían así mismo.
JD. ¿Llevaban heridos también?
MC. Sí, llevaban heridos.
JD. ¿Y usted aprendió, dice, allá mismo?
MC. Sí, sí el Doctor Maté y una enfermera, que no recuerdo quién era, me enseñaron a esas cosas: a curar, a poner inyecciones, a cambiar venda.
JD. ¿Eso fue una decisión del Partido?
MC. Del Partido, sí, de involucrarnos para que no estuviéramos sin hacer nada por la mañana, habían otras compañeras que tenían que involucrarse con la tarea de la comida, que cocinar (risas).
JD. ¿En la Clínica?
MC. Bueno, en la Clínica, las mandaban a diferentes sitios, los comandos, otros tenían que hacer limpiezas. A mí me tocó una vez limpiar el baño de donde estábamos, una sola vez, porque como siempre tenía que estar en la Clínica, en la tarde ese tipo de cosas no me tocaban. Diferentes tareas nos asignaban, nadie estaba ocioso, todo el mundo sabía lo que tenía que hacer.
JD. ¿Quién se lo asignaba?
MC. El partido.
JD. ¿Pero cada día o había alguien?
MC. No, no, cada día no, eso ya nos reuníamos y cada uno sabía su tarea desde el primer día. Lo mandaban a un comando y normas de conducta y todo, y en cada lugar donde estábamos había personas responsables de la casa. Por ejemplo, cuando estábamos en la casa, ahí frente a la bomba que yo le digo, ahí estaba Ivelisse Acevedo, que era una dirigente Nacional, y todas las mujeres que estábamos ahí éramos toditas militantes catorcistas, aunque algunas no eran militantes, eran simpatizantes, pero allegadas. Por ejemplo, esta Fifí, no era militante pero era simpatizante, estaba ahí. Había otra que se encargaba de la cocina, que era simpatizante, pero la mayoría que estábamos ahí; Sagrada Bujosa, Emma Tavárez, yo, Somnia Vargas, Chiry, que no recuerdo el apellido, bueno, ese grupo éramos todas militantes.
Después nos trasladaron al comando con los hombres, al comando Santa Clara, era un bastión del 14 de Junio, y ahí estaba Aniana y el compañero al mando de eso, el compañero… este… cómo se llamaba…eh… Roberto Duvergé, que era el que estaba al mando ahí, y entonces ahí pues ya estábamos juntos. No teníamos que trasladarnos a las reuniones políticas, se hacía todo ahí.
Y cuando nos mandaron a Santa Clara ya fue la época en que se estaba preparando la retirada. Entonces sacaron a las personas que no eran militantes y les dijeron que se fueran a su pueblo, porque el 14 no quería tener responsabilidad con esas personas que no eran militantes, o que se fueran donde algún familiar, además la comida y todas las cosas estaban escaseando, y desbaratamos, ¿verdad?, la casa de la Independencia y otras casas, y nos concentraron en lugares, en comandos. Ya el 14 de Junio concentró sus cuadros tanto femenino como masculino en Santa Clara, ahí al lado de la Fortaleza Ozama, y ya se estaba preparando la retirada ¿verdad? Ya estando ahí se hizo la clausura de la Academia y todos los preparativos, ya eran reuniones de otro tipo: preparando, discutiendo cómo íbamos a reestructurar las direcciones del partido, porque ya a partir de ahí fue otra cosa, ya era otro 14 de Junio ¿verdad? Y entonces todas las responsabilidades nuevas que nos esperaban, y todo eso ya se tornaron las cosas más políticas, ya los militares pasaron a un segundo plano y los políticos pues comenzó a….
JD. ¿Sacaron armas?
MC. Sí, sacamos armas en esa misma caravana que iba a ser muy revisada, ahí mismo sacamos armas. Yo recuerdo que yo regresé en un vehículo que iba manejado por un tío mío, Orlando Concepción, que vive en Nueva York, y ese vehículo llevaba armas en las puertas, no recuerdo que tipo de vehículo era, no recuerdo, pero el vehículo era verde, mi tío, que era vendedor y eso, antes, y tenía como el vehículo, no sé si de la compañía o de él, y en ese vehículo sacamos armas y nos hicieron todos los registros del mundo…
Testimonio de Jonson Ortiz, Elvira Grecia
Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 10-01-2007
Investigador: Ponssy Alexis Javier
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
Llevaba gasolina a los combatientes en la Zona Constitucionalista (Sto. Dgo. 1965)
Ponssy Alexis Javier (PA)… Todavía en la Revolución de Abril, usted nos contaba ahorita que usted tenía como una especie de misión.
Elvira Grecia Jonson Ortiz (EJ). Ah, llevar gasolina allá abajo.
PA. ¿Esa misión, quién le da esa orden? ¿Quién le asigna esa tarea?
EJ. Yo.
PA. ¿Usted misma?
EJ. Sí, porque yo decía: “hay que cooperar con esto, estas gentes están en algo bueno, estas gentes quieren salvarnos, estas gentes quieren destruir todo el daño que han hecho otra gente”, sí, yo. Y yo me impuse la tarea de llevar, porque yo no podía cooperar con otra cosa, yo me impuse la tarea; no podía llevar comida, no podía cocinar ¿Qué es lo que yo podía hacer?, no podía ir allá abajo corriendo a coger un fusil, porque yo no soy… que yo no tengo madera de coger un fusil, como otras personas. Piky Lora, esa cogió su fusil, yo no. No, no me siento pa(ra) coger un fusil. Ahora, yo sí, yo ayudo en todo lo que sea, en lo que yo pueda, ¿tú entiendes? Yo sé lo que podía hacer; ¿dar gasolina? Claro, esa era mi cooperación, Independencia ahí por el frente de la Clínica… Abel González no, la Clínica que está por ahí, ¿cómo se llama?, la Doctor… ahí mismo estaba el Palacio de Justicia, ahí mismo, por el Parque Eugenio María de Hostos, yo ahí era que llevaba gasolina, y muchas veces que de ahí me devolvía.
Yo quería mucho a uno que le decían “Cibao”, que lo mataron ahí en esa esquina, muy buen muchachito para mí, no sé, muy cabeza calienta, Cibao.
Muy buena relación tuve yo con Oscar Santana, muy buena relación tuve con Oscar Santana yo, muy buena relación, yo lo quería muchísimo a Oscar Santana, lloré mucho cuando lo mataron. Pero ya es como te digo, ya mi hermano estaba deportado, ya yo lo que hacía era que llevaba mi gasolina, que era lo que yo podía, capacitada para hacer, llevar gasolina.
Ambiente en la Zona Constitucionalista (Sto. Dgo. 1965)
PA. ¿Cómo transcurrían los días, la cotidianidad, lo que ustedes percibían, ya ahí en la Zona Constitucionalista, cuando usted iba, llevaba la gasolina y veía el ambiente?¿Qué usted veía?
EJ. Un ambiente efectivo de triunfo, efectivo de triunfo. Todo el mundo creía en Caamaño, creían que él iba a ser el vencedor, todo el mundo, hasta yo creía. Él tenía muchas gentes que lo rodeaban, que eran personas, que a mi entender eran personas sanas, que podían hacer algo, pero, volvemos a decir nos equivocamos. La razón, ¿cómo es que tú dices? ¿Ayúdame a equivocarme todos los días un chin más?
PA. Aunque usted no haya participado directamente, pero ¿Podría narrarnos aquí momentos de combate, lo que usted escuchaba?
EJ. Los aviones, los aviones disparando y un barco que disparó. Eso sí yo lo vi eh. Y los aviones cuando…, principalmente cuando los aviones estaban tirando, los P-51, uno los veía, uno veía los P-51. Y como te digo, yo no sé si sería muy largo o muy corto, porque yo eso, o sea, pero yo sí tengo entendido que hubo un barco que tiró unos cuantos cañonazos para el Palacio Nacional, yo me recuerdo, en la calle Sánchez mataron la hija de un médico, que corrió del patio a alante y los aviones tiraron y la mataron ahí en la calle Sánchez, una muchachita jovencita.
PA. ¿Y qué usted sentía cuando usted veía eso?
EJ. Impotencia, impotencia. Insistía en que creía que podíamos ganar, y cada vez que uno oía, decía: “¡Que los están sacando, que los están sacando!”. Mira, por ejemplo, cuando la Batalla del Puente Duarte, por lo menos todo el mundo creía que la Revolución estaba triunfando, porque era que los iban alejando, alejando, alejando. Por ejemplo, en la Fortaleza Ozama, ahí salió todo el mundo huyendo, a nado, y cruzaron el río a nado. Entonces uno creía que esto era triunfo realmente, en todo momento yo creía que la Revolución iba a Triunfar, yo creía que íbamos a tener por muchos años (se ríe) a Juan Bosch presidente, por muchos años, sinceramente, porque ese fue un presidente muy demócrata y muy abierto.
PA. ¿Entonces, sucedían los días, usted veía que en algún momento ya mermaba o mermó ese dinamismo o siempre se mantuvo?
EJ. Se mantuvo. Por ejemplo, eso era como diferente, por ejemplo, tú vas al Conde y caminabas el Conde y había un triunfalismo, en Ciudad Colonial, tú veías ahí a Caamaño, al otro Caamaño, a Claudio, tú veías todas esas gentes y tú tenías la esperanza de que sí, yo en ningún momento la perdí, yo la perdí ya en septiembre, en agosto, cuando ya firmaron y todo eso, y nunca pensé tampoco que los iban a sacar de aquí, porque aquí sacaron a todas las gentes de la Revolución, los sacaron, todos, uno nunca se imaginó que eso iba a suceder, pero quizás nosotros fuimos los equivocados.
PA. Hay unos combates que son marcados en la población civil, y que aunque uno no estuviese combatiendo en esos momentos pero que el estruendo fue tal que pues la gente se sentía muy aterrada, que fue en los combates del 15 y 16 de Junio. ¿Usted recuerda más o menos eso?
EJ. Ahí era que estaban los aviones.
PA. ¿En ese momento fue?
EJ. Sí, eso era un avión atrás de otro, uno atrás de otro, eso era aterrador, eso daba pánico, uno no sabía donde meterse, porque uno creía que donde quiera que se metía lo agarraban, aterrador, aterrador.
Testimonio de Justo González, Elsa
Lugar de entrevista Biblioteca Pedro Mir (UASD)
Fecha de la entrevista 16-05-2007
Investigador: Pastor de la Rosa
Transcripción: Esmirnalee Santana
Proyecto: Voces del 14 de Junio
La participación de la mujer en la Guerra de Abril de 1965.
Pastor de la Rosa (PDR). ¿Cómo usted valora la participación de la mujer en ese proceso, diferentes mujeres, su aporte, en el proceso previo inclusive, antes del Golpe de Estado?
Elsa Justo González (EJG). Fíjate, tú sabes que la política se inicia después de la caída de Trujillo, si eran atrasados los hombres, políticamente, imagínate tú las mujeres, que hoy todavía hay una lucha fuerte por las mujeres ostentar el puesto que le corresponde en la igualdad de la sociedad. Y en esa época había, surgió, ya tú ves que Piky Lora sube a la guerrilla, ahí tenemos nosotras la participación, pobre, pero existe; por ejemplo, de Emma; Emma no sube a la guerrilla porque Manolo no se lo permitía, pero Emma en algunos otros momentos le dijo que sí, que ella se iba, la desunión fue otra, Emma se quedó, pero tenía una participación dentro de la organización política del 14 de Junio, muy pobre era en esa época, muy pobre realmente. Después sí, la Guerra de Abril sí fue otra cosa para la mujer.
PDR. Háblenos de eso.
EJG. Sí. En la Guerra de Abril te hablo muy poco, mi participación fue muy pobre; muy pobre porque todavía estábamos muy adoloridos de la falta de Manolo, muy poco desarrollo político, hasta que uno las penas las vea de una manera muy diferente a cuando tú tienes responsabilidad política por delante.
Ya en esa época se comienza una situación diferente, pero de una manera muy espontánea, no de manera que se fortalece el grupo de las mujeres, de una asociación ya de mujeres, antes de la guerra, ya había una… sí, existía la Federación de Mujeres Dominicanas, sí existía. Yo participé en la Federación de Mujeres Dominicanas, pero tampoco…, de manera tímida eh, no nada.
En la Guerra yo tuve un hermano que cayó preso, los mismos días de la insurrección, lo llevaron de Santiago, se acusó de unas armas con Luis Genao, con unas armas, y lo llevaron a San Isidro, y otro hermano mío fue detenido el mismo allanamiento que se hizo de la insurrección, se lo llevaron a la Victoria. Juan B. estaba en el frente, aquí, era comandante del frente de obreros.
O sea, que yo me mantuve más bien fuera, conseguía alimentos, se los llevaba, en la Manicera, tenía contacto con la Manicera, donde se recogía mucho aceite, o sea, más bien me mantuve fuera, cooperando fuera, pero no de una manera activa como lo fue Cristinita, que participaron en la Academia Militar, Cristinita Díaz, Teresa Espaillat, Aniana, Marisela Vargas, la Fifi, fueron muchas mujeres, Emma, la que hoy es esposa de Guayubín, de Espinosa, González Espinosa, Elenita, Elenita Garrido. Yo no, fue realmente el 14 de Junio, pudo mantener un equipo de mujeres valiosísimas en el campo de batalla, y que se arriesgaron y tomaron decisiones igual que cualquier hombre. Y de eso dan testimonio todas esas muchachas que yo te estoy diciendo.
Testimonio de Mercedes, Gisela Antonia
Lugar de entrevista El Seibo
Fecha de la entrevista 03-03-2007
Investigador: Pedro de León C.
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
Seducían a los yanquis y los llevaban a callejones para matarlos y quitarles los vehículos y las armas.
Pedro De León C. (PDL.) ¿Usted y la otra mujer los invitaban, los seducían?
Gisela Antonia Mercedes (GAM.) Y Freddy, ahí parado.
PDL. ¿Un solo hombre los acompañaba?
GAM. Un solo hombre, pero competía ¿Tú sabes con cuántos? Con 5 hombres. Ese hombre es mentado, ese hombre salió en revista, él trabajaba en Radio Santo Domingo.
PDL. ¿Y cómo cuantas misiones de estas ustedes hicieron?
GAM. Bueno, duramos mucho en esa.
PDL. ¿A Principio de la revolución se orquestó ese plan?
GAM. No, ese plan estaba ya orquestado para cuando lo planificáramos bien.
PDL. ¿Y como cuántas bajas ustedes le hicieron a los contrarios?
GAM. Mira muchacho, nosotros conseguimos más de 20 Jeep. Porque salíamos tres, pero había sitios donde estaban pendientes para cuando bajáramos con los Jeep, eso no era ni Freddy, ni María, ni yo.
PDL. ¿Y para qué lugar ustedes los llevaban?
GAM. Los metíamos para los callejones.
Participación de mujeres
PDL. ¿Participaron mujeres ahí?
GAM. Participamos dos mujeres, La Ñiñí y yo, porque las otras estaban para otra misión, porque es que nos mandaban por grupo. Hay veces que iba una mujer e iban dos hombres, y así, porque no podíamos todas aglomerarnos.
PDL. ¿Y tenían armas ustedes?
GAM. No, lo que teníamos era pistola, a nosotras no nos daban ametralladora y a algunas [tenían] revólver.
PDL. ¿Llegó usted a sacarla mucho, la pistola?
GAM. Yo llegué a sacarla mucho sí.
Participación de homosexuales en la Revolución/ Formas de alimentación
GAM. Yo te hablé de ese señor, que Dios lo tenga en gloria.
PDL. De Freddy Ubiera.
GAM. Ese era homosexual, pero ese era un hombre ¿Tú sabes lo que es un hombre? Ese es un hombre.
PDL. Mucho valor, mucha valentía
GAM. Mira muchacho. Él trabajó mucho en Radio Santo Domingo, a él lo conocen, porque él es historial.
PDL. Tenía mucha historia.
GAM. No, guapo, guapo, revolucionario, tú sabes cuando la gente tiene la sangre revolucionaria, revolucionaria.
Testimonio Viñel Taveras, Ana Joaquina (La China)
Lugar de entrevista: Santo Domingo
Fecha de la entrevista: 2005
Investigador: Encarnación, Ángel
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril.
Integración al movimiento armado de Abril del 1965. (Sto. Dgo. 1965-04-24)
Ángel Encarnación (AE.) El 24 de abril, cuando estalla el movimiento armado. ¿Dónde usted se encontraba?
Ana Joaquina Viñel Taveras (La China.) Viviendo en la Juana Saltitopa con 15.
AE. ¿Y cuál es su reacción? ¿Se integra de inmediato al movimiento?
La China. Me integré de inmediato. Seguí al grupo de gente que iba hacia delante.
AE. ¿En qué comando usted desarrolló sus labores?
La China. En la Juana Saltitopa esquina 11 con el entrenador Miguelón, Miguel Ángel Corporán.
AE. ¿Cuál fue su primera prueba de fuego, su primer enfrentamiento armado en el movimiento?
La China. En la Juana Saltitopa con Federico Velásquez, ahí marchamos el pueblo.
AE. ¿Y en la batalla del Puente? ¿Usted estuvo ahí?
La China. Sí, ahí fue que comenzó la batalla.
AE. ¿Como usted describiría la batalla del Puente?
La China. Bueno, mire, ya yo ni me quiero acordar eso, no fue fácil... después que un señor, que era militar, me encontré con él en la Duarte con 13. Y él me dijo:
-¿Tu estas aquí?
-Digo: sí, estoy en esto
Nos siguió, pero él estaba en la Normal era, estacionado.
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No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.
Voltaire
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