jueves, 27 de mayo de 2010

Testimonio de Herasme Peña, Emilio
Lugar de entrevista Santo Domingo
Fecha de la entrevista 2007-03-08
Investigador: Pedro de León C.
Proyecto Voces de la Revolución de Abril


EHP. Después de yo haberme incorporado como periodista y sin embargo me incorporé como combatiente, el único periodista que fue combatiente fui yo y en la línea del frente, no en Ciudad Nueva, en Ciudad Nueva no se peleaba, que la gente no se valla a equivocar, en la Revolución en Ciudad Nueva nunca se peleó, donde se peleaba era en Santa Bárbara, Borojol, Villa Francisca y San Carlos, hubieron algunos sitios por aquí por Gazcue, pero donde se peleó fuerte fue en Santa Bárbara, Borojol, Villa Francisca y San Carlos, y sobre todo el 15 y 16 (Junio 1965).

PDL. En la Revolución, para que nos ubiquemos paso a paso en la historia, ¿dónde usted estaba?

EHP. Bueno, la Revolución se inicia propiamente con el anuncio que hizo Peña Gómez de que se había levantado el Campamento.

PDL. ¿Cómo fue eso para usted?

EHP. Ese día nosotros teníamos una reunión de los miembros del 14 de Junio, con el Comité Ejecutivo, porque estábamos planificando sacar al Rector, al Doctor Piantini, que era el Rector (de la Universidad Autónoma de Santo Domingo), al hacerse el anuncio nos reunimos de todas manera esa tarde, intercambiamos opiniones y salimos hacia la calle a incorporarnos al júbilo popular del levantamiento, en la noche temprano Donald Read habla, nos baja los ánimos, pero ya después de las doce de la noche nosotros nos mantuvimos buscando un radio portátil y oímos una emisora que pusieron a funcionar los constitucionalista, estaban pidiéndonos que nos lanzáramos a la calle, yo me lancé a la calle como a las dos de la madrugada el 24 para el 25, amanecí brincando en la calle agitando a la población, la población de toda manera se tiró a la calle porque realmente había un rechazo unánime al Triunvirato y voy a mi casa al otro día como al medio día, ya sin gozo, pasaron esos días así, el 14 de Junio a pesar de eso no se había incorporado de inmediato a la Revolución porque no estaba en la conspiración y eramos ya cuadros disciplinados del 14 de Junio, el 14 de Junio se viene a organizar prácticamente a partir del 28 cuando se da la Intervención Norteamericana. Entonces en ese momento yo siempre me mantenía en contacto, me mandan a dirigir un grupo armado en la Montecristi, posteriormente nos mandan a guardar las armas, teníamos 7 u 8 armas, yo las guardo todas menos la mía porque supuestamente había una solución, pasaron los días, yo comencé a dormir en una azotea solo, entonces otro muchacho, Manuel Arias me comenzó a acompañar y de ahí se fueron incorporando muchos muchachos de San Carlos y así dejamos constituido el comando de militantes y simpatizantes en su gran mayoría del 14 de Junio y del MPD, por eso teníamos una división conjunta yo representaba la parte militar del 14 de Junio y (Chetaro) Manuel Arias la del MPD.

EHP. El 14 de Junio (Movimiento político) mantuvo siempre como Comisario Político al Ingeniero Henry Acosta y el MPD lo cambiaba según su criterio, una vez tuvo Eddy Segás y finalmente se quedó Tussei, un apellido Tussei, era un cuadro muy reconocido terminó hasta el final de la Revolución, bueno, llegamos a tener 94 miembros en nuestro comando, algunos dijeron que eran más pero en mi registro son 94, yo no solo era comandante sino también entrenador militar porque yo era el que tenía formación, entrenamiento militar, le enseñaba lo que era la limpieza de la armas, los ejercicios militares, la construcción de zanjas para evitar un posible avance de los tanques, la construcción de trincheras para un evento al ataque, todo eso lo hicimos, la distribución de la zona que estaba bajo nuestra responsabilidad, y teníamos normas que no se podían violar y el que la violaba o iba preso o expulsado del comando, que no se podía tomar bebidas alcohólicas ni se podía disparar un tiro si no fuera por una necesidad militar, o sea, que no fuera por estar jugando, porque se desperdiciaron los primero días de la Revolución mucha gente tiraron muchos tiros y al final hicieron mucha falta.
Testimonio de Freites Báez, Abelardo
Lugar de entrevista: AGN
Fecha de la entrevista 2007-02-06
Investigador: Pedro De León C.
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril.


Se traslada a San Isidro.

AF: Yo que estaba de oficial del día, tenía mi fusil metido en el baúl de mi carro y sin darme cuenta me fui con mi fusil para la calle, como a la una de la tarde me llama Nadal Pou, al cual yo pasaba a buscar siempre por su casa, yo vivía en el Ensanche Luperón cuando eso, en la 18 Norte, entonces me dice: mira tu no conoces la Voz Dominicana, ahí hay un lío del diablo dizque que están llamando para un levantamiento militar, es un lío feo, vete, pero no me pase a buscar que yo ya me fui.

AF: En ese momento antes de yo llegar recojo ese oficial que parece que iba para allá también apellido Brito…cuando llegamos al puente ya estaban atravesando unos camiones en el puente.

PDL: ¿Eso es a que hora más o menos, usted recuerda?

AF: Como a la una y pico; entonces Brito sale: ábrele ahí que nosotros vamos para allá, entonces Brito que me abre el campo a mi para que yo me vaya para San Isidro, allá estábamos, comenzaros a poner unos camiones de esos del Río Haina, Catarey de esos, lo comenzaron a poner ahí.

PDL: Los famosos camiones que cruzaron.

AF: Entonces ya yo me reporté a la base, todo el mundo oyendo noticias, bla, bla, bla, que cogieron los dominicanos, que hay unos cuantos presos.

PDL: ¿Allá en San Isidro cual emisora escuchaban?

AF: Bueno, escuchábamos la misma Voz Dominicana...

PDL: Escucharon entonces la alocución de algunos políticos...

AF: Si, si, y de algunos militares también, Delgado Marte y esa gente que hablaron de hacerle un llamado a San Isidro.

PDL: ¿Las instrucciones directas que ustedes recibieron de una vez, cual fue?

AF: Expectativa, estaba todo el mundo a la expectativa, su escuadrón preparado para cualquier cosa, habían muchísimos alistados que no habían podido pasar, o sea, que realmente no todo el mundo llegó ese día.

PDL: Al ser sábado muchos estaban de salida de la academia.

AF: Exactamente, era sábado, otros decidieron pasar por la Barquita, por ahí por esos lados dando la vuelta y otros simplemente se devolvieron para su casa, entonces todos los escuadrones no estaban completos, entonces ya ese sábado comenzaron ya los jefes a integrarse, ¿y que es lo que esta pasando? Y ese rebú, que cogieron preso al Jefe del Ejercito, el Estado Mayor está preso, Pimpo de los Santos me ordenó a mi que estuviera con él y que le buscara dos oficiales más.

PDL: Pimpo de los Santos.

AF: Si, y que buscara dos oficiales más. Pimpo ese día había estado hasta jugando Golf, cuando lo fueron a buscar en un helicóptero, entonces todo era que vamos a hacer, ese fue el día clave; el domingo ya había tomado una decisión que debíamos llegar por lo menos hasta el puente y se formó una compañía dirigida por Díaz Hernández, que era Capitán, y yo estaba como segundo... pero uno en una compañía no completa, con lo que apareció, tu comprende.

PDL: ¿Pero ustedes dos estaban dirigiendo?

AF: Si, entonces cogimos para el puente.

PDL: ¿Y la orden era por lo menos hasta el puente o cruzar?

AF: Hacer contacto... nosotros llegamos primero al hospital Darío Contreras, ahí en el Darío Contreras habían unos cuantos médicos apoyando el movimiento que querían como irse, nosotros impedimos que salieran, yo emplace una metralladota en la parte de arriba del Hospital y ahí comenzamos a bajar.

PDL: ¿Para poder bajar hubo fuego cruzado?

AF: Habían tiros esporádicos, lo que yo me di cuenta fue que en una guerra urbana no es fácil dirigir, porque yo no veía los hombres, yo hacia así, ¿A donde están? Todo el mundo estaba o metido en una casa, o estaba detrás de una pared yo no veía, yo no veía a nadie, el mismo Díaz Hernández yo no lo veía, yo no sabia donde estaba, en esa forma nosotros llegamos abajo después de unas tinajas que vendían de esas como de barro.

PDL: ¿Que está cerca de donde esta la bomba de gasolina ahora?

AF: Más para abajo; y ahí yo me estacioné, habían como tres o cuatro guardias que estaban ahí conmigo, entonces nos dimos cuenta que habían dos vehículos blindados creo que eran hard track, o sea de media oruga, que se habían devuelto porque habían matado a un teniente, Rio Paulino, que le habían pegado un tiro, y ellos lo que hicieron fue que dieron la vuelta y se fueron.

PDL: ¿Lo habían matado o lo habían herido?

AF: No, estaba muerto ya, parece que fue un tiro de allá del otro lado que le dieron, entonces esos blindados que para mi era el soporte de nosotros como infantería, nos dejaron a todos ahí, entonces había fuego, un tiroteo, uno no sabia a quien tirarle…, entonces yo le aconsejé a Díaz Hernández que volviéramos otra vez hacia atrás y en eso llegó un camión con un pelotón del CEFA, comandado por un Teniente, Cuervo, Hermano menor del General Cuervo, llegó ahí, se paró ahí, él no habló conmigo ni nada, trató como de bajar y se dio cuenta que no podía y entonces volvió otra vez, digo yo: bueno, Díaz Hernández vámonos otra vez para el hospital, vamos a organizarnos ahí otra vez, tratamos lo más posible de reunir el personal que ya estaba disperso y cogimos otra vez para el hospital.
Testimonio de Gómez, Máximo Ramón
Lugar de entrevista Santo Domingo Este.
Fecha de la entrevista 2007-03-21
Investigador: Pedro De León C.
Proyecto Voces de la Guerra de Abril


En la Base de San Isidro/ Hacia el Darío Contreras

M G. Cuando yo llegué a San Isidro como a las nueve de la mañana (25 de abril 1965), en el frente del grupo Fuerzas Especiales estaba Lluberes Montas, me recibe y está acompañado por el General Wessin y me preguntan ¿qué se dice en la Capital?, ¿qué tú viste?, interrogaban a todo el que llegaba, digo: bueno, lo que se dice allá es que guardia con guardia no vamos a pelear, que si los jefes tienen diferencia eso lo resolverán ellos.

P D L: ¿Usted le dijo así?

M G. Yo le dije así, textualmente.

P D L. ¿Directamente?

M G. Si, si, que guardia con guardia no íbamos a pelear, pero que si los jefes tenían una diferencia la tomarían ellos, me dijo: ¡Ve cámbiate de ropa!, de ropa amarilla.

P D L. ¿No hicieron ningún comentario?

M G. Si lo hicieron no fue delante de mí. Yo fui y me cambié, busqué mi fusil y me puse a la disposición. Ya después serían como las 11 de la mañana, llevaron las tropas a la Base, todas las personas. Entonces luego de ahí, de la Base, es que se hacen los arreglos para partir al Darío Contreras, porque ya se habían hecho todos los arreglos, ahí es cuando le tiran unos tiros de la Marina de Guerra de Rivera Caminero y los aviones al Palacio Nacional, entonces era cuando Molina Ureña abandona el Palacio, ahí es cuando entonces comienza la cosa, por eso es que dice un disco que ya el domingo 25 era que estaba caliente.
Testimonio de Lozano González, Manuel
Lugar de entrevista: Nizaíto, San José de Ocoa.
Fecha de la entrevista 2007-02-17
Investigador: Pedro De León C.
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril


Integración de médicos en la conspiración

Manuel Lozano González (MLG). Francisco Alberto peleaba con todos los frentes que tenía y ya cuando no tenía frente me mandaron a buscar a mí, porque él decía que yo lo entendía, eso era a elección mía, y cuando llegó el momento decisivo entonces él me encargó de que yo fuera quien hablara con los demás médicos militares para que se unieran al movimiento.

PDL. ¿Cuándo fue ese momento decisivo, usted recuerda semana, mes, día, cómo fue?

MLG. Fíjate, hubo un acontecimiento que yo quisiera tener mente más clara para decirte fecha y todo, pero han pasado muchos años. Francisco Alberto fue enviado a tomar el Palacio de la Policía Nacional para sustituir al General Belisario Peguero, ese complot contra Belisario es antes de la Revolución…y él me encargó de que yo hiciera los contactos con los demás médicos y que nos reportáramos junto a la Revolución porque ya habíamos hecho todo esto, la oficialidad común de Radio Patrulla y ya estábamos claro que íbamos a participar en la Revolución.

PDL. ¿Cómo hizo los contactos, como fue ese día a día de usted hablar con los médicos para hablarles del tema?

MLG. Yo no tuve problema, porque éramos de esa oficialía y éramos médicos, y no era ni conquistarlo, ni obligarlo, era una manera de decirle mira, estamos en esto, y yo fui comisionado por Francisco Alberto, eso no era nada con mucho misterio, sino particulares, éramos médicos de la policía en ese entonces, no recuerdo nombres pero todavía hay muchas personas vivas. Hay un documento escrito, que lo tiene Claudio, yo lo tengo el documento también, que va a salir publicado en el libro de Claudio Caamaño y en esa parte yo narro todo lo que fueron las reuniones, los contactos, y pasó un acontecimiento que es el que a Claudio más le interesaba que yo le describiera, donde murieron cuarenta y pico fusilados, algo prácticamente increíble.
Testimonio de Mercedes, Gisela Antonia
Lugar de entrevista El Seibo
Fecha de la entrevista 2007-03-03
Investigador: Pedro de León
Proyecto Voces de la Revolución de Abril


Seducían a los yanquis y los llevaban a callejones para quitarles los vehículos y las armas.

PDL. ¿Usted, y la otra mujer, lo invitaban, lo seducían?

GAM. Y Freddy, ahí parado.

PDL. ¿Un solo hombre los acompañaba?

GAM. Un solo hombre, pero competía ¿tú sabes con cuantos?, con 5 hombres. Ese hombre es mentado, ese hombre salió en revista, él trabajaba en Radio Santo Domingo.

PDL. ¿Y cómo cuantas misiones de estas ustedes hicieron?

GAM. Bueno, duramos mucho en esa.

PDL. Vamos a decir, ¿a Principio de la revolución se orquestó ese plan?

GAM. No, ese plan estaba ya orquestado para cuando lo planificáramos bien, ¿tú me entiendes?

PDL. ¿Y como cuántas bajas ustedes le hicieron a los contrarios?

GAM. Mira muchacho, nosotros conseguimos más de 20 Jeep. Porque salíamos 3, pero había sitios donde estaban pendientes para cuando bajáramos con los Jeep, eso no era ni Freddy, ni María, ni yo.

PDL. ¿Y para qué lugar ustedes lo llevaban?

GAM. Los metíamos para lo callejones.
Testimonio de Padilla Reyes, José
Lugar de entrevista Barahona
Fecha de la entrevista 2006-10-29
Investigador: Pedro de León
Proyecto Voces de la Revolución de Abril


Papel de la mujer en Guerra de Abril (1965)/ Menciona catorcistas sobresalientes.

PDL. ¿Y el papel de la mujer, en la guerra de abril, el 14 de junio, como usted lo observó?

JPR. Ahí estuvo una mujer llamada, la coronela en San Francisco de Macorís, su nombre no recuerdo. Entonces el papel de la mujer en la revolución estaba Arelis Padilla, esa fue una gran combatiente también revolucionaria de aquí de Barahona.

PDL. ¿En qué labor observaba usted a Arelis Padilla, qué hacía ella en la Revolución?

JPR. No, no, esa mujer tenía un fusil en la mano, esa mujer peleaba, tiraba tiros, hoy en día ella es doctora, vive en lo Estados Unidos, creo, estaba en el comando Barahona habían unos cuantos muchachos en ese tiempo.

lunes, 24 de mayo de 2010

LA PERVERSIDAD RECURRENTE DEL TRUJILLISMO

Roberto Cassá


Participo en este encuentro acerca del libro atribuido a María de los Ángeles Trujillo (Angelita), Trujillo. Mi padre con el fin de exponer opiniones personales. Aclaro que el hecho de ser yo director general del Archivo General de la Nación, institución que convoca esta noche, no la compromete en ningún sentido, puesto que posicionamientos de ese género no forman parte de sus atribuciones. He querido traer escrita la ponencia para, en aras de la economía del tiempo, obviar por adelantado hacer referencia a las posiciones que expresen los demás expositores que me acompañan.
Este encuentro se celebra por haberse considerado valederos los motivos de la solicitud del profesor Mario Bonetti. Pero si asisto como expositor es porque pienso que lo que procede analizarse no es tanto el “libro de Angelita”, sino el reclamo anacrónico que contiene. Hoy el trujillismo carece de toda importancia práctica, por lo que ha optado por restringir su discurso a la validación de su pasado. Si bien tal reivindicación constituye un despropósito producto de una bancarrota política y cultural, no deja de tener posibles implicaciones. Finalmente, lo que aconteció durante los treinta y un años ha dejado no pocas estelas todavía no del todo superadas. Por tanto, puede ser esta una ocasión para desmontar argumentos con que se pretende cuestionar la lucha por la democracia que tanta sangre ha costado.
Sin embargo, no hay nada nuevo que decir a propósito de este libro, que no pasa de ser un pestilente desecho de infamias. Ahora no hago más que reiterar posiciones que he esbozado desde hace mucho tiempo como historiador social y antitrujillista de izquierda.
Parto de la premisa de que el libro no es “de Angelita”, sino una obra colectiva, en la cual se ha pretendido validar el trujillato con idénticos argumentos y procedimientos que los utilizados en su momento por los alabarderos del régimen. Carece de importancia quiénes han sido los autores de esta obra, puesto que al parecer participaron movidos por el interés mercurial. Lo interesante es que han aunado esfuerzos en el propósito para presentarse como la emanación actual del discurso despótico. De paso, cabe constatar la indigencia intelectual de esta capillita trujillista, que hace presencia en un libro muy mal escrito, plagado de faltas ortográficas, disparatoso, carente de todo ingrediente intelectual y de cualquier consistencia expositiva. Posiblemente estos señores han llegado a la conclusión de que el ordenamiento democrático vigente ha dado muestras de tal grado de incapacidad que hace creíble que se reproduzca al pie de la letra el discurso ideológico de antaño. A pesar de la indignación que suscita la intención malévola que guía este libelo de manchar las reputaciones de los antitrujillistas, en seguimiento de los moldes del discurso de la Era, no se le puede evaluar de manera emotiva, puesto que lo que requiere es de una refutación política. En el meollo del asunto, lo que está en juego es desmontar el supuesto balance favorable a la tiranía de los treinta y un años, que según ellos se define no más que por sus magnas realizaciones materiales.
Ante sus seudo-argumentos del “libro de Angelina”, puesto que no trae nada nuevo, lo que queda es reiterar posturas que asumieron los antitrujillistas en sus luchas por la libertad. La “importancia” es del todo punto insustancial porque está hecho en pura clave retrospectiva. El libro parece estar escrito en 1961, como si el tiempo de la historia se hubiese detenido y la verdad horrorosa del esquema trujillista de dominación no se hubiese hecho inconcusa. Aquí se encuentra, por lo demás, una señal de uno de los rasgos de la elaboración ideológica del trujillato, que fue la alteración flagrante de la realidad de las cosas. La mentira hiriente se renueva en la tónica dominante de este libro, que intenta pasar por alto los charcos de sangre que dejó detrás de sí la larga noche del terror de Chapita.
A la luz del tiempo presente, esta operación adolece de falta de eficacia. El solo hecho de que estemos congregados aquí para cada quien expresar sus criterios de manera libre delata un progreso histórico que inutiliza los alegatos contenidos en el libro. Bajo el trujillato la mínima disidencia conllevaba muerte, tortura o exilio. El hecho de que todavía tengamos que afrontar este debate tiene una causa: Tras el ajusticiamiento del tirano no hubo una drástica solución de continuidad y no se ajustaron cuentas con los criminales materiales e intelectuales. De todas maneras qué bueno que este adefesio de libraco pueda circular, porque nos ayuda a ratificar el develamiento de las matrices ominosas del trujillismo.
Visto el contenido del libro, no es solo desfasado, sino sobre todo resulta infamante sin apelación. Por tal motivo, carece de objeto discurrir acerca de sus afirmaciones, todas cargadas de una perversidad inaudita. Nada lo hace merecedor de un debate historiográfico especializado o de una ponderación profesional como fuente. El libro destila mierda, es el peor desecho que puede emanar del ser humano, en este caso un excremento de un concierto de individuos que, desde sus antepasados legitimadores de la mentira y el crimen, perdieron la honra y, por ende, el atributo de la humanidad bien entendida. Solo hay que ver cuánta infamia recorre sus pestilentes páginas, cuando asevera mentiras flagrantes para traspasar los crímenes del tirano a otros. Es el caso de la trama fantasiosa para exculpar al inefable “papá” del crimen de las hermanas Mirabal, hecho que no puede negarse y que tiene que ser recogido por el espíritu malicioso como procedimiento para obviar miles de crímenes y de pasada y a conveniencia endilgar a otros algunos de ellos.
En el mismo tenor, pretende que el complot que desembocó en la muerte de Trujillo estuvo originado por una maniobra de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, que concibió y alentó el asesinato de las hermanas Mirabal a través de Luis Amiama Tió y José René Román Fernández. Ante un hecho de tal gravedad como ese crimen múltiple, se pretende que Chapita, que controlaba el mínimo movimiento de todos los dominicanos con significación social o política, iba a quedar impasible.
Vale reiterar lo que es ya un saber acerca del 30 de Mayo: Fue un hecho libre de dominicanos que decidieron correr todos los riesgos. Su hazaña los hace acreedores de la categoría de la heroicidad. Obraron por su cuenta, en suprema manifestación de libertad y bravura. Aceptaron la colaboración de la Agencia Central de Inteligencia, pero los conjurados del interior del país no eran sus agentes o instrumentos. Está documentado que el gobierno de Estados Unidos, ante el fracaso de la expedición contrarrevolucionaria de Bahía de Cochinos, ordenó detener el operativo y que los “disidentes” rechazaron ese criterio imperial.
Siempre dentro de ese tenor, se llega a la infamia de pretender que todos los antitrujillistas obraron con el propósito de apoderarse de la fortuna de “papá”, ese hombre angelical (como la hijita), tan bondadoso que parece alcanzar la santidad. Esa inmensa fortuna, labrada a costa de la sangre de todo un pueblo, parece que fue bien habida, pues ni siquiera se molestan los autores en explicar su origen. Se llega a lo grotesco cuando se asevera que los movimientos del héroe Antonio de la Maza durante la ejecución libertaria del 30 de Mayo tuvieron por móvil apoderarse del maletín del gran ladrón. Se le adjudica esta caricatura a quien durante años se dedicó a dilapidar el dinero que provenía de su aserradero en Restauración, penetrado por la amargura lacerante de la espera de la justa venganza.
Esta letrina descarta, pues, toda reflexión concienzuda en el terreno historiográfico. Nada de lo que contiene este libro alcanza la entidad que lo haga un medio de obtención de información o de replanteo de lo conocido. Su pretendido sustento documental está cimentado en documentos por encargo carentes de toda veracidad. Pongo el caso del propósito de presentar como dos cobardes a los presos Segundo Imbert y Rafael Sánchez Sanlley, asesinados al otro día del tiranicidio. Angelita y sus socios se amparan en unas declaraciones hechas años después y en el exterior, ante notario, por el coronel Horacio Frías, jefe del penal de La Victoria, un criminal cobarde que ese mismo día asesinó a un teniente del ejército. Dice Frías que hubo que cargar a Imbert mientras chillaba de miedo, al tiempo que Sánchez también se había desencajado por el temor a la muerte. Sin embargo, José Daniel Ariza, compañero de prisión de ellos, afirma que los vio salir sin que notara señal alguna que delatara el pánico que les atribuye Frías. Rafael Martínez, otro de los prisioneros, ratifica la versión de su compañero de celda. Ambos, al igual que otros del penal, como el fenecido doctor José Antonio Fernández Caminero, son categóricos en cuanto a que no es cierto, contrario al expandido mito retomado en este libelo, de que Segundo Imbert fue sacado del penal para dirigir el asesinato de las hermanas Mirabal.
Se exige la reiteración de la apología de quienes dieron sus vidas, al margen de deslindes ideológicos y políticos. Me permito hablar a nombre de los muertos, de los torturados, de los castigados, de todos, con independencia de las culpas que algunos pudieron albergar con antelación y de las diferencias que pueda haber, pasadas o presentes, con las posiciones de muchos de ellos. Aunque el antitrujillismo de derecha iba en sentido contrario a la historia, sus exponentes, como gran parte de los complotados para la gesta del 30 de Mayo, al igual que todos los demás antitrujillistas, tuvieron la razón, iban en el sentido progresivo de la historia, porque el trujillato representaba lo peor.
Este carácter se reitera cuando, a medio siglo de distancia, se reproduce en el libro la criminalidad inherente al orden trujillista. Angelita asume la desenfadada validación del asesinato como procedimiento político. Es lo que hace respecto al grupo de complotados del 30 de mayo en la Hacienda María. No fue únicamente Ramfis Trujillo, pues, quien asumió la criminalidad ante el futuro por sus actos desenfrenados y la remembranza de su amigo y no menos criminal ex marido de Angelita. No es casual que Angelita también se asocia con el crimen. La en apariencia cándida Reina de la Paz reunía desde entonces un complejo de figuras delictivas. Los encajes y diamante proveían resumían el crimen con glamour. La Reina de la Paz, la hija mimada, se devela en estas páginas como lo que es: una vampiresa, Reina de las Tinieblas de la Larga Noche. Esta abuela obesa de hoy y pretendida santurrona casi desde la niñez dio rienda suelta a delirios desenfrenados de connotación patológica. Es suficientemente elocuente el suicidio de su marido, tan denostado en el libelo pese a haber sido también un sádico criminal, al tiempo que portavoz retrospectivo de la criminalidad del hermano primogénito. Angelita pertenecía a una familia que reunía a varios criminales. Ella estaba enterada de todo lo que sucedía y no dejó de tener su cuota en el horror, como se podría demostrar con facilidad.
Bueno, ¿algo entonces razonable en esas páginas? Al menos que queda retratada la sustancia irremediable del trujillismo. Al fin y al cabo dicen verdades que todavía son aleccionadoras, aunque sean bien conocidas. Es el caso de la empatía de papá por Estados Unidos y su correspondiente furor anticomunista.
Igual de sintomática es la reiteración de la sustancia ideológica y cultural del trujillismo. En páginas escritas por algún idiota, que usa la ocasión para pretender erigirse en filósofo emergente del trujillismo, se recurre al argumento manido del progreso material como signo esencial de la Era, por consiguiente, como se afirma, el único periodo de realización del pueblo dominicano. Es lo que le dio la tónica a los discursos de Manuel Arturo Peña Batlle y demás intelectuales envilecidos. Todo lo que se dijo acerca de las excelencias de realización de aquel pasado no fue más que una falsificación colosal de la realidad. En realidad, se vivía bajo una opresión generalizada, en que campeaba el miedo, el crimen cotidiano, la deshonra colectiva, la tortura, la explotación social desenfrenada. Detrás del oropel de las obras públicas magnificentes, subyacía la miseria de las masas. Nadie podrá probar lo contrario. El país trabajaba a todo vapor y sin pausas en beneficio de este supremo señor de fortunas y vidas, de este Lucifer que se deleitaba sin ambages con la posesión de las esposas de sus áulicos, víctimas tristes al igual que victimarios feroces. Ahí, en tantas cosas, como la mentira y el comportamiento disoluto, se comprueba la validez del De tal palo tal astilla. Todo lo que se pretende acerca de una época de realización absoluta de todo un pueblo no es sino la pieza articuladora del discurso ideológico del trujillato, la mentira más mendaz jamás lanzada en la historia dominicana.
No significa, claro está, que bajo la Noche Larga no hubiese crecimiento económico y hasta desarrollo, según se le conceda una acepción al término. Aquel tirano ha sido hasta hoy el gran héroe del capitalismo dominicano. En ningún otro momento de nuestra historia se ha reiterado en igual manera la hegemonía del interés del capital. De acuerdo que, en términos materialistas, estaba implicado el avance del proceso histórico. Pero avance histórico no es sinónimo de realizaciones, por lo que la única posición correcta desde el punto de vista socialista era oponerse a esa situación. El capitalismo personalizado por el monstruo implicaba crimen y opresión en forma generalizada. No podía haber nada que pudiera hacer valer una solidaridad con el trujillato a nombre del capitalismo nacional y del progreso histórico que comportaba. En esa etapa todavía incipiente, el capitalismo en una formación periférica tenía por necesidad dosis de horror, que se magnificaban con los ingredientes particulares de la dominación trujillista. Los salarios eran miserables. Las masas sobrevivían en la indigencia atroz. Los campesinos iban descalzos, a lo sumo con soletas de cuero o de goma, o vestidos de harapos o no pocos hasta cierto momento con piezas burdas hechas de sacos de cabuya. Los niños estaban muy lejos del paraíso pretendido por la propaganda, aquejados de enfermedades crónicas que disparaban la mortalidad. Miles de campesinos trabajaban gratuitamente en las carreteras y en las empresas emblemáticas del supuesto progreso. No pocos murieron después de sufrir devastadoras palizas ejemplificadotas de la disciplina laboral. La explotación desenfrenada se amparaba en un miedo interiorizado por todos. La delación se tornó en virtud dentro de la proterva Cartilla cívica. Era frecuente que los esposos no se confiaban sus pensamientos ante lo que vivían. El que no se viviera así por muchos, la mayoría incluso en el campo, tiene su explicación materialista, en razón de los efectos de la imposición de un sentido del orden, que era el resultado de un estado interiorizado de temor. Buen discípulo de los infantes de Marina, el tirano dio el puntillazo a la subordinación de todos, en especial los del campo, a los designios del Estado.
Hubo desarrollo económico capitalista pero no progreso. Por esto resulta inadmisible hablar de realizaciones o de aspectos “positivos”. Progreso implica la humanización progresiva de la sociedad, y el trujillato representaba lo contrario. No hay progreso sin dignidad, sin libertad, sin el imperio de la ética, sin participación, sin desarrollo educativo genuino. El avance material formó parte del remolino de horrores.
La comparación con el presente, a la que hice alusión más arriba, constituye otro de los tópicos del sofisma de la ideología trujillista. Es indiscutible que el esquema de la democracia posterior a 1978 no ha cumplido con un desideratum genuino. Es indiscutible también que han aparecido nuevos problemas que se adicionan a los anteriores. Pero no quiere decir que el ordenamiento político que existe hoy sea más negativo que el instaurado en 1930. Es fácilmente demostrable con indicadores económicos que el pueblo vive mucho mejor que antes, aunque las condiciones de la mayoría pobre continúe siendo altamente deplorables. El desarrollo económico impulsado por el régimen despótico no podía repercutir en una mejoría de la condición de vida de la gente ya que se puso en operación una maquinaria infernal que succionaba todas las riquezas, hasta los niveles más infinitesimales, hacia las arcas de papá y, en menor media, de los integrantes de la corte de familiares y secuaces. Todos los indicadores sociales resultan indiscutibles en cuanto a mejorías puntuales respecto al pasado. Y no es pequeña cosa y sin que por supuesto, en sentido contrario, se pretenda hacer la apología del presente. Pero si persisten graves problemas y han aparecido otros no se debe a que se haya dejado atrás el trujillato. Más bien es lo contrario: muchos de los problemas de que está aquejada nuestra sociedad todavía, como la persistencia de estilos autoritarios, son en parte atribuibles a que no se ha practicado la necesaria cirugía de las masas purulentas del espíritu del trujillismo.
La solución de los problemas no puede estribar en una reorientación hacia el pasado, como pretenden los sicofantes redactores de esta porquería. La agenda que tiene por delante el logro del progreso social presupone la orientación exactamente inversa de lo que representó el trujillismo. Nada es más importante, en primer lugar, que la libertad. El espíritu de la equidad social, obligado ingrediente del único progreso posible, también es lo inverso de aquel régimen en que se concentró la riqueza de forma inaudita.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Carta abierta de Guillermo Fariñas a Raúl Castro

Carta abierta de Guillermo Fariñas a Raúl Castro
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Carta abierta de Guillermo Fariñas a Raúl Castro
Fariñas, en una imagen de marzo de 2010
ABC.es
Actualizado Sábado , 24-04-10 a las 21 : 15
A continuación reproducimos la carta que el disidente cubano Guillermo Fariñas, que cumple este sábado 60 días en huelga de hambre, dirige al general Raúl Castro, presidente del Consejo de Estado de Cuba, y a su hermano Fidel.
«General; quisiera mediante el siguiente documento aceptarle el reto, que me envió indirectamente su gobierno a través del artículo que publicó en el periódico Granma, el 8 de marzo del 2010, el periodista a sueldo Alberto Núñez Betancourt y las palabras dichas por Randy Alonso Falcón en la pasada Mesa Redonda del pasado 17 de mayo.
En primer lugar denuncio al aparato de propaganda ideológica de su partido por querer presentar al finado Orlando Zapata Tamayo, como un preso común. Personalmente conocí al asesinado cuando era militante de la Unión de Jóvenes Comunistas y obrero de la construcción en el hotel Parque Central. Allí Zapata Tamayo, recibió la tarea como adepto a su régimen, de refutar lo que se planteaba en las “Peñas Democráticas del Parque Central”.
Tras ver pruebas en los cuerpos de los expresos políticos, como bayonetazos, mordidas de perros y otras formas de tortura, además de leer literatura considerada subversiva, donde se demostraba las falacias que significó lo que es el Castrismo, como por ejemplo, quemas del 90% de los llamados por usted “Bandidos del Escambray”, quienes en realidad eran guerrilleros anti- comunistas, habían sido miembros del Movimiento 26 de Julio o del Ejército Rebelde antes del triunfo de la Revolución Cubana.
Ante la cruda verdad Zapata Tamayo comenzó a colaborar con la disidencia cubana, razón por la cual resultó separado de forma definitiva de la U:J:C y cesanteado de su trabajo como Albañil- plomero y le fue aplicado el Decreto Ley # 217, que no les permite residir a los orientales en la capital del país. Por tanto si esto ocurrió entre los años 1999 y 2000 son espurios todos los delitos comunes imputados al asesinado.
Con respeto a lo escrito por Alberto Núñez Betancourt sobre mi persona, el 8 de marzo, donde se le da a entender al pueblo de Cuba y a la opinión pública internacional, que en algún momento fui un delincuente común, le llamo con conocimiento de causa a usted y a su régimen embustero, que fui yo quien acusó a la Dra.: Ana Lourdes Goire Wilson, en aquel momento directora del Hospital Infantil “Pedro Borrás” y de toda confianza suya. Puesto que el progenitor de esta fue su subordinado en el II Frente Frank País. Por lo que el aparato de control político ideológico la defendió y me envió a mí a la prisión de “Valle Grande”, en La Habana, bajo investigación cuando ella por corrupta debió ser la condenada.
No solo como el Secretario General de Trabajadores de la Salud de la entidad antes mencionada, sino como ciudadano de mi país tenía todo el derecho a denunciar ante las autoridades policiales los desvíos de donaciones procedentes de la Unión Europea, que hacía esta militante del PCC y lo revendía en el mercado negro.
Ahora podrán decir lo que quieran, pero nunca fui condenado por ese delito de supuestas “lesiones” y si por el de “Convicción Moral de los Jueces”. Todos los trabajadores del Borras presentes en el juicio son testigos que sus familiares fueron los que me agredieron a mí.
En cuanto al otro delito mencionado por la pluma alquilada de su gobierno, que respónde al nombre de Alberto Núñez Betancourt, quiero hacer constar que el primer agredido fui yo, públicamente al desenmascarar al señor Juan Francisco Fernández Gómez, el agente “Félix”, para la Seguridad del Estado, porque le grité ante todo su vecindario, que él era el asesino del adolescente alfabetizador Manuel Ascunse Doménech y su alfabetizado, el campesino Pedro Lantigua, pues él fue entrenado por asesores soviéticos, en la unidad especial del Ministerio del Interior nombrada “El Molino”, ubicada en el km 10 de la Carretera de Sagua, sitio donde se preparaban falsos guerrilleros anti-comunistas para introducirlos en las montañas del Escambray, donde cometieron atrocidades contra la población civil, para que los guerrilleros anti castristas perdieran el apoyo popular.
General, le apunto que de este enfrentamiento yo resulté herido en mi antebrazo izquierdo, cicatriz que todavía ostento y nunca se me permitió hacer una acusación por Lesiones al agente a su servicio.
Es cierto que en legítima defensa le propiné un bastonazo, por el que el tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.
De todas maneras existieron inexactitudes, cuando el periodista a su servicio escribió, que yo fui condenado a 5 años y 10 meses, puesto que el día 3 de marzo del 2003, se me realizaron dos vista orales, la primera ya referida y la segunda porque un mes antes a lo ocurrido por haber expuesto en una reunión del “Poder Popular, el “Proyecto Varela”, donde por cierto fui agredido por seguidores de su sistema político y donde no me defendí.
Le puntualizo que mi última condena fue de 6 años y 10 meses y es una manipulación no haber puesto mi última sentencia o haberla olvidado por un delito de opinión. En el artículo ordenado por usted, como militar que siempre ha sido, se obvia, se esconde, se escamotea a la opinión pública mi trayectoria en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Se oculta sospechosamente, que fui, primero como Camilito, después como precadete y miembro de los batallones de Seguridad Personal de Protección a Sedes Diplomáticas, de Protección a la Casa Central de las FAR y pertenecí al Batallón de Custodia a la Embajada del Perú. Y que sobre todo fui también integrante de los Comandos de Demolición y Sabotaje de Tropas Especiales en Angola, subordinados a usted como Ministro de las FAR de aquella época. Parece que su “Ministerio de la Verdad” trabaja en estos días afanosamente tratando de cambiar la historia, como decía George Orwell en su obra “1984”
Por lo tanto debido a mi incursión castrense en ese país africano, sí considero que como adolescente ejercí como mercenario o un agente a sueldo de una potencia extranjera, la extinta Unión Soviética. Con toda la dignidad del mundo, lo desmiento, debido a que para ser mercenario hay que estar dispuesto a morir por una paga, un sueldo, una remuneración y yo estoy presto a fallecer por mis ideas democráticas. No obstante lo invito a que designe usted alguno de sus seguidores, que se declare en huelga de hambre y de sed para defender al sistema político que usted representa, ojalá encuentre alguno.
Señor presidente “de Facto”, la soberbia y la prepotencia que han demostrado su hermano y usted con sus oponentes políticos es realmente proverbial, nadie que disienta de sus ideas, y sus cánones políticos es considerado una persona decente, le reitero las gracias por esa soberbia pues debido a ello me da la oportunidad como miembro del pueblo cubano de a pie y de la oposición pacifista cubana de ser asesinado en pleno Siglo XXI por un estado totalitario como el que usted encabeza, algo que lanzará por tierra el supuesto humanitarismo del sistema por usted dirigido.
Presidente, en sus ataques en contra de la disidencia, tanto sus seguidores dentro como fuera de Cuba, acuden a sobredimensionar el “falso humanismo solidario” de la mal llamada “Revolución Cubana”, cuando envía médicos, paramédicos, maestros y entrenadores deportivos al extranjero.
Yo, denuncio esta ayuda como espuria, puesto que es un mecanismo para desviar la atención respecto a las crueldades, torturas y violaciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos que su régimen totalitario comete diariamente contra los ciudadanos cubanos.
Le agradezco por dar las órdenes para que yo muera como un auténtico patriota. Si algo me ha enseñado esta lucha por la Democracia Representativa en mi país, es amar al prójimo, incluidos mis adversarios políticos, cuestión totalmente contraria del odio que me inculcaron cuando era un adolescente a su servicio.
Juro ante Dios, que a pesar del asesinato de Orlando Zapata Tamayo y mi inminente ejecución pública, pues sé que no se pondrá en libertad a los 26 presos políticos y de conciencia enfermos que existen en las cárceles cubanas, mi corazón no alberga ningún tipo de rencor hacia usted o su hermano o cualquiera de sus seguidores. Puesto que la necesidad patológica de poder en los seres humanos, como le ocurre a usted y a su consanguíneo son dignos de lástima.
Mi último pensamiento es para que en el futuro mi Patria, Cuba, tenga una solución pacífica sin derramamientos de sangre, donde usted y sus seguidores posean espacio político y nosotros sus adversarios también lo tengamos, esto es necesario por sobre todas las cosas y así lo hago pensando como patriota cubano que Dios se apiade de su alma y en tiempo venideros bendiga a Cuba para que sea prospera y democrática».

Firma: Guillermo Fariñas Fernández. Licenciado en Psicología. Ex-preso político en tres ocasiones, bibliotecario y periodista independiente.
Técnicas en el manejo de insumos dentro de la Investigación histórica:

- La Entrevista (temática, general o especializada) a través de autobiografía semi- dirigida.
- Las Catalogaciones (descripción) de las entrevistas realizadas en hora, minuto y segundo, haciendo posible la localización de temas y subtemas.
- La Digitalización (a la Base de Datos) de las Catalogaciones con la finalidad de ponerlas a disposición del público.
- La Trascripción de Entrevistas Catalogadas (porciones o en su totalidad) se utiliza con diversos fines: Artículos, Libros y análisis para la investigación histórica.

Proyectos de Investigación del Area de Producción de Fuentes Orales:
• Voces de la Revolución de Abril de 1965.
• Vida cotidiana del siglo XX.
• Historia Local de los Pueblos.
• Voces del Arte.
• Voces del 14 de Junio.
• Voces sobre el Régimen de Trujillo.
• Libro de Francisco Henríquez Vásquez (Chito).
• Historia Oral en las Escuelas.
• Programa de historia regional y local:
- Modos de Subsistencia en Cabral, Barahona
- Proyecto Sabana de la Mar
• Programa de los Movimientos Sociales en la República Dominicana:
- Proyecto Movimiento Obrero Dominicano
• Programa de Religiosidad Popular Dominicana:
- Proyecto Santo Cristo de los Milagros de Bayaguana.
- Proyecto Elupina Cordero: ciega iluminada.
- Proyecto Palma Sola.

martes, 18 de mayo de 2010

Exhortación

Exhortación


El Archivo General de la Nación, en su labor de preservar la memoria histórica de la nación dominicana, ha creado el Área de Producción de Fuentes Orales, con el objetivo de perpetuar las vivencias y testimonios sobre acontecimientos que forman parte de la historia contemporánea nacional. En ese sentido, dicha Área está llevando a cabo diferentes proyectos de Historia Oral, en los que se procura grabar en audio digital los testimonios de participantes en diferentes gestas patrióticas, entre los que se destacan los siguientes: “Voces de la Guerra de Abril de 1965”, “Voces sobre el régimen de Trujillo”, “Voces del Movimiento Catorce de Junio”; “Vida Cotidiana del Siglo XX en la República Dominicana”, “Voces del Arte”, “Movimiento Obrero Dominicano”, “Historia Local de lo Pueblos” entre otros. Por lo que, se solicita encarecidamente a todo ciudadano y ciudadana que posea testimonio sobre cualquiera de estos temas, ponerse en contacto con el Área de Producción de Fuentes Orales del Departamento de Investigación y Divulgación de esta institución al 809-362-1111 ext. 248, a fin de coordinar para la realización de una entrevista, que servirá de fuente valiosa para las presentes y futuras generales.

No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.

Voltaire

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