viernes, 28 de enero de 2011

Invitaciòn Fund. Caamaño. 38 Aniversario Repatriaciòn 2 de Febrero 1973

La Fundación Francisco Alberto Caamaño, Inc.
Invita al Acto conmemorativo del 38 Aniversario de la Repatriación de el 2 de Febrero de 1973, comandada por el Presidente en Armas del Gobierno Constitucional de 1965 Francisco Caamaño. 
En dicho acto estarà presente de Claudio Caamaño Grullòn, participante de la Repatriaciòn y Presidente de la Fundaciòn
Día: miércoles 2 de febrero de 2011.
Hora: 3:00 P.M.
Lugar: Playa municipio Las Charcas.
Luego del acto partiremos a Las Charcas donde juramentaremos El Patronato del Parque Nacional Francisco Caamaño, en el busto de Francisco Caamaño que se encuentra en el parque municipal de Las Charcas Francisco Caamaño.
Esperamos su asistencia a este acto patriótico.

Claudio Caamaño Grullón                       
Presidente    
Fabiola Vélez Catrain                               
 Secretaria




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Historia Oral y los Paradigmas

PARA EJERCITAR LAS NEURONAS


No esta mal escrito miralo bien y lo entenderas

¡3XC3L3N73 3J3RC1C10!


A poner las neuronas en funcionamiento!!!


IMPRESIONANTE
Debo decirte que este mensaje no es únicamente un juego, está comprobado que una persona que le cueste descifrar este mensaje, tiene mayor posibilidad que otras de sufrir Alzheimer.... Sí Alzheimer.

Espero que puedas descifrarlo!!!


SI CONSIGUES LEER LAS PRIMERAS PALABRAS, EL CEREBRO DESCIFRARA LAS OTRAS.



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D14

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A D05 CH1C45

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Testimonio de Espinosa Peynado, Enrique (1er. encuentro)


Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 2007-05-08
Investigador: De león, Pedro
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril


*      Revolución y guerra patria. Comando. Pelotón de palomos. Abusos de americanos.

EE: Yo le voy a decir una cosa Sr. De León, la revolución y la guerra patria, se dividen en dos, revolución cuando  estamos dominicanos con dominicanos y la patria cuando vienen esos sinvergüenzas americanos a invadir este país llamados  por un coronel dominicano invaden el país, viene a invadir el país, a traer drogas aquí, a forzar muchachitas, a coger muchachitos y ponerlos a hacer sexo oral con ellos, yo tenia en el comando un pelotón de palomos, iban a las líneas a robarles  proyectiles a los americanos, otro día  me llevaron un saco de 45  pa los thonson, proyectiles 7.65 para  el G-3 y para el Palm. Agarraban eso muchachitos y los ponían a hacer sexo oral los americanos, agarraban las niñas de 13 y 14 años  allá arriba de la  Basílica  la forzaban, son unos sinvergüenzas, ese es el daño que ha  hecho la revolución, el bien por un lado, dizque los golpistas dominicanos se han dado cuenta, que aquí no podrán nunca  tumbar otro gobierno  por que el pueblo reaccionó de una forma favorable en contra de los golpistas; 2do. El tranque que le hizo la invasión norteamericana y 42,000 viciosos norteamericanos entraron hachis, entraron cocaína, se puede decir que la Republica Dominicana antes de los americanos, los muchachos usaban era yerbita de mariguana, nunca hachis, ni cocaína    y ahora hay un desorden de drogas en la Republica, eso no tiene nombre, todo eso se lo  debemos todo  a la llega de los  norteamericanos  a este país.

PL: Comandante Pocho, usted nos dice que comandaba y dirigía un grupo de adolescentes que hacían misiones peligrosísimas  de ir a buscar municiones, ¿Cómo era eso?

EE: dirigidos por Ramón Hernández, que murió ya el pobrecito, alias el palomo.

PL: ¿a el le decían el palomo?

EE: el palomo, nos busco 15 muchachitos, yo le dije a Caamaño, Caamaño aquí no hay bala ni nada- yo conozco estos muchachos- mándalo pero lo van a matar si lo agarran-no ellos quieren ir, yo los mandaba a robar armas, granadas  y proyectiles.

PL: 15 jovencitos.

EE: Si, 15 muchachitos.

PL: ¿y usted personalmente  pidió autorización al coronel Caamaño?

EE: Obligao, todo había que decírselo a él, por      que yo pienso decirle a usted una cosa, cuando un conscripto en la guardia  le van a dar un arma tiene que estar 5 meses en centro, enseñándolo a obedecer órdenes, doble a la derecha, doble a  la izquierda, parece, haga tal cosa, tú sabe lo que es agarrar 10,000 hombres entrando la revolución todo el mundo armao sin tener… ahí no había jefe, tu no podía darle una orden a nadie, entonces Caamaño dijo hay que hacer comandos, se hicieron los comandos, cada comandante tenia ordenes comunicadas por Caamaño, Lachapelle y Montes Arache, Montes Arache es un héroe nacional tan grande como Caamaño… entonces después que tuvimos los comandos, los pusimos a abrir hoyos en las paredes para intercomunicarnos; tu te metías por una calle y salía por la otra, por otro patio, estaban todos comunicados… nosotros íbamos a morir todos por que si venían y entraban no teníamos ni armas suficientes ni teníamos para contener la avanzada pero iban a morir muchos yankees … y muchos por que venían  de todas partes, entonces los comandos se hicieron… ordenaron hacer en la  avanzada que fueran 3 hombres en cada 50 metros, o sea,  que avisaban   si venían a entrar de noche…tu sabe a que distancia estábamos nosotros,  nosotros aquí y a  50 metros, de aquí a donde esta el carro ahí, tu sabe con que lo paraban los muchachos con tira piedra, buscaban caja de bola de camiones, los rompían, hacían tira piedra con gomas, cuando daban un ….yo no he visto gente…más héroe que el dominicano, sin saber tirar, tiraban, sin saber… preguntaban ¿Cómo se ponen la balas aquí? ¿Es por aquí o por aquí? tiraban y mataban.

PL: El comando donde usted pertenecía, ¿como se forma, quienes lo integraban?

EE: El comando mió tenia 250 hombres… había que darle comida todos los días, entonces Caamaño buscó a Sucre Feliz, en paz descanse , él buscaba el azúcar, el arroz, el aceite y se lo repartía a los comandante cada semana lo que iban a comer en su casa, pero los hombres cocinaban todos los días una comida muy mala (risas).

PL: ¿Y como designaron el nombre, se reunieron o alguien…?

EE: No, no, en la toma del palacio iba Ilio Capocci, me dijo comandante nadie camine, cuando tiren bajen al suelo, nadie camine y lo matan a él caminando, un héroe internacional, que vino a dar su vida por la Republica Dominicana, Ilio Capocci, un italiano, fue el maestro de todos los ranas del país, yo le puse el nombre  de él a  mi comando, a nombre de este héroe mundial llamado Ilio Capocci, un gran hombre.


*      Toma de Palacio. Muertes. Plan para la toma. Problemas de disciplina en la guerra. 1965-05-19.

PL: ¿y usted recuerda los detalles, el plan, como fue ese ambiente en la toma del palacio el 19 de mayo, como fue eso?

EE: Muy desordenado, como que ellos no sabían… por que  yo le dije a usted…nadie sabia nada de lo que era una guerra… tenia mi familia murió ahí, Capocci, 5 muchachos de mi comando lo mataron; una cosa es hablar y otra cosa es estar dentro de los tiros , eso es terrible hermano… tu hace así  levanta una mano y te la llevan… yo no se lo que es temer, pero yo le dijo a usted una cosa … yo he hecho una cosa buena en mi vida… fue haber peleado en la revolución… si él vuelve a  hacer otra invasión, enfermo como estoy vuelvo y cojo las armas, tenga la seguridad.

PL: ¿Había un plan para entretener a las fuerzas mientras se tomaba el palacio, un grupo de dominicanos; Orlando Sánchez Díaz estaba encomendado a eso… se hizo el plan más o menos?

EE: Yo le voy  a decir una cosa, tengo en mente decirle que los  conflictos para ser de los guardias, tienen que ser simplemente en cuestiones de estas, doblegándole la mente para que aprendan a respetar ordenes, doble a la derecha, doble a la izquierda, parate, ponte en el suelo, eso es expresamente, eso es para que el hombre nada más aprenda a respetar ordenes,  yo te dije a ti en un día aquí muévete de aquí,  te quedaba bien… no hagas esto, que me importa a mi te decían… pero, se cumplió.


*      Después de Matún. Exiliados. Carta de Caamaño. Relación con Caamaño. No estuvo de acuerdo con Caamaño en la guerrilla 1973. Lectura de carta de Caamaño


EE: Salimos de Matún, a Caamaño lo mandaron a Inglaterra, a Montes Arache lo mandaron a Canadá, a mi me mandaron a Brasil, dure 5 ó 6 años en Brasil, a Lachapelle  lo mandaron a Bulgaria, o sea, nos repartieron en el mundo…Caamaño me escribía a Brasil… ¿tu tiene la carta de Caamaño ahí?, búscamela para yo enseñársela… Caamaño me la envió en la expedición del 1973, pero ni Lachapelle, ni Montes Arache, ni ninguno, no pude contactarlos a ellos…estábamos repartidos, expresamente lo hicieron, todo fue exacto lo que hicieron, uno por acá y otro por allá, yo fui a Uruguay allá me tropecé con Valera Benitez  y yo luche con los Tupac Amaru en Uruguay que era el jefe de los Tupac Amaru  una jornada con ellos porque yo era embajador de la Republica, no sabia si volver a Brasil por que nos estaban esperando, así que volví y nadie supo na, gracias a Dios… Caamaño quería  reunirnos en Chile al grupo de nuevo, pero yo si no estaba de acuerdo de venir por la loma

PL: Por Azua.

EE: Viene por la calle el Conde de noche  y nosotros hubiéramos coordinado todo ya.    En esa montaña de Azua lo que hay es espinas e iguanas.

PL: ¿Se lo manifestó así al comandante Caamaño? 

EE: yo se lo dije a Francis, Francis…esos guardias dominicanos  son campesinos acostumbrados  a la loma, nosotros no… entonces te va a matar tu mismo. ¿Usted no ha oído  parecía un bacalao, que rebajó 60 libras en diez  días?

EE: Londres, 5 de mayo del 1966… ¿tú puedes leerla que yo no puedo leerla bien?

PL: Como no, la carta dice: Coronel Francisco Alberto Caamaño: no habrá libertad en Santo Domingo mientras quede un solo soldado invasor, Londres 5 de mayo de 1966, Sr. Enrique Espinosa Penado, Río de Janeiro, Brasil, Estimado amigo: Por medio de esta doy  contesta a tu atenta carta de fecha 14 de marzo, la cual  como todas las tuyas siempre son muy agradables e interesantes. Pocho,  con relación a la colonia de dominicanos que hay en Río, te pido que sigas hablando con ellos, yo estándole como sucedieron las cosas, pues yo como tu sabes confío mucho en la juventud, pues es la mejor fuente de progreso con que un país puede contar, me alegra que hayas recibido cartas de Montes Arache, y Peña Taveras  y así espero que recibas de Lachapelle, si Montes viajes a esa como me dices dale mi saludos y déjale saber que nosotros nos mantenemos informados uno a otros por medio de cartas, Pocho el día 24 de abril los militares designados a los diversos países en Europa nos reunimos en Londres, así como muchos compatriotas que vinieron para estar juntos con nosotros y rendimos honores a nuestros valeroso compañeros caídos  por la defensa de nuestra soberanía que aun se encuentra mancillada por la presencia de tropas invasoras. Amigo, la situación en nuestro país ha mejorado  y me atrevo a afirmar que habrán elecciones y si hay elecciones al pueblo nadie lo engañará, pues, con la experiencia que ha adquirido ya el pueblo sabe quienes representan verdaderamente sus intereses, te agradezco de  veras la invitación que me haces, pero creo será imposible debido al mucho trabajo y a lo cerca que tenemos la  fecha de tomar grandes decisiones. El amigo chibut te manda muchos recuerdos y te dice que esta trabajando un poco más con el ingles, que el cree que saldrá a camino, bueno, hermano, reciba un abrazo sincero en compañía de su esposa e hijas, de quien verdaderamente lo aprecia, Francisco Alberto Caamaño, coronel (Firmado con puño y letra). A los cerca que  tenemos la fecha de tomar grandes decisiones, se refiere precisamente a eso; esa fue fechada en mayo del 1966.

jueves, 27 de enero de 2011

Francisco Bueno Zapata - Exposición fotográfica - héroe del 1J4

El Archivo General de la Nación posee testimonios, fotografias y bibliografia sobre Francisco Bueno Zapata. En viajes de campo a Santiago Rodríguez hemos contactado el aprecio y la alta valoración que le otorgan los habitantes de toda la zona, entre anecdotas, risas y laggrimas nos contaban sucesos desde su niñez hasta su partida a destiempo el acto patriótico del 1963 (Levantameinto Guerrillero del 1J4).










Gracias al destacado Encargado de Fotografía Gadiel Acosta por su desinteresados aportes.

DEL DR. CESAR MELLA. EXCELENTEEEEE (CUANTA VERDAD)



Nos quedamos sorprendidos, cuando se da cuenta en periódicos o radio, que el sicario no superaba los 18 años. Cuando los cuerpos de los 3 o 4 ejecutados, correspondían a adolescentes de hasta 14 años de edad.

Frente a lo anterior, el siquiatra dominicano César Mella, hizo publicar el siguiente trabajo, que creo que a todos los que somos padres, o seremos abuelos algún día, nos debe interesar; el texto que me llegó suscrito por el doctor Mella, es el siguiente:

Yo me preguntaría y plantaría la siguiente pregunta: ¿cómo eduqué o estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis hijos?

A los jóvenes de este siglohay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen que tomar el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella.

Se levantan generalmente irritadosporque se acuestan muy tarde, viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por la Internet.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.

Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod, blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su actualización. Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular más novedoso. El nextel más costoso. La Lapmás equipada. Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.

Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv.¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.

Se cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor y  buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!

Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas,cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan a porque eso no me alcanza.

Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela,lejos de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer, es tu obligación mantenerme.

Definitivamente estamos jodidos, pues la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de sus hijos.

Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo pueden creer? y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.

¿Entonces en qué estamos fallando?

Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que ayudar a limpiar la casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos, aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios.

Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y mandó todo al diablo: ¡Yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y carencias que yo pasé!

Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.


El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en habitantes de una pensión,con sirviente (a) y todo incluido, que después intentamos que funcionara como hogar.

Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde, divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido, en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen resolviéndoles la vida.

Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios y responsabilidades. háganles el hábito del ser agradecidos.

Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no aportan para el pago de servicios. Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz, agua, renta. Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita.

Por ese domingo o cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento. Que los sábados o domingos laven el carro, ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, esa debe ser obligación de siempre sin pago de por medio. Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y  por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar.

Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida, que no es ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su calidad de vida futura.

Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles.

Cuida lo que ven y ves con ellos en la televisión, y evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó. Cuando ocupes corregirlos, aconséjalos, platica con ellos, no los ofendas, no los reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.

Estamos comprometidos a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante.

Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con sangre la transición.

Que cada quien tome lo que la corresponda. Que haga lo que pueda y quiera. Recuerda que para que triunfe el mal, solo se necesita que la gente buena lo permita... Saludos.
  


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Historia Oral y los Paradigmas

OpenOffice.org 3.3 esta aquí y lista para ser descargada.

 - La suite de productividad libre usado por mas de 100 millones de usuarios ahora incluye muchas nuevas mejoras a las empresas.

Alemania, 25 Enero 2011.--- El proyecto de OpenOffice.org anuncia hoy el lanzamiento de OpenOffice.org 3.3, la mejor versión a la fecha. Con las mejoras y funcionalidades ajustadas a las necesidades que se necesitan en las empresas, la suite entra en una nueva área. El usuario empresarial, en la administración publica y privada, encontraras una compatiblidad mejorada con MS Office, la hoja de calculo y avances en el componente de presentación, y las muchas nuevas funcionalidades en las contribuciones comunitarias que han sido bienvenidas. Una lista de Proyectos comunitarios que han sido alcanzados pueden verse aquí <http://www.openoffice.org/dev_docs/features/3.3/>.

OpenOffice.org 3.3 marca un hito en la madurez de la suite. Diez años despues que Sun Microsystems iniciara el proyecto de productividad, la suite ha crecido de ser una "alternativa libre" a ser la opción predeterminada y demandada por más de 100 millones de usuarios que han venido a valorar la calidad, estabilidad, y extensiones así como los estándares abiertos usados en una suite con un formato abierto como OpenDocument Format (ODF). Desde el lanzamiento de 3.0, hemos contado mas de 192 millones de descargas, la mayoria de estas en Windows. Y una extraordinario numero sería una baja estimación.

Con OpenOffice.org 3.3, hemos trabajado para alcanzar y participar en el futuro que este centenar de millón de usuarios alrededor del mundo demandá en las organizaciones públicas y privadas que migran a OpenOffice.org y ODF, al mismo tiempo que una simple preferencia de la suite que haga de todo manteniendo un grado de personalización. La lista de nuevos elementos es extensa, pero algunas mejoras resaltan a la vista.

OpenOffice.org 3.3 no solo es más rápida al iniciar y en general, también:

      • incluir fuentes estándares en PDF
      • incrementar la protección de documentos en Writer y Calc
      • provee mas de 1 millón de filas en una hoja de cálculo
      • ofrece nuevas opciones para CSV (Valores separados por coma)
      • permite insertar objetos de dibujo en Charts
      • mejora la presentación de las diapositivas en Impress
      • mejoras y una barra de búsqueda universal

La lista continua, y con la comunidad contribuida por un repostorio de extensiones, las mejoras implementadas, la cantidad y las plantillas especificas, diccionarios, idiomas de OpenOffice.org esta constantemente creciendo. Les invitamos a ver que existe y descarges lo que mas te interese. OpenOffice.org es sobre productividad: Su productividad.

Como Andrew Southworth, coordinador de redes, Congreso del trabajo Canadiense, escribe "Nunca ha sido sobre los ahorros. El congreso del trabajo Canadiense selecciono OpenOffice.org en apoyo a lo que hace y como lo hace. Su soporte completo del formato ODF que nos libera de comprometernos a un proveedor en especifico. Con sus extensiones es el elemento empresarial que el codigo abierto le ofrece a todos los que representa y trabaja en Canada, desde escuelas a hospitales a librerias al sector privado, las organizaciones gozan de una libertad y productividad real -- sin estar encerrados a un proveedor o compañía que forcen y dicten como deben ser las cosas. Ahorrar dinero es grandioso. Pero OpenOffice.org, con su soporte de ODF, es mas que el resultado final. Es sobre libertad de escoger el mejor."

Adicionalmente de las mejoras, tambien incluimos actualizaciones de seguridad, y estamos recomendando a todos los usuarios actualizar a la nueva versión tan luego como puedan. También, como siempre, recomienda los usuarios siguan las practicas de seguridad comunes.

OpenOffice.org tiene un soporte completo alrededor del mundo por una comunidad de empresas profesionales, ambas pequeñas y grandes. Oracle continua su patrocinio del proyecto y hace bienvenido las contribuciones de todos.

Una guia completa de las mejoras estan disponibles en <http://www.openoffice.org/dev_docs/features/3.3/>. El boletín de seguridad con detalles del vulnerabilidades potenciales y arreglos en <http://www.openoffice.org/security/bulletin.html>.

Para descargar OpenOffice.org 3.3 de forma gratuita: <http://download.openoffice.org/>.

* Paquete de prensa: OpenOffice.org <http://marketing.openoffice.org/press_kit.html>

* Casos para OpenOffice.org: <http://why.openoffice.org>


**Contactos

Alexandro Colorado (UTC +-06h00), Cancun, Mexico
Líder de proyecto OpenOffice.org Español
jza @ openoffice.org
+1 (347) 414-9315


Peter Junge (UTC +08h00), Beijing, China
Líder del proyecto de OpenOffice.org Marketing
pj @ openoffice.org

Louis Suárez-Potts (UTC -05h00), Toronto, Canada
OpenOffice.org Community Manager
Chair, Community Council
louis @ openoffice.org
+1 (416) 625 3843

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miércoles, 26 de enero de 2011

"Escritos sobre Historia Oral": Oralidad. La palabra hablada: voces y...


Oralidad. La palabra hablada: voces y experiencias * El uso de la Historia Oral en los diferentes niveles de la enseñanza. Laura Benadiba * Escribir y leer para resucitar a los vivos. Carlos Skliar * Producción escolar de discursos académicos en modalidad oral. Jorge Guglielmelli * Lectura y oralidad en la primera infancia. María del Carmen Villaverde de Nessier * Las fuentes orales en la enseñanza primaria. Juan Karlos Romera Nielfa * Historia oral, psicología y educación popular. Thelma Maria Grisi Velôso y otros * Mi historia alumbrada por una
Memoria Compartida     
Oralidad. La palabra hablada: voces y experiencias
* El uso de la Historia Oral en los diferentes niveles de la enseñanza. Laura Benadiba
* Escribir y leer para resucitar a los vivos. Carlos Skliar
* Producción escolar de discursos académicos en modalidad oral. Jorge Guglielmelli
* Lectura y oralidad en la primera infancia. María del Carmen Villaverde de Nessier
* Las fuentes orales en la enseñanza primaria. Juan Karlos Romera Nielfa
* Historia oral, psicología y educación popular. Thelma Maria Grisi Velôso y otros
* Mi historia alumbrada por una "Farola". María A. Bustos
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Diederich hablará del tirano Trujillo

4 DE FEBRERO
Diederich hablará del tirano Trujillo



  • Actividad. Bernard Diederich ofrecerá un conversatorio en la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, en Las Damas 106.
Santo Domingo
Bernard Diederich, uno de los más destacados corresponsales internacionales de guerra, quien ha laborado para las principales agencias de noticias mundiales, ofrecerá un conversatorio el viernes 4 de febrero, en la Sociedad Dominicana de Bibliófi los (SDB).
Mariano Mella, presidente de la SDB, entidad que organiza el encuentro, informó que el encuentro se iniciará a las 10 de la mañana, en el salón de acto de esa organización, ubicada en la calle Las Damas número 106, en la Zona Colonial.
Mella explicó que en el conversatorio, el afamado periodista extranjero ofrecerá su testimonio de los meses que estuvo en República Dominicana durante la dictadura de Trujillo, y que fue recopilado en el libro "Navidad con Libertad", editado recientemente por la SDB.
Expresó que en la actividad participarán directores de medios de comunicación intelectuales, catedráticos universitarios, escritorios e invitados especiales.
Bernard Diederich ha laborado para la Associated Press, el New York Times, el Time-Life News Service, el Daily Telegraph de Londres y la revista Life, y por más de 30 años fue corresponsal en el extranjero para la revista Time.
Luego fue consultor para esa publicación, así como para la cadena de televisión ABC.
De 1950 a 1963 fue editor de publicación del Haití Sun. Después de retirarse en 1989, además de ser orador, se dedicó a tiempo casi completo a la escritura.
Estos trabajos están concentrados en el Caribe, México, Centroamérica y Sudamérica.
Mella indicó que Navidad con Libertad fue editada recientemente por la SDB. El libro contiene una colección de 300 fotografías, acompañadas de textos sobre momentos memorables del acontecer dominicano en ese período histórico.
La SDB es una organización de carácter privado, no lucrativa, organizada en el 1973 con el objetivo de promover, preservar y divulgar la bibliografía y cultura dominicana.
Los bibliófi los han editado una parte importante de las obras clásicas del país, creando lo que se ha denominado la Colección Cultura Dominicana.

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“Vida” en la cárcel durante el Régimen de Trujillo



Por el Lic. José Alejandro Brito
josebritoh@gmail.com

El Archivo General de la Nación con el proyecto “Voces sobre el Régimen de Trujillo” que está realizando el Área de Fuentes Orales, documenta las vivencias de los protagonistas de la dictadura de Trujillo con  testimonios orales. En esta oportunidad narrados por víctimas de la  persecución y torturas que sobrevivieron a dicho régimen.

      A partir del ascenso de Rafael Leonidas Trujillo Molina a la presidencia de la República, en agosto de 1930, según los historiadores consultados, el pueblo dominicano padeció uno de los regímenes más agresivos, de los conocidos en el continente americano en el siglo XX. Durante las tres décadas que duró, no se permitían grupos, asociaciones o clases sociales libres del control de la tiranía. La represión se expresaba en el empleo del terror sin límites, la cárcel, el exilio forzado y, en muchos casos, la muerte. Trujillo lograba controlar física e ideológicamente no sólo a sus adversarios, sino también a sus propios colaboradores.

   Por esta razón cuando escuchamos hablar a alguien sobre el régimen de Trujillo siempre nos parece interesante, posiblemente porque nos ayuda a conocer o recordar la situación del país durante el período de la dictadura (1930-1961), pero escuchar a los sobrevivientes después de haber sido perseguidos y/o presos por el régimen en algunas ocasiones resulta ser, mucho más interesante.

     Con la narración de personas como es el caso de José Hungría, el cual fue víctima sobre su persecución política y su permanencia en la cárcel nos hemos motivado en transcribir y elaborar este artículo para que la difusión  de estas informaciones no se pierda  y así las presentes y sobre todo las futuras generaciones tengan una idea clara sobre la situación social y política del país  existente durante el gobierno de Trujillo. De esta manera sus vivencias no se conviertan en un mito o leyenda, y en el peor de los casos quede sepultado en el olvido.

      Estos testimonios nos ayudarán a entender el sistema carcelario reinante en nuestro país durante el período 1930-1961; donde las mayorías de las personas que fueron encarceladas  tenían diferencias políticas con el régimen, o por lo menos se sospechaba que la tuvieran. Luego de ser encarceladas, gran parte de las personas “desaparecían” debido a las terribles torturas que recibían tanto físicas como sicológicas. En muchas ocasiones las torturas eran tan fuertes que obligaban a las víctimas a mentir diciendo haber hecho cosas que nunca hicieron, como era el caso de las torturas en la silla eléctrica y los latigazos que recibían por los militares  torturadores.

     El solo hecho de la permanencia en solitaria desnudo y esposado ya era más que suficiente para ser castigado. Según las diferentes narraciones de las víctimas que estuvieron en dicha situación, esto era algo inhumano. Tal  situación ponía al recluso a desear la muerte o al borde de la locura. En muchas ocasiones los reclusos morían de hambre por negarse a comer “los alimentos” que les ofrecían, ya que estos no estaban aptos para seres humanos.

      Algo que llama mucho la atención fue la permanencia sin ropa de los reclusos desde su llegada a la cárcel (en el caso de la cárcel La Cuarenta) día y noche a expensas del frío, de los mosquitos, entre otras cosas, en esta situación muchos de los encarcelados enfermaban y morían sin ningunas atenciones médicas. Por estas razones muy pocos salían con vida de las cárceles que eran centros de torturas.

      Por otro lado, la higiene de los encarcelados era pésima o mejor dicho no existía, ya que los reclusos durante meses permanecían sin bañarse y sin lavarse los dientes, por tal razón el mal olor de las celdas era terrible, pero aun así estos estaban obligados a soportar dicha situación y hasta se acostumbraban a vivir así de tal manera después de cierto tiempo los reclusos ni cuenta se daban de lo mal que olían.

   Otro de los factores que les perjudicaban a los reclusos según narraciones de algunas victimas entrevistadas, era la comunicación entre los que permanecían en solitaria, ya que se hacía muy difícil por el eco que se producía al hablar.

     En esta ocasión  el lector tendrá la oportunidad de conocer más a fondo las vivencias en las cárceles durante la era de Trujillo de viva voces de algunos de los protagonistas que afortunadamente lograron sobrevivir de esa horrible situación.  La mayoría de las victimas hacen énfasis de su permanencia en solitaria de las cárceles La Victoria, La Cuarenta, y el Nueve por ser estas las cárceles de mayores torturas durante la dictadura.
Testimonio de José Hungría Sánchez

Nace en San Juan de la Maguana en el 1938.
Es la representación de la historia que no se ha escrito, máximo símbolo de la rebeldía y el valor que a los 71 años confiesa decidido que “todas las acciones que perjudiquen al pueblo me tendrán a mí de frente”.
 Pedro De León C. entrevistando a José Hungría 
José Hungría Sánchez (JHS)….Bueno, en ese interín comenzaron las torturas, a Claudio Méndez y a Nivín Paniagua, no sé si a alguno más, pero creo que hasta ese momento esos eran las dos personas. Y en la tarde nos sacaron a todos ya nos habían retratados, nos habían llenado la ficha. Debo decir que ahí un sargento de la Marina que le decían “El Rubio”, pues, me trató de dar cierta protección, cuando yo mencionaba  Víctor Fleuri, como persona ligada familiarmente a mí por unos hermanos de padre que yo tengo y son sobrinos de él. Entonces él me dijo que no, que no lo pusiera, porque ya Víctor Fleuri había estado preso allá en La Cuarenta, entonces el buscó separar eso como una forma de no hacerme daño.

Bueno, en la tarde, ya como en eso de las cuatro y media, nos sacan a todos y nos ponen en fila india, quien encabeza la fila es Yudén Michelén, le sigue Juan Herrera Lagrange, y atrás iba yo. Bueno, al primero que llevan a la cama de tortura es a Yudén Michelén. Yo oigo los gritos, unos gritos que solamente se escuchan ahí o en una película. Tú a una persona lo puedes oír toda la vida gritando, pero ahí el grito es diferente un grito de terror total. Bueno, la situación, no estamos viendo; nada más oímos los gritos. Sabemos ya que es difícil lo que nos espera, cuando traen a Yudén Michelén. Salen con unos ramalazos aquí, como sangre coagulada así por las venas. Y a veces una parte se le hacía después llagas, pero era una quemadura que se producía. Eso era el bastón que, quemaba y producía corriente eléctrica; hacía tres efectos, si te lo paraban ahí te quemaba, te hacía una llaga. Entonces, un hombre blanco, como Yudén Michelén, pues, eso se le veía. Y era sencillamente aterrador. Él era gago, pero había perdido el habla; no hablaba. Digo: “Bueno, pero esto es grande, compadre”.

Y llevan a Juanito Herrera, que es el segundo, yo voy atrás ahora; es a mí que me toca. Pero en ese tiempo, buscando como darme ánimo, sigo mirando y observando a Yudén y escuchando a Juanito, lo que le está ocurriendo. Pero yo veo que Yudén comienza a mejorar, comienza a hablar, y yo digo: “Bueno, esto es malo pero no mata” [risas], yo dándome estímulo, “esto es malo pero no mata”, “yo voy a quedar con vida”. Ahí cuando traen a Juanito Herrera, viene mal, pero no tan mal como Yudén, a Yudén se le ve más porque era gago, pero una situación de terror, lleno de pavor.

Bueno, y me llevan a mí, pero yo, [de] muchacho, embromaba con corriente, no con corriente, con mecánica, yo he hecho de todo. Y así he aprendido muchísimas cosas, pues ya yo bregaba con corriente, y sabía que la corriente, cuando tú te despega de ella,  la sientes más. O tratas de despegarte, si tú la abrazas, la sientes menos; pero también si te incomodas, eres menos sensible a ella. Y eso hice; había una situación que tú no sabías de dónde te venía la corriente, porque era el capitán del billar que manejaba un interruptor en un escritorio por debajo. Entonces él estaba hablando contigo y movía el interruptor, y lo hacía en forma como abrupta. O sea que tú no tenías control, tú no sabías; él estaba hablando contigo y te metía un corrientazo en la silla eléctrica. Bueno, pues me sentó, yo me incomodé, cuando comenzó lo hice adrede. Y le comencé a responder a Del Villar que él no sé qué ocurrió, porque yo no sé qué sabía ni qué información él tenía. Pero lo cierto es que él dice: “No entiendo esta vaina, yo estoy confuso con esta vaina, con esta pendejá”, “No, no, no, yo voy a mandar a buscar esta gente, le dice a los otros esbirros que están con él, para que ellos arreglen su vaina, porque yo no entiendo esta jodienda”.

Lo que me están interrogando es sobre Monseñor Reilly, de unas reuniones que yo hago. Y yo, como no era verdad, pues aprovechaba esa situación y me ponía más incómodo, más que yo estaba y le respondía. Y entonces él veía toda esa energía; me mandaba la corriente, y yo lo que hacía era que me incomodaba y le respondía. Ahí es que él dice: “Bueno, yo no entiendo esta vaina; yo voy a mandar a buscar a esta gente”. Y cogieron, me pararon de la silla, mis compañeros creían que no me habían dado corriente, porque no oyeron la situación de los anteriores, Por cierto, preguntaron: “¿Te dieron?”. “¡Oh! A mí me han dado corriente en cantidad”.

Entonces nos metieron en un pasillo a todos, hasta que llegara lo que yo le llamo “La Plana Mayor”. Bueno, en ese interín que estamos ahí, yo aprovecho y me uno a José Vetilio, o sea, busco a José Vetilio, para que me ayude en aconsejar a los otros dos compañeros, a Nivín y a Claudio, que eran los acusadores y los que aceptaban los cargos que decía el SIM, para convencerlos de que no hicieran esto. Y nos ponemos, José Vetilio, era un muchacho con cierto prestigio; o sea, tenía cierta categoría  social en los pueblos, que se le mantiene cierta credibilidad y respeto, aunque era también joven igual que nosotros; bueno, pues lo logramos convencer;  le dijimos: “No, nosotros no sabemos nada, ustedes no saben nada. No podemos aceptar los cargos que nos hace el SIM, vamos a tener valor,  vamos a sacar de abajo y vamos a decirle que no a todo, que no sabemos de esto, como en realidad no sabíamos. Bueno, pues, ellos aceptaron que sí, que así lo iban a hacer.

Llegó La Plana Mayor, compadre; son como 15 ó 20 hombres, y hacen dos filas en la cama de tortura, de lado y lado, un pasillo. El primero otra vez vuelve a la fila que hacemos, Yudén Michelén, Juan Herrera, y yo sigo atrás. Yo estoy oyendo todo lo que ocurre en la cama de tortura, y cuando llevan a Yudén los compañeros cumplen: No, no, no estaba, ese no estaba”. ¡Traigan a Juanito Herrera! Cuando lo llevan: “No, ese no estaba, no estaba”. “Tráiganme al otro, a José Hungría Sánchez”. Ahí voy yo; ¡Ay, mi madre! Cuando yo he puesto el pie así, en la cama de tortura, dice Figueroa Carrión: “Pero no me digan que este no estaba, porque los vamos a soltar a toditos. ¡Tiramele un par de latigazos! Ese sí estaba. Y ahí mismo, compadre, cuando yo recorrí ese pasillo, yo debía, cuando menos, tener ya tres costillas rotas. Ahí se fue escritorio abajo, se mudaron de sitio, maquinillas volaron. ¡Yo era una bola de básquet ball! Eran como 15 ó 20 hombres, y solamente no me daban si no tenían espacio donde meter chucho, imagínense eso, silla eléctrica; y de ahí me paraban otra vez, y ¡Que hable! y yo, Que no, que no, que yo no sé; y foete y foete.
Bueno, eso era de noche, parece que su actividad lo había hecho hasta sudar. Y Figueroa Carrión,  al ver que yo mantengo la posición de que no estaba, le hace que le pregunten a ellos, y ellos dicen: “Sí, sí, él estaba”. Nivín, a mis dos compañeros; Figueroa Carrión dice: “Pero espérense, señores, no se cansen. Suelten esos látigos ahí. Vamos a ponerlos a ellos dos, que sean que le prueben que él estaba”. Y todo el mundo sale con los látigos, pero Clodoveo se quedó con él. Bueno, y los soltaron a los dos, y ahí mismo me entraron: “! Sí, tú estabas, hijo e´ la gran puta! Habla, que tú estabas, cobarde, habla!”. Y yo Que no, que yo no estaba. “Sí, tú estabas, cobarde”. Y Clodoveo seguía por detrás, dándome chuchazos, ya yo tenía la piel toda lacerada, sangrando; y Clodoveo seguía. Ahí es que me llenó de indignación el sadismo de este hombre, y le comencé a decir: “Hijo de la gran puta, criminal, cobarde, ¡dándole a un hombre amarrado!”; que me soltara. Y que me llevaran al patio con él, para que nos matáramos como dos hombres, todas esas cosas le dije; yo le dije barbaridad. En una logré con las esposas agarrarle el látigo, y dimos vueltas, y yo diciéndole improperios, y ¡cobarde!, le decía, lleno de ira. Y le decía: “¡Mátame, mátame!”. ¿Tú sabes qué me contestaba? “¡Qué pendejo!, ¡Ah que lo maten! ¡Ah!, qué bueno, eso sería lo mejor para él, que lo maten, que aguante ahí”.

Después estuve preso. Entonces, en esa situación, en una ya están cansados los dos compañeros, los están torturando, y Figueroa advierte el cansancio, Parece que están cansados, le dice a Clodoveo. “Mira, lo están considerando”, “Mira cómo están dándole blandito, atízamele un par de chuchazos”. Anda al carajo, pilas nuevas. Cuando le hicieron así, me entraron otra vez, cogieron fuerza, y  “! Que hable, cobarde, y habla!”; Bueno, mantuve que no.

Entonces, dice Figueroa Carrión, ante esa situación: “Pero ven acá, no es posible que fueran estos tres, este sólo él que manejara esta situación; tenían que haber más”. Desde que lo amenazaban mentaron a Danny Recio, que estaba preso en La Victoria y Jorgito Ellaime, José Enrique Valenzuela por la quema del seguro social y el carro de Fello Díaz, Fello Díaz era un personero de Trujillo y de los miembros altos del Partido Dominicano, allá en San Juan. Bueno, a Danny lo subieron en la silla eléctrica. Lo torturaron, soportaba la silla igual que yo, porque él era mecánico y bregaba con cuestiones de electricidad, yo lo digo porque eso no lo soportaba nadie, tenía que ser una gente que tuviera cierta relación con la corriente, para soportar esto.  Entonces, él sí lo torturaban y lo hicieron confesar de unas bombas que tenía enterradas; pero, todo eso era mentira, era para salir de la tortura, del martirio, decían que sí.
Figueroa Carrión seguía indagando y en una le dice a Danny Recio: “Mira Danny, dime la verdad”, y fue como dándole confianza, y Danny se la creyó y le dice: “Mire, Coronel, yo le voy a decir la verdad. Y el coronel se entusiasma también, “oh sí, ven, ven, dime la verdad. “Pues la verdad es que yo no sé nada de esta vaina” [risas]. Y ahí mismo: chuchazo: “Sí, sí, yo estaba, yo estaba”. “Mira, te voy a matar tu hijo”, al niño, a su hijo. Ahí comprendí yo, por primera vez vi lo que era un padre, porque ese señor le pedía, “No !mátenme a mí! háganme lo que ustedes quieran, ¡pero no le pongan la mano a mi hijo!” Y cómo se lo decía, la forma, en una situación tan difícil, asumir esa actitud, eso a mí nunca se me ha olvidado.

Bueno,  pues en esa situación, no se logra involucrar a Monseñor Reilly, por la parte mía, en la conspiración contra Trujillo. Porque yo estaba acusado de ser la persona que coordinaba las reuniones [que] a todos los contertulios era yo que me comunicaba con ellos, cosas que eran mentiras; todo eso era mentira, nada de eso era verdad. Eso era un invento de la mente perversa de Johnny Abbes.

Cuando lo llevaron, ya a las cuatro y media de la mañana, ellos estaban en la cárcel, en La Cuarenta: Me sacaron de la cama de tortura, cuatro hombres, cargados, ya yo estaba en condiciones que no daba más. Ahí debo decir que quien me dio más ánimo para perseverar en mis posiciones fue el alemán Ernesto Scott, que cuando yo caía, que me iban golpeando, él daba saltos para quedarme frente a la vista. Y en una de esas quedamos frente, así, yo mirándolo, y él me hizo [señas] con el puño que aguantara. Y volvió y brincó otra vez y se encontró con la vista mía y volvió y me hizo con fuerza que aguantara. Después estuve preso con él, en el [19]64, en La Victoria. Estábamos frente a frente. El me identificó seguido y me dijo que él hizo eso porque nadie había llegado hasta donde yo había llegado en la tortura, y que ellos no podían continuar más, o sea, que ellos habían llegado al máximo de tortura. Él era un curtido en eso. Sabían en lo que estaban, y que se dio cuenta que yo iba ya desfalleciendo, y como yo había llegado ahí, después me di cuenta que ese señor tenía una cultura, pero una cultura vasta, ese alemán; sabía de todo. Bueno ahí se ganaba un dineral pintando paisajes.
Entonces, Figueroa Carrión, cuando me mandó a la solitaria me dijo: “Mira, tú te crees que me has vencido; si uno de esos que vienen dice que estabas, yo te voy a arrancar la cabeza”. Y yo le dije: “Puede hacerlo, puede arrancármela cuando usted quiera”, eso le conteste yo. Nunca perdí el conocimiento; ya me había debilitado en todas las coyuntura, los músculos [con] los golpes. El fin fue que pude amanecer en un sanitario de un lado de nalga, porque tenía todo el cuerpo, los brazos, había llegado a un estado de insensibilidad, me los podían quemar, yo no sentía nada en los brazos, los tenía adormecidos. Y por la mañana me levantaron para ponerme una camisa, la camisa que llevé; y resultó que la camisa no me sirvió, no me entró por los brazos, de la inflamación que yo tenía. Yo no me veía en un espejo, pero imagino cómo debía estar, porque cuando me llevan a la cama de tortura, está  Pancracio Carbuccia  ahí, él que llega con Miguel Ángel. Ya  a Miguel Ángel lo habían despachado por la cuestión del apellido. Y Pancracio levantaba pesas -  era un acorazado - , y cuando me ve, yo no sé dónde le salió un pito, pero lo sacó, y cogió como un tirabuzón así, dando vueltas, y cayó. Hizo como una sirena y cayó. Cuando el Capitán Del Villar lo ve, le dice: “!corran, corran! ¡Échenle fresco! ¡Búsquenle agua! ¡Tirenle agua!” Y el otro, Carbuccia, cuando ve la situación, también le dice al capitán: “Mire, capitán, yo lo que hago es llevar maletas y traer maletas, y beber romo con usted si usted va a San Juan, y yo le busco una mujer; porque yo no sé de esta vaina, yo no me meto en política” - del miedo que le dio ante la situación. Por eso yo digo que parece que no estábamos muy buen mozos, cuando ellos reaccionaron de esa manera.

Bueno, ahí transcurrió el tiempo que llegó a cuatro meses y pico de yo permanecer en ese infierno. En la noche, con mucha frecuencia, se apagaban las luces. Y ya por el tiempo que yo tenía en la cárcel, sabía que era a asesinar gente. Debo dejar la constancia, que en La Cuarenta, el que iban a soltar o lo iban a procesar en la justicia, no lo dejaban pasar más de 15 días; lo sacaban. Cuando pasaba de esa fecha, era porque tú estabas sentenciado a muerte, lo que quiere decir que yo estaba sentenciado a muerte, porque ya yo tenía cuatro meses y pico ahí. Y descubrí que la cárcel, esa estadía, era tan corta para el que iba a seguir viviendo; porque se aprendía el movimiento de la cárcel, llegaba a familiarizarse con el manejo de la cárcel, como me pasó a mí, aunque estaba encerrado ahí, como en una bóveda, porque uno era un muerto vivo. A las 12 del día había que prenderle las luces, para pasarle la comida. Solamente había un pequeño portillo, que era por donde entraba el aire por donde tú podías respirar, un pequeñito portillo; eso era uno un muerto vivo en una bóveda.

Entonces, se producía un eco que yo no lo puedo explicar. O sea, tú no podías conversar con nadie; para tú poder conversar con una persona, primero la persona tenía que estar habituado ya, familiarizado con el medio. Y tenía que ser por silabas: [por ejemplo si ibas a decir Pedro] Pe, y esperar que el eco pasara un rato, y después: dro, Pe-dro, era así. O sea, una conversación de dos minutos se transformaba allá en una hora, hora y media, para tú poderla desarrollar.

Pero, es verdad que uno estaba ahí encerrado como un difunto, pero se le desarrollan los sentidos del olfato, del oído, y yo llegué a conocer a cada carcelero por el olor y a distancia ¡Eso es increíble! A distancia yo los distinguía; el que fumaba cigarrillos crema sabía y tenía el nombre, yo sabía ya quien era, el que fumaba Hollywood lo distinguía, a distancia. Y a otros los conocía, que no fumaban, entonces, por el perfume que usaban, personal, o por el paso, o por la forma de abrir los candados; o sea, que toda persona tiene una cosa singular; tú la agarras y por ahí lo conoces. Entonces yo manejaba la cárcel, sabía qué carcelero abría, a qué hora, quién sacó a un preso: por el olor, una cosa tenía que yo distinguía; por eso sabía que era esa persona y qué se estaba moviendo ahí, llegué a ese conocimiento en la cárcel.

Entonces, llegué a saber cuándo se asesinaban a las personas, cuando lo mataban y la luz se iba; nosotros le pusimos “La hora cero”. Y con frecuencia en la semana siempre se mataban personas. No sabíamos a quién era, porque la cárcel no permitía que tú te dieras cuenta a quién mataban. Una noche de esas, ya yo me había combinado, así, de esa forma difícil, por sílabas, de que si me iban a buscar yo iba a hacer un escándalo, para que los presos se dieran cuenta, porque nadie se daba cuenta a quién se  habían llevado. Entonces yo le dije que yo iba a hacer un escándalo, y efectivamente, fueron una noche, y cuando llegaron, que me abrieron la puerta - ya habían matado como a tres, yo salí huyendo para el baño y me pegué al baño. Entonces miraron, revisaron y dijeron: “Ah no, no es aquí”, y se fueron para otro; no sé a quién se llevaron. Esa noche mataron como cinco o seis, una cosa así. La noche que más conté, conté siete que habían matado.

Una madrugada, como a las cuatro de la mañana, me sacaron, me pusieron a curar - a mí me curaban con mentiolé. Me lo echaban de la cabeza así, de la cabeza para los pies hacia abajo con un copo grande y me lo tiraban así, me bañaban de mentiolé.
  
 Un día que estoy ahí, esto es harina por la mañana, un agua de harina, a veces con alas y cabezas de cucaracha. Al medio día tenía una salcita y un chin de sal, pero en la noche era igual que en la mañana, sin nada de sal, un agua; eso había que tomárselo caliente.

Un día se mueve un tanque, y voy a ver. Porque las solitarias mías todas tenían un hoyo, un cuadro así, pero lo habían tapado. O sea, lo hicieron nuevo cuando hicieron las puertas pero decidieron taparla. El mío estaba tapado pero se le desprendió una tabla, o sea, tenía un portillo. Cuando estamos viendo el tanque, yo voy a ver qué es lo que ocurre, y resultó que era Manolo Tavárez Justo, que estaba cogiendo la harina, al medio día, y yo saco la mano por el portillo y lo saludo, y él me respondió el saludo. A los 15 minutos me sacaron de la solitaria. Y me llevaron a una totalmente cerrada; me llevaron violentamente. Bueno, a los dos días fue un oficial del ejército norteamericano y llevó un traductor. Yo no conocía los rangos, pero sé que cuando menos era Mayor, porque era ya un oficial deliberativo, que son los que ya tienen ramos, los Capitanes no tienen ramos, es de Mayor para arriba que comienzan a tener ramos, tenía ramos aquí. Y me hizo un interrogatorio, pero un interrogatorio simple, común: ¿De dónde era? ¿La edad?, esto, lo otro; no supe el motivo, se fue.

Bueno, no recuerdo si fue al otro día o dos días después, me van a buscar dos guardias, en la tarde, - era sábado - , me dicen que me ponga la ropa. Me pongo la ropa. “Camine por aquí”, Ahí voy; pienso que me van a matar, digo: “Bueno, ya se acabó”. Y uno le dice al otro: “Yo creo que lo van a soltar”; pero dentro de mí yo he pensado que es un gancho, que es para que yo me suavice, me deslicé y me dejé llevar, que me van a soltar,  pero para matarme. Entonces voy en esa actitud. No llevaba esposas puestas, y tenía mi ropa puesta. No tenía pantaloncillos ni franela; no tenía un peso en los bolsillos, nada. Bueno, aquí vamos.

Pero cuando hemos caminado un trecho, yo comienzo a ver gente, gente, y me voy acercando a esa gente, y el guardia le dice, al otro, que a esa gente la van a soltar. Bueno, llego allá donde están toda esa gente y comienzo a mirar a ver si conozco a alguien, no conozco a nadie. Y miro para acá, miro para allá, nadie. Pero hay un preso que dice: “¡Oye, pero Trujillo sí es grande!, ¿tú sabes lo que es a esta hora metiéndonos calié?”. Yo me quedé ahí; camino pero la gente se quitan donde yo camino. Y vuelve otra vez y repite las mismas palabras: “¡Oye, pero Trujillo si es grande! A esta hora metiéndonos calié”.Y ahí me doy cuenta que el calié soy yo, ¡El calié soy yo, compay! Sin un centavo, sin saber dónde estoy, y lo único que yo podía recibir era la solidaridad de ellos, y oye lo que me pasa, digo: “Anda al diablo, ahora si fue”. Nunca yo he pasado momento más difícil que ese; a mí la cabeza se me hizo agua. ¿Y ahora?, ¡el calié! Y nadie hablaba conmigo, por donde yo caminaba dejaban el blanco; y miro pa´ca, miro, no veo a nadie que conozca.

Pero vino así, un señor, Andrés Liranzo; lo habían hecho preso frente a mi casa, y era muy de mi papá y conspiraba con mi papá. Pero yo era como tan muchacho, él no conspiraba conmigo, yo era contemporáneo de él. Y me pasa por el lado, y yo le digo: “¡Andrés!”; pero él no me conoce, parece que yo estaba demasiado deteriorado, y no me conocía. “¡Andrés!”, le digo otra vez, y no responde, no mira ni siquiera. Y le digo: “¡Andrés, carajo! Yo soy el hijo de Carlos Sánchez”, y así se voltea. Y entonces va: “Oh no, no, ¡Este es de los buenos!”, y me abraza: “¡Este es de los buenos!”, “¡Este es primo de los Sánchez Córdoba!”. Y uno dice: “¿Y quiénes son los Sánchez Córdoba?” “los tres hermanos que están condenados a 30 años”, que son mis primos. Entonces ahí se acerca todo el mundo y paso a ser el preso más importante.

Pues yo lo que tengo en ese momento es un solo centavo en los bolsillos; paso a ser el preso más importante. Pero ya ellos habían repartido su capital que tenían. Y hubo gente que cinco cheles, cinco centavos me pasó, creo que otro, diez, otro así; en fin que me reunieron creo que 42 centavos, me dieron galletitas de soda, salchichón que tenían, y con eso me voy, nos ponen en una fila, para echarle el viva a Trujillo y darle las gracias. Ahí un capitán se acerca y me dice: “Ven acá muchacho, y “¿Qué secretaría era que tú querías desempeñar? [risas]”; y nada, y cuando: “Rompan fila”.


Testimonio de Marcos Pérez Collado[1]

Nació en Santiago el 27 de enero de 1923, perteneció al movimiento 14 de Junio, fue perseguido, apresado y torturado durante el régimen de Trujillo.



Marcos Pérez Collado (MPC)… en La Victoria no me maltrataron, en La Victoria la pasé mal, pero fue otra clase de tortura. Por ejemplo, a nosotros se nos dañó toda la vista, porque estábamos en cuero, todos juntos, hacinados. No teníamos agua potable, y a todos se nos dañó la vista, se nos infectó, se nos irritaron los ojos. Porque uno ponía la mano, le picaba y ahí quedaba uno infectado. Porque esas eran para cuatro personas, pero éramos muchos, las celdas de la solitaria de La Victoria; la de La Cuarenta era para uno, pero llegaron a meternos hasta siete y ocho, que teníamos que hacer turno para bajarnos y así mismo nos sucedió en La Victoria. Solamente esa era una tortura, y ya todo agolpeado uno. Yo tenía la cara yo no me la vi, pero los amigos míos que me vieron; y me contaban que yo estaba inconocible, porque la cara mía estaba de ese color [señala]…

AC.  Muy oscura.

MPC. Sí, de los moratones que tenía; eso que lo tenía hinchado de los golpes que me dieron, en los oídos te daban unos golpes así [hace un sonido con las manos].

AC. ¿Y qué tiempo estuvo en la oficina del SIM?

MPC. Bueno, como hora y media o dos horas. A mí me dijeron: “Comienza a hablar”; ¿“Qué es lo que yo voy a hablar?”. Me dijo Jhonny Abbes: “Ah sí, así vino el otro de fantoche, pero cuando lo llevamos a un sitio, donde te vamos a llevar a ti, aquel habló en varios idiomas. Tú vas a hablar hasta en chino”. Yo nada más pensé: “me jodí” [risas].

AC. Entonces,  usted estuvo ahí dos horas en la oficina del… [SIM].

MPC. Sí, me enseñaron el libro ese, pero yo no iba a leer todo eso. Vi algunos nombres; vi a Manolo,… y me dije: “Bueno esto está ya, aquí no hay nada que hacer”, pensé yo. Yo no sé porque me dieron ese legajo, pero una cosa como de ese ancho [señalando un legado de 10 pulgadas].

AC. ¿Qué le dijeron ellos cuando le entregaron ese documento?

MPC. Que yo lo sabía todo, que ahí tenía las pruebas, que no tenía ningún objeto, que yo estuviera negando cosas que ellos lo sabían, y además ellos sabían hasta dónde yo me movía, a dónde yo viajaba. Y era verdad, porque en esa época el gobierno tenía todo controlado, no solamente en ese momento, que era un momento de sospecha, sino en cualquier momento en general. Por ejemplo, yo venía de Santiago; y cuando pasaban por la Cumbre, ahí tenía que dar mi cédula para que ellos me apuntaran: número de cédula y todas las cosas, de dónde venía y para dónde iba y cuándo pensaba regresar.

MPC. Siempre, todo el que viajaba estaba sometido a eso.

AC. Entonces, después de la oficina del SIM  lo llevan a La Cuarenta, después que usted estuvo ahí, ¿como dos horas haciendo ese interrogatorio?

MPC. Sí, “No te apures, que tú vas a hablar allá”

AC. ¿Y ahí qué le preguntaron ellos que usted no quiso hablar? ¿Qué le dijeron?

MPC. Lo que ellos me preguntaban, eso lo sabían ellos, para qué fuera [iba] yo a decir una cosa que no fuera lo que ellos esperaban que yo dijera. Ahora, por lo que ellos me maltrataron sé yo: fue por la crítica que yo hice al gobierno, que ellos no toleraban eso. Pero yo cometí todos esos disparates porque estaba seguro que a mí me iban a matar.

AC. Entonces allá en La Cuarenta, ¿qué tiempo le tuvieron ahí?

MPC. Ahí me tuvieron como unos 15 [días]; fui uno de los que más tuvieron ahí. Porque ahí te llevaban, te interrogaban, te maltrataban y de ahí te mandaban para La Cuarenta  [quiso decir para la Victoria] o te mandaban para el cementerio.

AC. Lo mandaban de ahí a la Victoria o al cementerio.

MPC. Y no al cementerio. Dicen que los llevaban a los hornos de la cementera y a otros los tiraban por el mar, los cadáveres.  
 
AC. ¿Y que tiempo usted permaneció en La Victoria?

MPC. Bueno, yo estuve cerca de 45 días sin poderme lavar la boca, sin bañarme, tanto es así que los carceleros cuando iban, que abrían la puerta, era con pañuelo, pero nosotros ya estábamos acostumbrados al ambiente y no lo notábamos, pero debíamos heder a cochinos [risas].

El hombre aguanta mucho, yo le decía, cuando comentábamos, así: “Si nosotros logramos salir de aquí”, o  los que logren salir de aquí, cuando los nietos de nosotros nos pregunten y nosotros les contemos lo que hemos pasado aquí, ¿tú sabes lo que van ellos a decir? Qué viejo más “jablador”, porque no lo van a creer”.

AC. Entonces en La Victoria, ¿dice que estuvo ahí mes y medio?

MPC. No, después que te sacaban de la solitaria, ya te estaban preparando los expedientes para llevarte a juicio. Pero eso era una comedia, eso era un disparate cuando [a] los primeros les condenaron a 30 años y unos cientos de miles de pesos de indemnización. Después a los otros grupos, a medida que iba pasando, iban bajando las sentencias, hasta que a los últimos ya, a mí me tocó de último, por suerte. [pero] que era lo mismo, porque se fue uno adaptando a todo eso; a mí me tocó 5 años, y después que llevaban a apelación, entonces me contaban dos años, pero lo primero eran 30, y eso era indiscriminadamente; eso no era por lo que tú habías hecho, porque tú habías hecho lo mismo.   

AC. Y entonces, ¿al final qué tiempo usted estuvo preso en La Victoria?

MPC. Alrededor de 5 meses, algo así, porque entonces la presión internacional nos ayudó mucho, y la nacional. La Iglesia fue muy consecuente también con nosotros, a pesar de que la Iglesia fue siempre una aliada de Trujillo, pero eso era a través de las autoridades más altas de la Iglesia que estaban aquí, que era el señor Pittini; ese era un asalariado de Trujillo.

Testimonio de Joaquín Santana Veloz[2]

Nace en Santo Domingo el 4/4/1923, con actitud antitrujillista desde el seno familiar, fue apresado y torturado durante el régimen de Trujillo.


Pedro De León C. (PDL). Doctor, nos decía sobre su cárcel, su prisión, gracias a usted ahora tenemos algunas referencias de compañeros suyos de prisión, ¿Cuáles fueron esos compañeros? 

Sus compañeros de cárcel
Joaquín Santana Veloz (JSV).  Mi compañero fue el doctor Cristóbal Gómez Yangüela, el doctor José Alonso Puig, el doctor Ramiro Pérez Mera y el doctor Alcides Camilo González, esos fueron mis compañeros de solitaria.

PDL. Nos decía que tenía un espacio entre  un mosaico y otro.

JSV. Un espacio muy limitado, porque las solitarias fueron construidas [como] parte de un sistema de tortura: una puerta cerrada daba a un pasillo; detrás de esa puerta de madera había una de hierro y en una pared superior, un cuadrado, un hueco como de un pie de apertura. Ahí teníamos que dormir desnudos en el suelo; a mí me tocaban dos ladrillos. La comida era por la mañana harina salada; nada de cubiertos, sino en una lata donde se había evacuado. Se la pasaban a uno alrededor: toma tú, toma tú, toma tú. Al medio día, una sopa de la cabeza que remataba el coronel en el pueblo de La Victoria, la machacaban, la hervían; uno se encontraba con dientes, ojos,  con lo que fuera. Pero había que comer, había que sostenerse. Y por la tarde a la seis, harina dulce, uno se bañaba una vez al mes; me parece que bastante patético eso. Y por la noche iba la gente de seguridad con un foco: “¿Usted es fulano, usted es fulano?”; cerraban las puertas, “¿Usted es fulano?”.Era para mantener [a uno] inquieta [o], en zozobra.

 PDL. ¿Qué efecto psicológico?

JSV. Bueno, variaba; las personas se decaían un día, el otro lo animaba, Pero sobrevivimos, ¿no?

PDL. Usted personalmente, ¿cómo se sintió en algunas ocasiones?

JSV. Bueno, yo me sentí que había llegado a lo último. Yo soy cristiano; le pedí a Dios que me diera valor,  pero pensé muchas veces que me iban a asesinar, que me iban a matar. Por el pasillo pasaban en un cerón los cadáveres de las personas que mataban, y por el ruido, por las fricciones: “Ah, ahí llevan uno”; yo estuve dos meses en eso. De ahí me pasaron a la solitaria clara, la solitaria clara era que tenía una ventana más grande, y coincidió que frente estaba el grupo del doctor Fellito Estévez, de Moca; hicimos muy buenas amistades…

    Con estas declaraciones narradas por victimas  de la dictadura, el lector ha podido conocer más a fondo el sistema carcelario del país durante el régimen de Trujillo y así podrá construir sus propias conclusiones acerca de la situación del país y sobre todo del  sistema carcelario dominicano durante ese período.

Estos testimonios son sólo una mínima parte de las cientos o miles de víctimas de persecución política que, durante la dictadura de Trujillo, fueron maltratadas, pero que a pesar de todas esas penurias algunas de ellas pudieron sobrevivir, ya que la gran mayoría no vivió para contarlo y muchos de los que sobrevivieron ya han fallecido.

Nota: Este es el segundo de una serie de artículos correspondiente al proyecto Voces sobre el régimen de Trujillo” que viene realizando el área de Fuentes Orales del Departamento de Investigación y Divulgación del Archivo general de la Nación, desde el año del 2005.


[1] Entrevista realizada al señor Marcos Pérez Collado en el AGN por los investigadores Aquiles Castro y Pedro De León, el día 23-06-2006.

[2] Entrevista realizada a Joaquín Santana veloz el dia 15-04-2008 en el AGN
Por el  investigador Pedro De León C.

No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.

Voltaire

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