viernes, 18 de junio de 2010

Testimonio de Luis Báez del Rosario

Lugar de entrevista San Francisco de Macorís
Fecha de la entrevista 2006-07-28
Investigador: Jesús Díaz y Pedro de León
Proyecto Voces de la Revolución de Abril


Vivencias y ambiente en San Francisco de Macorís posterior al Golpe de Estado (1963)

Pedro de León (PDL). ¿Y el ambiente en San Francisco de Macorís posterior al golpe de estado?

Luis Báez del Rosario (LBR). Bueno, podría decirte, quería más o menos hacer un recuento de cómo sucedieron los hechos el 25 de septiembre, sobre todo aquí en San Francisco de Macorís. Yo era locutor en la Voz del Progreso y la voz del Progreso estaba a muy poca distancia, a muy pocos metros de mi casa, de la calle San Francisco, me dirigí a eso de las seis de la mañana a hacer mi horario de lugar, pero sí noté a esa hora un movimiento algo extraño, muy abultado de patrullas militares por toda la ciudad y me surge la pregunta y la interrogante ¿Qué está pasando?, nadie podía decir a esa hora, en ese momento qué estaba ocurriendo. Entonces abro la emisora, me meto al estudio, ya tengo todo disponible en el estudio, en la cabina, el tema de entrada, el himno nacional, y noto por el cristal en el momento que una camioneta roja del ejército nacional que conducía un sargento de apellido Vázquez se detiene y se tira un grupo de guardias y militares, me doy cuenta que vienen a la emisora, entran, me rodean, se dirige a mí un oficial del ejército, un primer teniente, me dice; ¿usted es el locutor del turno? Digo, si señor. Dice; apague todo. Digo; teniente, yo soy un empleado aquí, y como tal recibo instrucciones y órdenes del propietario de esta emisora que es el señor Raposo, reside en Santiago de los Caballero, yo tengo su teléfono, yo tengo que recibir una orden de él, decirme cuál es la causa y proceder a apagar los equipos. Siento el cañón de una ametralladora a mi espalda y el frío del cañón. Digo, bueno, pero pensé yo, digo, ya la cosa está tomando otro matiz, otro giro, y sinceramente se negó el cuerpo, pensé en eso momento en la circunstancia que había muerto un señor apellido Acheca, que era propietario de una emisora en San Juan de la Maguana, y casi en iguales circunstancias fue ametrallado por la espalda, entonces me dice en un tono airado el teniente, dice; ¡usted no oyó, que apague los equipos!, digo, no hay problema señor, entonces empecé a apagar el equipo. Entonces de ahí me preguntaron dónde están las casetas de transmisión, donde están los transmisores, digo, en esta misma dirección, calle San Francisco, casi a la Emilia Bienvenida Fuerte Duarte, entonces se dirigieron a la caseta de transmisión, allá, y allá incautaron los cristales. A partir de ese momento la Voz del Progreso estuvo bajo el control del Ejército Nacional.

PDL. ¿Cuánto tiempo duró eso?

LBR. No, eso duró quizás una semana, dos semanas, unos quince días. Yo después tuve que ocultarme, tuve que salir huyendo de San Francisco de Macorís, por las persecuciones, tanto de la policía como del ejército.

PDL. ¿Pero la emisora ellos la utilizaban o solo la cerraban?

LBR. Si, no, ellos la utilizaban para pasar nota, la nota de las Fuerzas Armadas.

PDL. ¿Transmisiones de ellos?

LBR. Transmisiones de ellos.

Después ya con el Triunvirato, ya cuando lo presidía Donald Read Cabral, yo fui inclusive que era Partido Revolucionario Social Cristiano, me envió a Chile, a Venezuela, donde en esos países recibí curso de doctrina política y de consagrar la política también, y hasta inclusive entrenamiento militar.

Cuando estalló la Revolución Constitucionalista, había un comando en Ciudad Nueva, el Comando Bebero, que era del Partido Revolucionario Social Cristiano. Fue entonces en esos días, en el gobierno del Triunvirato que se caracterizó por la represión, una corrupción galopante, hubo una separación del Partido Revolucionario Social Cristiano, o sea, se dividió en dos alas, una conservadora, que la presidía el Dr. Alfonso Moreno Martínez, para mí un franco macorisano y dominicano ejemplar, y otra facción o ala ya más radical que la presidía mi amigo el Ingeniero Caonabo Javier Castillo.
Entonces, bueno, el Partido Revolucionario Social Cristiano, o sea, la facción de Cayito fue que se quedó con el local frente al parque Independencia, y recuerdo yo que meses antes de reproducirse la Revolución, que fue en abril, convocaron a una convención nacional, yo fui Delegado por San Francisco de Macorís y planteé como alternativa hasta el gobierno del Triunvirato la lucha armada, y esa propuesta que yo hice, que planteé al pleno, de la facción que encabezara Caonabo Javier Castillo, fue aprobada. Entonces ya al regresar a San Francisco de Macorís, yo redactaba unos volantes, tratando de concientizar al pueblo franco macorisano de la necesidad de organizarnos, de luchar porque era el Triunvirato, y entonces nos íbamos por ejemplo al cine Peravia, teatro Carmelita, nos íbamos a los palcos de esos dos cines, cuando allá soltábamos los volantes y los abanicos esparcían los volantes, la gente se concentraba en el contenido de los volantes, y eso fue motivando a mucha gente que se fuera organizando, y muchos franco macorisanos participaron el la contienda de Abril, en Ciudad Nueva. Después fuimos eso de persecuciones, o de servicio secreto de la policía y luego del ejército y tuvimos que descontinuar la práctica.

PDL. De los volantes

LBR. De los volantes.
Yo tengo una anécdota muy buena, y es que a principio, cuando estábamos en cadena con la Voz Constitucionalista, eso fue al momento que entró en poder de los constitucionalistas la Voz Dominicana, por Radio Televisión Dominicana, pues nosotros aquí entrábamos en cadena con la Voz Constitucionalista, pero independientemente también nos manteníamos incitándolos, arreándolo al pueblo macorisano, para que apoyara la Revolución. Y en uno de esos momentos que salgo yo de cabina, entra una patrulla militar, comandada por un sargento, y me pregunta justamente a mí que si yo conocía un locutor comunista llamado Luis Báez del Rosario, entonces yo le respondo que al único locutor que yo no conocía en esa emisora era precisamente a Luis Báez del Rosario, pero que ahí estaban distintos nombres, José Mieses, José Ramón Then, y otros más que sí pueden darle referencia de quién es ese locutor, cuando yo veo que el sargento de esa patrulla desaparece, por ahí mismo “espanté la mula”, como dicen, desaparecí del lugar.

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Voltaire

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