MANUEL GARCÍA SALETA-PUCHITOAcabo de leer tu interesantísimo artículo donde haces una pregunta muy importante que dice: ¿Quiénes dieron orden de asesinar a Manolo?. En varias ocasiones he tocado ese asunto que han sido publicados en este mismo periódico y he dado versiones que obtuve de personas que se acercaban a mi a menudo, donde me expresaban diferentes opiniones sobre ese asunto que en la realidad, no tenían fundamento.
A mi me ha sorprendido muchísimo que durante tantos años que estuvimos luchando juntos, primero para la eliminación física del dictador Trujillo y luego con la insurrección del 14 de junio, donde tú más que nadie sabes la responsabilidad que yo asumí, al proteger la seguridad física de Manolo, después que se ausentó de su asilo de la embajada de México.
Sin embargo, nunca te has referido a las personas que fueron tan importantes en la organización de la fracasada insurrección de Las Manaclas como fueron el doctor Benjamín Ramos y Manuel García Saleta, Puchito, quienes fueron los que le advirtieron a Manolo, de acuerdo con el documento que el doctor Ramos le envió conmigo, motivado por la proposición que le hiciste, después de llevarte donde estaba asilado Benjamín. Recuerdo como ahora que cuando le dijiste que el levantamiento se iba a hacer el lunes siguiente, él se levantó de la cama y te dijo, “esta reunión se acabó; Puchito, ven el viernes para que le lleves a Manolo mi opinión al respecto”.
Ese documento, después de leerlo, Manolo me dijo que te lo entregara a ti y así lo hice, para que el Comité Central lo estudiara y le dieran su opinión.
¿Qué dijo Benjamín en ese documento?, que esas acciones no procedían todavía, porque no estaban dadas las condiciones que exigían esas situaciones, porque la población no había dado señales ni demostraciones de repudio al golpe de estado contra Juan Bosch y por lo tanto el alzamiento no procede en esos casos.
Decía siempre que esas decisiones se toman cuando la población da señales de repudio a lo sucedido, nunca antes.
Fidelio, ese documento tan importante para la historia de ese hecho, que te entregué personalmente y que te he pedido en varias ocasiones, lo desaparecieron.
Cuando el doctor Benjamín Ramos y yo nos pusimos a indagar sobre lo sucedido es bueno recordar que nosotros dos hicimos lo indecible para tratar de que los insurrectos pudieran tener las garantías y seguridad y que iban a ser respetadas sus vidas al bajar de las montañas. Esto basado en la oferta del ingeniero Tavarez, que dio su palabra de honor que sus vidas serían respetadas si se entregaban. Esta promesa la dijo por televisión.
Inmediatamente sucedió esto, Benjamín me llamó y me dijo que había que buscar a alguien que pudiera contactar las fuerzas armadas y así llegar a un acuerdo. Quien sugirió Benjamín fue a tu padre don Arturo Despradel. Apelé a la señorita Minetta para que me hiciera una cita con tu papá y a las 3 de la tarde me junté con don Arturo y le expliqué lo que me dijo Benjamín. Tu padre, como hombre de experiencia me dijo: “Sí, yo puedo hacer ese contacto pero hay algo que hacer primero. Para poder llamar la atención de las Fuerzas Armadas ustedes tienen que dar demostraciones contundentes y provocar desórdenes que los preocupen a ellos, así yo puedo decirle que esos desórdenes cesarán tan pronto se llegue a un acuerdo.
Cuando le dije lo dicho por don Arturo, se expresó diciendo: pero Dios, eso era lo que debió hacerse hace tiempo.
Me ordenó llamar a Roberto Duvergé, quien era el encargado de la parte militar del 14 de junio, y así lo hice; a las 5 de la mañana lo contacté y le expliqué lo que Benjamín ordenaba. Desgraciadamente, Roberto me contestó diciendo que le dijera a Benjamín que él no tenía nada con qué hacer esas actividades, porque solamente le dejaron una pistola y una escopeta calibre 16 y que los jóvenes comprometidos de la universidad le dijeron que no iban actuar en una época tan festiva. Cuando le dije eso a Benjamín, creo que eso fue lo que le provocó el primer infarto.
Pero bien, Fidelio, para contestar tu pregunta de quién ordenó la muerte de Manolo y su grupo, voy a relatarte lo que me dijo don Emilio de Los Santos, a quien fui a visitar con motivo de se acontecimiento tan trágico, pues él era el presidente del gobierno de entonces y era además muy amigo de mi “padre y de nosotros y nos había advertido que protegiéramos a Manolo porque era la figura que querrían eliminar.
Nos dijo con lágrimas en los ojos que todos los que estaban en la presidencia eran responsables del crimen; que lo engañaron como a un niño; esa acción fue aprobada por todos ellos a espaldas mía y ordenaron el exterminio de todos los componentes de ese grupo, y que esto fuera un ejemplo para los pueblos latinoamericanos. Naturalmente, tenían que haber extranjeros en esa decisión.
Pero hay más responsables y culpables en esos hechos, y somos nosotros mismos que fuimos unos cobardes e incapaces de actuar como mandaba el momento, con responsabilidad y decisión para presionar aquí abajo y quitar la presión que tenían nuestros guerrilleros de los militares, que cumpliendo órdenes superiores asesinaron a mansalva a una juventud de profesionales que iban a servirle a la patria con honestidad, seriedad, responsabilidad y por la libertad absoluta de nuestra patria.
¡Que viva Manolo y sus compañeros por siempre!
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