lunes, 24 de octubre de 2011

Un nuevo libro de Odalís Pérez

Por FERNANDO INFANTE*
El AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo
En el texto presentado se encuentra la profundidad de análisis, así como la claridad interpretativa del erudito pensamiento y obra de Don Max Henríquez Ureña.

La personalidad de Odalís Pérez ha estado vinculada a plenitud  con el quehacer educativo como  compromiso social,  y el aporte cultural que hace en   una continua producción literaria,  le ha permitido ofrecer como ventana abierta a la ilustración las distintas disciplinas intelectuales en que se ha formado.

Eso le ha dado a este sólido intelectual   una  identificación como un enjundioso investigador en el ámbito de las humanidades y las artes.

Este hombre de Universidad en el mejor sentido, que es el Odalís Pérez, al igual que otros compañeros suyos de generación biológica y cultural,  ha asumido la enseñanza en sus distintos niveles con encomiable dedicación para llevar a cabo los esfuerzos de su intelecto, y vocación  por la divulgación del conocimiento en un amplio abanico de actividades enriquecedoras del pensamiento.

En ese sentido, estos difusores  culturales modernos  han  establecido cierta identidad con aquellas inteligencias del pasado,  entre quienes figura de manera sobresaliente don Max Henríquez Ureña,  cuyo erudito  saber ahora nos trata  el autor  del ensayo crítico  cuya presentación nos ha confiado  para nuestro enaltecimiento.

Para Odalís Pérez, los Henríquez Ureña, no han sido ajenos a su quehacer  educativo y divulgación cultural; la progenitora de esos ilustres hermanos, la poetisa y educadora Salomé, así como su hija Camila, ya anteriormente habían sido objeto de su atención por medio de breves ensayos publicados en periódicos.

Y recientemente, apenas el año pasado, este tenaz investigador  hizo público un amplio   análisis historiográfico de la obra del gran  don Pedro Henríquez Ureña, “su guía y maestro”, como llamara Max a su ilustre hermano.

 Ahora, con este trabajo exegético de los  escritos de  Maximiliano Adolfo,  a  los que  ha tenido acceso en el país  y al cual ha dado por título “Las rutas de una vida intelectual", Odalís Pérez amplia el cuidado  que ha venido dando a la inestimable labor didáctica y cultural de la estirpe que constituye la familia Henríquez Ureña. 

Don Max, fue uno de nuestros  notables hombres de pensamiento del siglo pasado a quien pocas áreas del quehacer intelectual les fueron ajenas. 

Conferencista, escritor, historiador, periodista, crítico literario; maestro y colaboró con las principales revistas culturales de algunos países de America.  

Poeta y cuentista en sus inicios en el mundo de la literatura, y más tarde catedrático universitario en California, Puerto Rico y Santo Domingo   y en cada una de sus múltiples expresiones del saber humanístico dejó la huella de la galanura de su estilo y  sapiencia abrumadora.

 Dicho con las breves  palabras de su panegirista al referirse a este ilustre hombre de letras en su muerte, “Fue un gran trabajador y su erudición y acuciosidad resalta en la factura magnífica de sus obras que forman el pedestal de su fama”

De el rico legado intelectual de don Max, una gran mayoría se encuentra en Cuba, donde, como es bien sabido completó su formación educativa, e inicialmente, al graduarse allí  de abogado en l9l3, se dedicó al magisterio y al periodismo, a la par con una intensa actividad en el campo de las letras que lo llevó  a la fundación de  revistas culturales en Santiago de Cuba, donde  a la vez fue profesor de la Escuela Libre de Derecho y Director de la Escuela Normal de Oriente, además de figurar como miembro de la Academia de Artes y Letras de La Habana y estuvo entre los fundadores de la Sociedad de Conferencias en esta capital, por lo que  desde muy temprano llegó a sobresalir como ”un fecundo animador de la cultura”. 

Por ese prolífico internacionalismo cultural de don Max  es que Odalís advierte al lector, cuando  en la base de trabajo para la elaboración del texto  que ahora presentamos dice: “Como las múltiples y diferentes escritos de Max Henríquez Ureña se encuentran dispersos en lugares de difícil acceso y aun hoy (2011) no disponemos de un cuerpo completo de obra escogidas, editadas con un aparato crítico confiable, nuestra investigación es solo un humilde aporte al conocimiento interno y sincrónico de su obra”.

Y mas adelante refuerza  la advertencia anterior al señalar que:  “la recepción de Max Henríquez Ureña ha presentado problemas de reconocimiento, estudio e interpretación en su país, debido a la dificultad para adquirir sus textos publicados en Cuba, Méjico y otros países de Latinoamérica a comienzos del siglo XX. Gran parte de sus escritos se encuentran en los archivos de la Academia de Ciencias de la República de Cuba…” razón por la cual los mas importantes estudios que tratan sobre Henríquez Ureña se deben a investigadores de aquel país que adoptó a los hermanos Henríquez Ureña, como su segunda Patria.”.

En las palabras del autor se advierte cierta desazón cuanto se refiere  al monumental  estudio ”Obras y Apuntes” financiado por el Estado dominicano y confiado a un equipo de profesionales cubanos para el análisis historiográfico de los papeles de ese prolífico hombre de letras que fue don Max, sin que en dicha contratación se incluyera alguna representación   del talento especializado criollo.

“Las rutas de una vida intelectual”, es señalada, pues, por su autor como “el primer esfuerzo exegético acerca de la obra de Max Henríquez Ureña desde la visión  de un dominicano  valiéndose de la recolección de los trabajos de narrativa, crítica, historia, política, periodismo y diplomática que pudo encontrar disponibles  en el país y en cuya exégesis e interpretación el autor nos aclara que, “a todo lo largo de esta obra se destaca la dominicanidad de Max Henríquez Ureña como identidad de un intelectual cuya recepción en el país ha sido muchas veces resistente, reservada y aun tomada con recelos…”

Aun lo expuesto por el autor en cuanto a las limitaciones para acceder a la bibliografía de don Max,  que no le han permitido  concluir con la  extensa empresa de investigación acometida, en el texto presentado se encuentra la profundidad de análisis, así como la claridad interpretativa del erudito pensamiento y obra de Don Max Henríquez Ureña.

 En cada una de las facetas que contiene este texto, a pesar de esa “ausencia de un corpus completo de su obra”, de lo cual se duele el autor, el lector siente que el texto lo acerca a la riqueza y diversidad cultural del eminente hombre de letras del pasado, remozado por el pensamiento fresco y enjundioso de uno de nuestros consagrados investigadores del presente. 

Al concluir estas palabras que han envuelto a dos hombres de pensamiento,  culto, ambos representantes  de diferentes momentos nacionales en el quehacer educativo y  difusión de la cultura,  consideramos que es de nobleza resaltar la importancia en cuanto a la preservación y difusión de documentos históricos nacionales que ha readquirido este Archivo General de la Nación, bajo cuyo patrocinio se publica el ensayo de Odalís Perez identificado como el volumen CXL.

 La presencia en la dirección del AGN  de otro hombre de ilustración y reconocimiento general por su compromiso con el quehacer intelectual, la enseñanza y el estudio como lo es el doctor Cassá, le han impreso un nuevo y moderno sello de funcionabilidad a esta venerable Institución para bien de todos a  quienes nos atrae el conocimiento de la  historia nacional como instrumento para conocer a nuestras personalidades del pasado y sus hechos.

av/am

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