miércoles, 23 de noviembre de 2011

Falsa testigo contra dominicanos condenados a 25 años se arrepiente a pocos meses de morir


NUEVA YORK._ Penny Donor Cameron la falsa testigo por la que dos dominicanos fueron condenados injustamente a 25 años por asesinato. A la derecha, José García quien recibió US $7.5 millones en compensación.
NUEVA YORK._ A pocos meses de morir a causa de un cáncer incurable de mama, Penny Donor Cameron, quien en 1991 testificó falsamente contra los dominicanos José García y Carlos Morillo, condenados a 25 años de cárcel por el falso testimonio en un caso de asesinato por drogas, dice que ahora está arrepentida y puede morir en paz. En una entrevista con el tabloide New York Post en su casa de New Jersey, la mujer que ayudó a condenar injustamente a los dos criollos, asegura que ha pensado en ellos todos los días de su vida, de la que queda poco, ya que los médicos le han dado algunos meses más de sobrevivencia.

Ella recuerda con remordimiento que mintió bajo juramento, pero dijo que lo hizo presionada por la policía, cuyos investigadores la amenazaron con quitarle a su hijo de entonces 14 años de edad.
Tiene 60 años y relata que el día del asesinato, las autoridades hablaron con ella, diciéndole que su hijo (de 14) era sospechoso de haber presenciado el asesinato y se negaba a cooperar con la policía.
“Cedí a la excesiva presión de la policía para ayudar a condenar injustamente a esos hombres”, narra Cameron. “La policía me amenazó con quitarme al niño si yo no los implicaba en el asesinato”, agregó.
García permaneció 14 años en la cárcel, cumpliendo la injusta condena y fue liberado en el 2007 y Morillo salió después de cumplir 20, ayudado por su abogado el boricua Ramón Pagán y un juez comprensivo que aceptó revisar nuevas evidencias y una prueba de ADN que demostraron su inocencia.
García estaba en la República Dominicana donde había sido deportado en el momento del crimen. Varios días después del asesinato fue reapresado por la policía de inmigración y acusado de reentrar ilegalmente a los Estados Unidos, pero también por el asesinato de un narcotraficante en El Bronx.
García recibió una compensación de $7.5 millones de dólares de la ciudad y Morillo y su abogado tienen una demanda en marcha. El segundo estuvo preso hasta el 2 de noviembre de este año. “Quería buscar la forma de que los liberaran y nunca pude”, dice la falsa testigo.
“Desde que el caso comenzó, tengo mi sentencia de muerte, soy madre de dos niños y me quedé pensando en se sentían las madres de esos dos inocentes a los que acusé falsamente”, agregó Cameron. “La conciencia me estaba devorando y no quería morir sabiendo que seguían en la cárcel, ahora puedo morir en paz”, sostiene.
“He sufrido todos estos años con ellos”, precisó Cameron.
El abogado de Morillo dijo que su cliente salió de la cárcel a un mundo totalmente diferente, luego de pasar la mayor parte de su vida adulta en la cárcel. “Hay cosas modernas que él ha comenzando a conocer, pero no entiende como la Internet y los teléfonos inteligentes”, expresó el jurista.
El abogado de García, Martin Kloz, emplazó a las autoridades diciendo que sabían acerca de la historia de la falsa testigo, pero nunca hicieron nada para liberarlos a tiempo. El defensor legal explicó que los fiscales y la policía conocían que se trataba de una farsa y que el examen del caso pudo haber forzado a una reorganización de todo el sistema judicial.
Pero el portavoz de la fiscalía de El Bronx dijo que ese despacho no hizo nada “indebido”. Cameron sin embargo sostiene que sólo les dijo a las autoridades lo que querían oír después que ella recibió la amenaza de quitarle a su hijo si no testificaba contra los dominicanos.
“El detective que investigó el asesinato me dijo que convertiría mi vida y la de mi hijo en un infierno sino cooperaba con la policía”, manifestó la agonizante mujer.
García y Morillo fueron imputados por el asesinato de César Vázquez, quien fue ultimado frente a su casa en la avenida Bailey, luego que se negara a negociar con ellos transacciones de drogas.
Cuando fueron puestos en la línea de identificación en el cuartel y la fiscalía, el detective a cargo intimidó a la mujer para que señalara a los quisqueyanos como autores del crimen. Ninguno de ellos estuvo siquiera cerca de la escena.
Luego de las condenas, Cameron se mudó a New Jersey, pero la culpa de conciencia la siguió golpeando y su salud comenzó a deteriorarse vertiginosamente.
Ha padecido síndromes de estrés, pre infartos cardíacos, es diabética y finalmente el cáncer de mama está regado en su útero y su cuerpo.
Hay una legendaria frase que reza “el crimen no prescribe” y otra que acopia “no hay plazos que no se cumplan ni deudas que no se paguen”.

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Voltaire

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