Después de la revolución de 1857 y 1858, y del golpe de estado que se le dio al gobierno del Cibao, Pedro Santana fue designado como presidente de la República, por tercera vez. Durante este período de gobierno tuvo que enfrentar dificultades económicas, diplomáticas y políticas. Esto hizo que pensara en pedir ayuda a una potencia extranjera para resolver los problemas.
Santana pensó en España, pues tenia características comunes a las de nuestro país: religión, idioma y costumbres. Nombró a Felipe Alfau como Ministro Plenipotenciario y lo envió a hablar con la Reina de España en busca de un protectorado que ayudara a preservar la independencia frente a los haitianos. Las negociaciones se hicieron, el país recibiría de España ayuda especial, hombres, préstamos y equipos a cambio de la hipoteca de sus aduanas y la reducción de los impuestos a los barcos españoles.
Muchas razones motivaban a España con relación a esa Anexión: su política imperialista que buscaba la expansión, la posición geográfica de nuestro país que le permitía el control de Puerto Rico y Cuba, los beneficios comerciales y de explotación de riquezas con los que podría contar.
Santana ocultaba esas negociaciones para evitar las protestas que podrían surgir. Logró el apoyo de los jefes militares a cambio de ascensos y de regalos. Matías Ramón Mella no estaba de acuerdo con la anexión y así lo expresó públicamente, por eso fue apresado y expulsado del país. Los seguidores de Báez desde Curazao denunciaron las intenciones de Santana. Sánchez que estaba en Saint Thomas preparó un movimiento e inició los preparativos de una invasión que entraría por Haití.
Sin hacer caso a nada, el 18 de marzo de 1861 Santana proclamó la Anexión a España en un acto celebrado en la Plaza de la Catedral al cual asistieron altos militares, personas notables y una parte del pueblo.
La Anexión significó volver a los tiempos coloniales: se establecieron las leyes españolas, eliminando el código napoleónico, los españoles tomaron pleno control de las actividades administrativas.
Pedro Santana se convirtió en el jefe de la colonia española de Santo Domingo, con el título de Teniente General de los ejércitos españoles y Capitán General y Gobernador de esa parte de la isla.Las reacciones contrarias a la Anexión no se hicieron esperar, las más importantes fueron:
· La de José Contreras que se levantó junto al pueblo de Moca, pero la rebelión fue rápidamente sofocada y ordenado el fusilamiento de Contreras y de varios insurrectos.
· Algunos países como Chile, Perú y Haití manifestaron su repudio a la Anexión, pero sin consecuencia alguna.
· Enterado de lo sucedido, Francisco del Rosario Sánchez creó el movimiento llamado La Regeneración y organizó una invasión que entraría por diferentes lugares de la frontera con Haití. Solamente el grupo comandado por Sánchez "Entro por Haití porque no puedo hacerlo por otra parte, pero si alguien pretendiera mancillar mi nombre por eso, díganle que soy la Bandera Nacional" pudo entrar por El Cercado donde se realizó una batalla. Santana logró sofocar a los invasores. Sánchez fue hecho prisionero en una emboscada, y fusilado después de un proceso judicial amañado por el déspota.
Después de todo esto España tomó a su cargo el poder de la colonia, impuso medidas relacionadas a los cargos públicos, pago de impuestos, intentos de modificar algunas costumbres del pueblo. Todo esto fue hiriendo la sensibilidad del pueblo dominicano, haciendo que las luchas por la Restauración se incrementaran.
El 16 de agosto de 1863, los patriotas Santiago Rodríguez, José Cabrera, Benito Monción, y Pedro Antonio Pimentel junto a otros once Dominicanos cruzaron la frontera norte y en la loma llamada Capotillo, enarbolaron la bandera tricolor, iniciando así la guerra que restauraría la soberanía entregada por Santana.
Los patriotas atacaron los pueblos de Sabaneta y Montecristi. El general español Buceta comandante de Santiago, se encontraba en Dajabón al estallar la revolución, fue perseguido por el general Pimentel cuando trataba de regresar a la Fortaleza San Luis por la ruta de Guallubín. Se dice que pudo salvar la vida, arrojando onzas de oro en el camino, para distraer a los patriotas que le perseguían.
Tan pronto el general Buceta llegó a Santiago, organizó la defensa de la ciudad; la que fue rodeada por las tropas de los generales Gregorio Luperón, Benito Monción, Gregorio de Lora y Gaspar Polanco. Mil soldados Españoles partieron desde Puerto Plata hacia Santiago, bajo el mando del coronel Cappa, para reforzar las tropas anexionistas. Pero fueron obligados a regresar al ser interceptados por los patriotas dominicanos el día 2 de septiembre.
El combate sé inició el 6 de septiembre de 1863, la lucha fue cruenta y duró todo el día, resultando el saldo favorable para los patriotas. Dueñas de la ciudad las tropas restauradoras iniciaron el 7 de septiembre la toma de la fortaleza San Luis.
Buceta desesperado por la carencia de alimentos y refuerzos, ordenó quemar la ciudad. Los cañones fueron cargados con trapos empapados en alquitrán y disparados contra los techos de las viejas casuchas. La ciudad corazón ardió como una gigantesca hoguera.
En la batalla de Santiago se consagraron los generales Gaspar Polanco - que por su eficiencia y valor alcanzó el grado de Generalísimo - y el general Gregorio Luperón- quien surgió como uno de los héroes más distinguidos de la guerra de restauración, por la forma magistral que condujo sus tropas-. Luperón de humilde cuna, había nacido en Puerto Plata en el año de 1839.
Al ver el general Buceta que era imposible vencer a las huestes restauradoras, inició negociaciones de paz con el general Luperón. Los patriotas requirieron que los españoles marcharan hacia Puerto Plata luego de entregar las armas. Buceta indignado contesto que: "Las tropas de su majestad, jamás han entregado las armas que les han sido confiadas para defender su honor".
La retirada de las tropas de Santiago hacia Puerto Plata, costo a los españoles más de mil muertos y 200 heridos, pues fueron hostigados por los restauradores durante todo el trayecto. Ocho días después de la toma de Santiago, el 14 de septiembre; se formó el Gobierno Restaurador presidido por José Antonio Espaillat y se redacto el acta de independencia, donde se manifestaron los motivos de la lucha.
Juan Pablo Duarte y Diez fundador de la República Dominicana, regresó al país el 25 de marzo de 1864 tras 20 años de ausencia, poniéndose a las órdenes del Gobierno restaurador dirigido por el general Francisco Espaillat. Su primera visita fue dispensada a su amigo el general Matías Ramón Mella Castillo que se encontraba enfermo.
Mella quien fue "el autor del trabucazo" que inicio la guerra de nuestra segunda independencia, había nacido en la ciudad capital la noche del 25 de febrero de 1816, murió a los 48 años de edad, el 4 de julio de 1864 en la desolada ciudad de Santiago, tras ser afectado por una larga enfermedad; que le llevó a la tumba en plena campaña.
Los españoles también tuvieron grandes pérdidas ese año. El jueves santo cayó en la cañada del Muerto victima de una bala perdida, "el general Juan Suero" "conocido por su valor como el Cid Negro". Este temerario criollo fue la "primera espada de España en el país", tenía la fama de ser invencible.
En ese año partió también hacia la eternidad el autor de la anexión, quien enfermó sorpresivamente de fiebre muy alta. El general Santana murió el día 14 de junio a las 4 de la tarde, fue enterrado a petición de su familia en el patio de la Fortaleza Ozama, para evitar la profanación de sus restos. Al momento de su muerte se encontraba en desgracia con los españoles.
Debido a las presiones ejercidas por el Gobierno Español, el presidente Espaillat envió a Juan Pablo Duarte al exterior, con el pretexto de colectar fondos para la causa restauradora. El Padre de la Patria frustrado, partió a mediados de "junio de 1864", esta vez para no regresar jamás, pues se negó a retornar a un país dividido por ambiciones deshonestas.
Murió en su auto-exilio, en Venezuela, el 15 de julio de 1876. Ya en el año de 1864 la guerra sé había tornado insoportable, el general la Gandara, Gobernador Militar de Santo Domingo estaba desesperado, las enfermedades y los patriotas habían diezmado sus tropas, las bajas entre muertos y heridos ascendían a "diez mil”. Por lo que pidió autorización al gobierno español para iniciar negociaciones de paz.
Estas se llevaron a cabo en la quinta del Carmelo, localizada en Güibia, en el mes de diciembre de 1864, el decreto real que autorizaba al general la Gándara a abandonar el suelo dominicano fue expedido el "tres de marzo de 1865".
La salida de las tropas españolas se inició el diez de julio de 1865. La nación volvía a ser libre y soberana de toda potencia extranjera, como planteara su ilustre fundador.
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