Laura Benadiba
“La historia Oral es un instrumento útil a esos fines,
porque sus historias empujan siempre hacia atrás,
hacia comienzos profundos,
y no se detiene nunca en un final definitivo”[2]
El objetivo de este trabajo es el de abrir un espacio de reflexión acerca de la utilización de la Historia Oral en el aula. Desde hace muchos años los docentes recurren en forma instintiva o espontánea a diferentes estrategias metodológicas que incluyen entrevistas. Es así como abundan "tareas escolares" y "trabajos de investigación" donde las entrevistas ocupan un rol central. Es muy común recurrir a los abuelos para que relaten experiencias y anécdotas pintorescas que entretienen tanto a alumnos como a docentes. Pero estas prácticas corren el riesgo de quedar como un recuerdo compartido y nada más, desperdiciándose el potencial que la metodología de la Historia Oral puede proporcionar.
¿Por qué se recurre cada vez más a la Historia Oral en las aulas? Muchos docentes reconocen la potencialidad educativa que tiene como estrategia didáctica y en muchos casos fundamentan su utilización en la relevancia científica que ha adquirido la Historia Oral. Pero es justamente por eso, que se vuelve necesario reflexionar sobre la necesidad de (re)conocer y profundizar está temática para luego ponerla en práctica.
Durante varios años se cuestionó desde el “academicismo” la validez científica de la Historia Oral, por ejemplo en trabajos de investigación. Todavía hoy es muy común escuchar la “recomendación académica” de no utilizar fuentes orales para realizar una tesis o fundamentar un proyecto. Pero también, y en esto tenemos que privilegiar el lado positivo, la existencia de numerosos espacios de intercambio, nos demuestra una apertura de los ámbitos de producción de conocimiento, tendientes a revalorizar el rol social de la Universidad en nuestro país. La cantidad de inscriptos en los talleres de introducción a la historia oral, la consulta de fuentes orales para realizar trabajos de investigación, la creciente demanda por parte de distintos sectores de la educación o simplemente la necesidad de construir una identidad propia, hace que nos detengamos a reflexionar sobre la importancia de buscar criterios en común para que la Historia Oral no vuelva ser considerada una metodología “vacía de contenido”.
A partir del título de nuestra comunicación "¿Todo es Historia Oral?" buscamos abrir un espacio de debate analizando el uso de la Historia Oral en los ámbitos educativos de nuestro país; un país que, por muchas razones y por poca memoria, necesita de ella más que nunca.
La Historia Oral es una metodología específica de las Ciencias Sociales que ha alcanzado un gran desarrollo en el ámbito de la investigación histórica contemporánea en los últimos cincuenta años. Por diferentes motivos, en Argentina recién comenzó a difundirse a mediados de la década del 80, y su introducción en la enseñanza se produce a principios de los 90.
Si bien el uso de testimonios orales no es una novedad en el trabajo de los historiadores, su utilización sistemática y reflexiva está asociada al desarrollo de la historia social contemporánea, más preocupada en general, por los procesos sociales y la vida de la gente "común" que por las descripciones de acontecimientos "importantes" y la vida de personajes destacados.
Podemos definir a la Historia Oral como un procedimiento establecido para la construcción de nuevas fuentes para la investigación histórica, con base en testimonios orales recogidos sistemáticamente bajo métodos, problemas y puntos de partida teóricos explícitos. Este procedimiento establece un punto de partida distinto del de otras formas de investigación: “Una diferencia entre las fuentes escritas y las fuentes orales consiste en que las primeras son por lo común documentos y las segundas son siempre actos; no deben pensarse en términos sustantivos y de cosas, sino de verbos y de procesos, no la memoria y el relato, sino recordar, contar. Las fuentes orales no son nunca anónimas e impersonales, como es justo que sean las institucionales. Por cuanto la narración y la memoria pueden contener materiales compartidos, con otros, los que recuerdan y cuentan son siempre individuos singulares, que asumen de vez en vez la responsabilidad y el compromiso de lo que recuerdan y dicen. Pero contar (...) depende de la existencia de alguien que escuche. Una de las cosas que diferencia las fuentes orales es justamente el hecho de ser el final de un trabajo común entre los narradores y el investigador, que los va a buscar, los escucha, les pregunta.” [3]
El análisis de estas fuentes supone la existencia de una cuerpo teórico que se organiza a partir de la instrumentación de una metodología y un conjunto de técnicas específicas, entre las que ocupa un lugar fundamental la entrevista grabada. Como campo de conocimiento, es un espacio de confluencia conceptual y metodológica de diversas perspectivas del análisis social, así como un ámbito donde convergen prácticas científicas de distintas disciplinas de las ciencias sociales.
Ahora bien: en este abordaje teórico sobre la Historia Oral podríamos extendernos mucho más, ya que, afortunadamente, abunda el material escrito sobre el tema. Pero, por más eruditos que seamos en la materia, sólo podemos apropiarnos de esta valiosa metodología cuando “realmente” trabajamos con ella. Y es aquí donde, como docentes inmersos en la vorágine del año escolar, a veces perdemos de vista los fundamentos teóricos de la Historia Oral.
Muchos proyectos interesantes son llevados a cabo gracias al esfuerzo personal y al compromiso de docentes y alumnos. Pero sus resultados no siempre van de la mano de las buenas intenciones, ya que muchas veces se prioriza lo anecdótico de las entrevistas y se deja de lado la riqueza que brinda la Historia Oral. Riqueza que, entre otras cosas, permite a docentes y alumnos reconocer procesos sociales que forman parte de sus propias vidas, estableciendo un diálogo significativo entre el pasado, el presente y el futuro imaginado.
Nuestro trabajo dentro del Programa de Historia Oral que depende de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, nos permitió prestar atención a estas cuestiones. Desde el Programa se vienen realizando a partir del año 2003 diferentes actividades destinadas a acercar la metodología de la Historia Oral a diferentes sectores sociales relacionados con la educación. Es a partir de los talleres dictados por integrantes del programa que se ha puesto en evidencia la necesidad de articular actividades que permitan brindar a instituciones educativas herramientas pedagógicas y metodológicas que colaboren en la búsqueda de explicaciones a diferentes problemáticas concretas. Dichos talleres fueron pensados en un principio para los integrantes del Programa y alumnos de la Facultad. Pero la demanda superó nuestras expectativas. Docentes de todos los niveles (secundario, terciario, universitario), alumnos de institutos terciarios y universitarios, y especialistas de otras disciplinas científicas (sociología, antropología, ciencias de la educación, etc.), asistieron a estos encuentros. Lo que se había pensado como encuentros esporádicos, termino formando parte de la planificación anual de las actividades del Programa.
Es en esos espacios de encuentro con docentes que responden a diferentes realidades culturales, donde pudimos tomar contacto con las inquietudes que aparecen cada vez que recurrimos a la Historia Oral. ¿Se puede utilizar la Historia Oral en el aula? ¿Es una herramienta metodológica o una estrategia de investigación? ¿Cómo trabajar la "objetividad" de las fuentes orales? ¿Cómo trabajar el criterio de "verdad"?. Preguntas que, en definitiva, nos hacemos todos lo que alguna vez decidimos utilizar la Historia Oral.
Por eso proponemos este espacio de reflexión, ya que muchas veces, ante la urgencia de los compromisos cotidianos, no reflexionamos adecuadamente sobre nuestras propias prácticas. Esto sucede, entre otras cosas, porque no hay un convencimiento real sobre la utilidad de la Historia Oral. ¿Creemos realmente en la utilidad de lo que hacemos?. Consideramos que es útil revisar algunas cuestiones sobre la utilización de Historia Oral en las aulas, especialmente el "para qué" y el "cómo" esta valiosa herramienta puede ser incorporada a nuestra actividad docente.
¿Para qué?
Muchos de nosotros hemos trabajado en el aula a partir de la creación y el análisis de las fuentes orales comprobando que la utilización de este tipo de fuentes facilita el camino para generar interés en los alumnos, logrando que valoricen el reconocimiento de los problemas y la búsqueda de respuestas propias. Además ayuda a construir una historia con vidas que vaya más allá de las de los personajes reconocidos o famosos.
Si consideramos que el aprendizaje de las ciencias sociales es un proceso activo y en constante desarrollo y construcción, con el acento puesto en la comprensión y explicación de las acciones de los hombres en el contexto de la sociedad en que vive, se nos plantea a los docentes una serie de desafíos:
- Lograr una propuesta de trabajo escolar que recoja la complejidad y riqueza de la realidad social - en el espacio y en el tiempo - y a la vez la presente de manera atractiva para los alumnos.
- Conciliar las propuestas curriculares que ponen el acento en el ámbito local con la necesidad de alcanzar la comprensión de los procesos sociales más generales, a escala nacional y mundial.
- Elaborar estrategias que permitan superar las dificultades que los alumnos tienen para la comprensión de los conceptos históricos y sociales, teniendo en cuenta que gran parte de esas dificultades surgen de las características propias de esos conceptos: son, entre otras cosas, abstractos, complejos y no familiares para los niños.
- Enseñar una historia con protagonistas, eludiendo al mismo tiempo:
b) una visión despersonalizada de la historia, en la que los actores sociales son meras abstracciones alejadas de la vida - y, por lo tanto, de las posibilidades de comprensión - de los alumnos.
- Permitir que los estudiantes superen su dificultad en el manejo de la temporalidad, causada por su distancia con el pasado histórico, sea este más o menos lejano.
- Iniciar a los alumnos en el método de análisis social, creando conciencia de que para llegar al conocimiento de una época es necesario interrogar los testimonios que de ella poseamos.
- Acercar a los jóvenes a la reflexión sobre las principales características del conocimiento social e histórico.
- Despertar su curiosidad y lograr que valoricen el reconocimiento de problemas y la búsqueda de respuestas propias.
En este sentido, si reconocemos que la historia oral tiene una enorme potencialidad educativa debemos admitir que los docentes tienen necesidad de conocer y profundizar esta temática en tanto da respuesta a alguno de estos problemas que plantea hoy la enseñanza de las ciencias sociales en la escuela. Es por ello que proponemos como eje de análisis la utilización de las fuentes orales en el ámbito escolar.
En este sentido, el trabajo con fuentes orales, tanto en su etapa de creación como en la de su utilización, ayuda a los alumnos a comprender las características del conocimiento histórico y del trabajo del historiador.
El proceso de preparación de las entrevistas, que requiere capacitar a los alumnos en las técnicas de la entrevista de historia oral, aporta al aprendizaje de la utilización de otras fuentes. Esto es así porque la entrevista - por su propia esencia interactiva - permite desnudar que todo conocimiento es respuesta a una pregunta, lo que promueve un papel activo del alumno - investigador frente a todo documento y le ayuda a comprender que para conocer el pasado es necesario interrogarlo. En este sentido Moss afirma: “La historia oral considera que la experiencia vital de un solo ser humano, o aún un solo fragmento de la totalidad de una vida es significativo por sí mismo, o suficientemente representativo de un fenómeno más amplio como para garantizar su inclusión en los datos básicos de la investigación histórica”.[4]
La Historia Oral se concentra en las experiencias directas de la vida de las personas. La preparación de la entrevista de Historia Oral, como procedimiento específico por el cual se recuperan esas experiencias almacenadas en la memoria de la gente que las vivió, tiene que significar tanto para docentes como alumnos el eje de todo proceso de trabajo que utilice fuentes orales. Si logramos, aunque sea, discutir el rol que le asignamos a las fuentes orales, estaremos encaminados en la búsqueda de las respuestas que nos planteamos al principio de este trabajo.
La utilización de las fuentes orales, confrontando diferentes testimonios entre sí y con la información que surge de otro tipo de fuentes, ayuda a transparentar alguna de las características de los conceptos sociales e históricos: ser relativos, cambiantes en el tiempo, sufrir la influencia cultural e ideológica del medio y, finalmente, ser subjetivos en tanto producto humano.
Si consideramos las dificultades habituales en la comprensión de los contenidos escolares y su relación con el nivel de los aprendizajes de los alumnos, la realización de las entrevistas:
- Facilita la aprehensión de la experiencia histórica concreta pues abren puertas, levantan las tapas de las cajas de fotos o recuerdos, desempolvan viejos cuadernos y permiten rememorar experiencias inimaginadas, por lo que aparece como una herramienta válida para aproximar a los alumnos a una historia con palabras, proyectos, ilusiones, frustraciones y éxitos.
- Pone en contacto a los niños con personas mayores, confrontando temporalidades muy diferentes, lo que facilita la comprensión de la multiplicidad del tiempo histórico y combate la idea de un tiempo uniforme y lineal. tiempo histórico
- Ayuda a adquirir una concepción más amplia del pasado inmediato y de su elaboración socio- cultural como historia, y así su práctica revierte sobre la comprensión de la historia en general.
En cuanto a las características propias de las Ciencias Sociales, la Historia Oral como metodología, facilita la aprehensión de la experiencia histórica concreta, permitiendo a los alumnos reconocer procesos sociales que forman parte de su propia vida. Además si sumamos a esto la posibilidad de que los alumnos se contacten con personas mayores, confrontando temporalidades diferentes, facilitamos la comprensión de la multiplicidad del tiempo histórico.
Son muchas otras las ventajas que proporciona la Historia Oral, tanto a docentes como alumnos, a la hora de hacer un balance del trabajo realizado.
¿Cómo?
En primer lugar creemos, a partir de nuestra experiencia, que el uso de la Historia Oral no debe ser pensada como una práctica aislada, sino que debe ser una fuente más para confrontar con otras y así construir una historia más parecida a la verdadera. Es el mismo criterio con el que deberíamos analizar cualquier tipo de fuente histórica, reconociendo en cada caso las limitaciones que presentan. Ahora bien en muy pocas ocasiones se planteó este tema como disparador del debate ¿por qué no hacerlo ahora acá con ustedes que creen en ella?.
Muchas veces, las críticas al uso de la Historia Oral se originan en el error de creer que las fuentes orales son las únicas utilizadas en la investigación. Esta apreciación nace, en parte, de la utilización inadecuada que se hace de esta metodología. La riqueza de la Historia Oral no pasa por la exclusividad en el uso de las fuentes orales, sino en la posibilidad de analizarlas y confrontarlas con otras fuentes y fundamentos teóricos.
Por otro lado la mala difusión de la forma de hacer Historia Oral hace que ésta pase a ser el resultado de cualquier tipo de entrevista, dejando de lado toda la fundamentación teórica que se ha escrito en los últimos años ¿no se corre el riesgo de que esta práctica verdaderamente llegue a estar vacía de contenido?. No debemos perder de vista que “por metodología, objetivos y dinámica, la entrevista de historia oral se diferencia de una conversación espontánea, de otros modos de interrogar: el reportaje, la entrevista periodística, la encuesta, la entrevista psicoanalítica, etc., de la memoria o reflexión autobiográfica..” [5]
Al momento de trabajar con las entrevistas es necesario plantearse las siguientes preguntas para marcar en la práctica las diferencias señaladas anteriormente:
- ¿Por qué seleccionamos al entrevistado?
- ¿Qué buscamos en la entrevista?
- ¿Qué y cómo preguntamos?
- ¿Qué y cómo escuchamos?
- ¿Qué interpretamos de lo que nos han dicho?
Estas preguntas, creemos, nos ayudarán a que, en la práctica, la Historia Oral no se reduzca sólo a la realización y transcripción de entrevistas, en las cuales quede desdibujado el lugar del entrevistador en el proceso de creación de la fuente oral. La entrevista dejará de ser un instrumento para "conocer acontecimientos del pasado", "como se vivía en esa época", etc. y se transformará en una herramienta para interpretar "ese pasado" del cual tanto docentes y alumnos formamos parte. Los alumnos muchas veces realizan entrevistas sin una preparación adecuada de la misma. Se dedica poco tiempo y espacio para la búsqueda de información del período y del entrevistado que les permita comprender el contexto en el que se desarrollan los acontecimientos que les van a relatar.
En cuanto a la utilización de fuentes orales en distintos ámbitos educativos, la “aparente complejidad” que significa preparar las entrevistas, hace que se elija trabajar solamente con las fuentes tradicionales, evadiendo la posibilidad de que el alumno se apropie del conocimiento que está construyendo.
Consideramos importante reflexionar sobre estos temas ya que, a pesar de la convicción que tengamos sobre la potencialidad de la Historia Oral, muchas veces, al momento de ponerla en práctica, esta metodología es considerada una herramienta menor dentro de la enseñanza de historia. De esta forma, corre el riesgo de convertirse en una moda pasajera. Creemos que aunar criterios no significa trabajar todos de la misma manera, pero si asumir ciertos compromisos comunes que nos permitan aprovechar la riqueza de esta metodología. Iniciar el camino es una aventura compleja, pero a medida que se avanza y se ven los resultados la tarea se vuelve cada vez más sencilla. ¿Por qué no preguntarnos si enfrentar ese desafío no hará más fácil y placentera nuestra labor cotidiana?
En este trabajo, partimos de la certeza de que la Historia Oral constituye hoy, en todo el mundo, un área muy dinámica de producción de conocimiento en el campo de las ciencias sociales. Su utilización en el campo educativo ha dado resultados satisfactorios en muchos países, pero en el nuestro su crecimiento es reciente y, en gran parte, las experiencias desarrolladas carecen de sistematización. ¿Por qué no utilizar este espacio para asumir ese compromiso?
[2] Alessandro Portelli, La orden ya fue ejecutada. Roma, las Fosas Ardeatinas, la memoria. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003.
[3] Alessandro Portelli, La orden ya fue ejecutada. Roma, las Fosas Ardeatinas, la memoria. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003. Pág. 24 y 25.
[4] William Moss, “La Historia Oral: ¿Qué es y de dónde proviene?” en Dora Schwarzstein (comp.). La historia oral. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1991. Pág.30.
[5] Laura Benadiba, Daniel Plotinsky, Historia Oral. Construcción del archivo histórico escolar. Una herramienta para la enseñanza de las Ciencias Sociales. Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, 2001. Pág. 22.
No hay comentarios:
Publicar un comentario