lunes, 15 de agosto de 2011

Una humilde dama se pregunta si existe la justicia


Ciriaco y Eusebio murieron a manos de agentes. Patria fue vencida por un cáncer
Cuando doña Helia escuchó a su hijo Eusebio decir que retomaría el volante de una guagua para ayudarla con una parte del dinero que se gastó en el entierro de su hermana nunca imaginó que al otro día vería otro ataúd con su cadáver dentro.

El primero en morir fue Ciriaco García Mora el 9 de agosto de 2009. Justo cumplía sus 25 años cuando le cegó la vida un cabo de la Policía mientras celebraba su ascenso de rango con disparos a ciegas.

Eran las 6:00 de la tarde del 28 de julio pasado cuando la familia sepultaba el cuerpo de Patria, afectada mortalmente por un cáncer a sus 38 años. Todos los parientes compartieron el pesar de perder dos miembros en menos de dos años.

Pero el dolor se le hizo insoportable a Helia Mora cuando doce horas después le llamaron al teléfono para decirle que Eusebio García Mora había sido asesinado por un oficial que emprendió la fuga.

Su condición de iletrada no le resta razón para exigir justicia. Y no es por el caso de Ciriaco cuyo homicida sigue libre, sino por el crimen más reciente que un agente perpetró después de que se produjera un rose entre su vehículo y la guagua de Eusebio.

Cuando mataron a Ciriaco los parientes tuvieron que llevarla engañada a la funeraria porque estaba fuera de razón. Con Patria se mantuvo resignada al entender que el cáncer le ganó la batalla. Pero la noticia de que también se le había ido Eusebio la sacó fuera de sí y recuerda que despertó frente a su ataúd para desmayarse nueva vez.

“Creí que para esta hora estaría muerta. Pero aquí estoy, pidiendo justicia por mi hijo”, dijo entre sollozos la triste y desahuciada madre.

Mora vive en Yabonico, San Juan de la Maguana, pero se trasladó hasta la capital con los pocos pesos que le quedan para rogar de las autoridades una migaja de la justicia que le corresponde .

Cuatro de siete

De sus siete hijos, solo le quedan cuatro. Ya todos son mayores de edad. Su único deseo es que se preparen para cuando ella les falte “porque tanto dolor no se puede aguantar”.

“Tengo noches que cuando me atacan los nervios debo levantarme y llorar para sentirme un poco más estable. Ya no duermo ni como”, contó la dama.

Lo que más le duele, según narra, es que sus dos hijos fueron asesinados por agentes de la seguridad pública, los mismos que están llamados a proteger los ciudadanos.

No es fácil

Sergio Alcántara es el padrastro de los fallecidos. Reconoce que no es su padre biológico, pero expresa el dolor como si lo fuera. “No es fácil soportar tres golpes así. No es nada fácil...”

Ciriaco dejó tres hijos en la orfandad. Las edades apenas están entre dos y cinco años.

A Patria la recuerdan cinco vástagos de edades entre 20 y 15 años como una madre honesta y buena.

Eusebio fue el único que no tuvo descendientes directos.

Los tres hoy extintos son recordados por doña Helia Mora como buenos hijos, trabajadores, socialmente adaptados a una realidad pautada por una extrema pobreza que no alcanza padrinos en la justicia.
Por: Manauri Jorge

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Voltaire

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