martes, 21 de junio de 2011

En el país la gente se come el cuento, en España no

Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
DE IGUAL
La oposición denunció y rechazó el llamado Paquetazo, pero eso no impidió que las medidas fueran finalmente aprobadas por las cámaras. El gobierno se aprovechó de su poder legislativo y los adversarios se declararon impotentes. La gente se come el cuento y queda satisfecha. En España, aunque se beneficia el Partido Popular, los indignados no se comen el cuento ni quedan satisfechos. Reniegan por igual de gobierno y oposición, pues la crisis no es de hoy, ni siquiera de ayer. Lleva años incubándose y manifestándose, y por tanto, compromete la responsabilidad de las fuerzas políticas decisivas. Las que se han alternado en los mandos del Estado. Y ocurre allá, lo mismo que aquí. El fracaso, al parecer, es de la política. O de los políticos. Y resulta interesante, puesto que estos se estaban dando de lado y atribuyendo el problema al mercado. La solución no sería tanto volver a intervenir los mercados, como reconocer la incapacidad de los políticos, ya que son estos quienes ceden o toman los espacios...
DIFERENCIA
Dio gusto oir a los voceros de la oposición decir como una verdad nueva que el Paquetazo afectaría a los pobres, sin entrar en mayores consideraciones. Los sectores que fueron gravados de manera directa advirtieron, buscaron medios y hasta negociaron con el Ejecutivo y el Legislativo, y si de algo sirve la resignación, hay que reconocer que lograron algo de alivio. El del muerto en medio de la agonía. ¿Y los partidos qué? Como siempre, se lavaron las manos y que siguiera el entierro. La gente no se pregunta, pero debiera hacerloñ: ¿Por qué el PRD pudo negociar con el PLD lo referente a las leyes orgánicas, y ñse suponeñ la composición de los órganos respectivos, y no pudo mediar para que la carga a la población fuera más ligera? El déficit fue primero que el Paquetazo, y sus economistas lo anticiparon. Incluso, sabían que había que buscar dinero para cubrirlo. ¿Cómo ellos lo hubieran resuelto si en vez de Leonel Fernández estuviera gobernando su candidato Hipólito Mejía? La contestación constituye un verdadero secreto, pues sus soluciones se quedaron en el tintero...
LA POBLACIÓN
Los sectores que fueron afectados directamente por el Paquetazo pudieron maniobrar y por lo menos salvar la dignidad, puesto que al final materialmente no pierden nada. Trasladan al consumidor la carga y siguen tan campante como el escocés que lleva años caminando. El problema es la población. Como está a la intemperie, y nada la cubre, le caen todas las aguas. Las de mayo como las de junio, y el temor de todos los nublados. Se supone que su defensa deben hacerla los partidos. ¿Qué plantearon como alternativa? Una charlatanería. Que el gobierno redujera sus nóminas y los sueldos de los altos funcionarios. Si los responsables de la Administración se volvieran locos y empezaran a recortar gastos, y como consecuencia echaran a la calle a miles de empleados, las primeras protestas las harían los propios partidos. Dicha recomendación es de la boca para afuera. Incluso dirían que los cancelados son suyos, y que las autoridades llevan a cabo esas acciones como retaliación. ¿Reduciría el PRD las nóminas? Claro que no. Con la comida de la gente no se juega...
NINGUNO
La anterior es una verdad de a puños. Los pocos problemas de integración que quedan pendientes para que el PRD como partido inicie su campaña electoral, se deben a asuntos de nóminas. Hay dirigentes y asimilados que todavía no se ponen a trabajar porque quieren que se les garantice desde ahora su posición en un futuro gobierno. Pero puede decirse más. Las medidas fueron consideradas, algunas, como transitorias. No más de dos años. Todo el mundo sabe que esa es una mala mentira. Que cuando se cumplan los dos años nadie se recordará, y esos impuestos se contabilizarán como parte de la presión tributaria. Lo que sube, no baja. Lo que se establece, nunca se deroga. Que se recuerden las leyes especiales de tiempo de Joaquín Balaguer. Ahora ¿Cuál de los candidatos, populistas todos, ha prometido que de ganar dejará sin efecto esos gravámenes? No debe olvidarse que dentro de casi un año habrá un nuevo gobierno. O por lo menos otro presidente. Si los nuevos impuestos son por dos años, un año menos vendría bien a todos...

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