¿Pueden los genes predisponer a la maldad? Desde sus abuelos y hasta sus hijos, la familia de Rafael Leónidas Trujillo estuvo plagada de individuos con conductas moralmente reprochables. ¿Era este un problema de familia?
El apóstol Santiago se pregunta en su carta si podía una higuera producir aceitunas, o la vid higos. Naturalmente que no. Y si se analiza esta pregunta con relación a cómo serán los descendientes de determinados padres, la respuesta, en la mayoría de los casos, será la misma... auyama no pare calabaza.
Sin embargo, cuando una conducta moralmente reprochable se repite de una generación a otra, es válido volver a cuestionarse qué sucede. ¿Es todo responsabilidad de los padres o la maldad puede heredarse?
Es justo la inquietud que produce observar el árbol genealógico de Rafael Leónidas Trujillo, y la conducta de sus familiares. Nieto de un cruel espía y represor español y una activista política corrupta; hijo de un cuatrero, estafador y homicida; hermano de delincuentes y padre de hijos abusadores y de conducta criminal, según nos han dejado saber los libros históricos.
¿Cuestión de genes? La conducta no se hereda, pero sí existen factores genéticos que influyen en ella. El psiquiatra Héctor Guerrero Heredia explica que los estudios sobre estos factores se iniciaron cuando el médico italiano Cesare Lombrosso planteó las características físicas y cerebrales que predisponían a un individuo a ser criminal. Agrega que ciertas alteraciones en el cerebro -que sí pueden heredarse- determinan en cierta forma cómo una persona reacciona frente a la ira, a las frustraciones y qué tan agresivo puede ser.
En ello coinciden otros expertos como los psiquiatras Lino Romero y César Mella, quienes al mismo tiempo aseguran que éste no fue el caso de Rafael Leonidas Trujillo. Desde su punto de vista, Trujillo fue el fruto de una familia disfuncional y circunstancias sociopolíticas que ayudaron a crear la figura del déspota.
El doctor Romero, autor del libro “Trujillo, el hombre y su personalidad”, asegura que el tirano y sus hermanos no tuvieron otro modelo que copiar. “El hogar de Trujillo fue muy disfuncional. Su papá era un cuatrero que andaba siempre en malos negocios. Abandonó una vez la casa porque mató una persona, luego tenía relaciones con muchísimas mujeres.
No hubo un modelo, no hubo con quién los hijos pudieran identificarse de un modo saludable”, afirma Romero.
Perverso pero no antisocial. Llamar a Trujillo como antisocial es demasiado para Guerrero Heredia.
Aclara que el trastorno antisocial de la personalidad es una patología que es determinada tanto por marcadores genéticos como disfunciones en ciertas áreas del cerebro.
No descarta que biológicamente tuviera tendencias a ser un hombre frío, calculador y con poca empatía, pero nunca un antisocial biológicamente predispuesto. “Yo no creo que Trujillo tenía una patología genética ni un trastorno antisocial de la personalidad, porque de alguna u otra forma los pacientes que tienen este tipo de trastorno no son las personas más inteligentes del mundo ni son las personas que tienen éxito. Y pragmáticamente hablando Trujillo sale de la nada. Yo me quedaría en el plano de un Trujillo como fruto de una familia disfuncional, de una formación moral mínima y con mucho resentimiento social”, señala.
El doctor Mella se identifica con estos planteamientos y asegura que juzgar a Trujillo es juzgar las circunstancias económicas y sociales en las que surge “y las sobresalientes características de la reciedumbre de su personalidad, su don de mando y la capacidad de imponer su voluntad”.
Marcado de por vida. Como forma de explicar algunas de las actitudes del tirano, Romero comenta que cuando Trujillo se hizo monaguillo, buscaba un cambio en su vida. “Las oraciones y el deseo de mejorar también incluían a su papá. Él no recibió nada de eso y se salió de la iglesia. Hizo eso como un esfuerzo de querer ser bueno y no lo logró. Todos esos fracasos lo fueron frustrando. De ahí él se dio cuenta de que lo que valía era la fuerza”, argumenta el psiquiatra.
Las frases
Héctor Guerrero H.
Existen muchos ejemplos de dictadores y criminales con hijos perfectos, de excelente formación”.
Lino Romero
En Trujillo se combinan maldad y genialidad, y las circunstancias de una media isla, pobre e inculta, invadida por los norteamericanos. La tiranía no se hubiera dado en esa dimensión si eso no hubiera sucedido”.
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