Muhammad el Apóstol de Dios

Por Zorayda Aybar

De  Muhammad  decía  'Ayishih: “Su  moralidad  es  el  Corán”, Él como otras Manifestaciones de Dios, es un ejemplo perfecto para que los hombres lo sigan.

    

El Corán dice: “Realmente tenéis, en el Apóstol de Dios un modelo excelente…”

    Él era severo al castigar a los criminales, pero siempre perdonó a los enemigos personales; por ejemplo, a Habrar, que dirigió la punta de su lanza hacia la hija del Profeta, cuando montaba su camello para huir a La Meca. Ella estaba en los últimos meses de embarazo; cayó a tierra y días después murió a consecuencia de ello. Habrar se entregó a la merced de Muhammad y fue perdonado. El Dios del Corán es un Dios de misericordia, una y otra vez oímos de su Misericordia, se nos dice no desesperar nunca de ella: Dios dice: “Cuando mis siervos te pregunten por Mí, diles que soy omnipresente y escucharé el ruego del suplicante cuando se dirija a Mí. Que me escuchen y que crean en Mí”. Se nos dice que Dios “se impuso, a sí mismo la clemencia”. Esta enseñanza parece haber librado a los musulmanes del estigma de la culpa consciente e inconsciente que pesa tanto sobre muchos cristianos.

    Él siempre era agradecido. “Cuando los primeros frutos de la estación les eran traídos, Él los besaba, los ponía ante sus ojos y decía: “Señor, como Tú nos has mostrado lo primero, muéstranos igualmente lo último”. Repetidamente se nos dice, en el Corán, que seamos agradecidos: “Si desagradecéis, ciertamente Dios puede prescindir de vosotros, aunque le desagrada la ingratitud de sus siervos; en cambio, si agradecéis ello le place en vosotros”.

    Era inmaculado en su persona y amaba los perfumes; usaba almizcle y ambarina, quemaba alcanfor y maderas olorosas. El Corán dice: “Dios aprecia a los puros…“

    Muchas de nuestras maneras de corteses y costumbres modernas tienen su origen en Muhammad, Él dijo: “Los deberes de los musulmanes son seis… Cuando encontréis a un musulmán, saludadle y cuando él os invite a cenar, aceptad y, cuando pida consejo, dádselo y, cuando estornuda y dice ¡Alabado sea Dios!, decid, ¡Que Dios tenga misericordia de ti! Y cuando esté enfermo, visitadle, y cuando muera, seguid su ataúd”.  Otra vez Él dice: “Cuando coloquen las viandas ante vosotros, ningún hombre debe ponerse de pie hasta que sean llevadas; ni debe alguno dejar de comer ante que el resto, si lo hace, debe pedir disculpas… Es con mis modos, que un hombre acompañara a su huésped hasta la puerta de su casa… No está bien que un huésped permanezca tanto tiempo que incomode a su anfitrión”. También ordenó a sus seguidores no presentarse a las horas de comer sin ser invitado y no interferir en el manejo de la casa del propietario. 

    Las sociedades modernas, para la prevención de la crueldad con los animales, deben mucho a Él. Enseñó la bondad con los animales y dijo que una adúltera era perdonada porque, al ver a un perro sufriendo de sed, ella ató su zapato a sus ropas y lo bajó al pozo para sacar agua para el perro.

    ….Él enseñó a los pueblos a amar al mundo venidero; Él dijo que este mundo era sólo un vapor en el desierto. Una vez más Él dice: “Ciertamente, el mundo no es diferente a un árbol… cuando el viajero ha descansado bajo su sombra, continúa su camino…

Tomado del libro “SEIS LECCIONES DEL Islam” - Marzieh Gail