Testimonio de Ruiz Grullón, Lourdes
Lugar de entrevista San Francisco de Macorís
Fecha de la entrevista 25-09-2006
Investigador: Pedro de León C.
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
Sobre Guerra de Abril de 1965/ Su labor desde la Cruz Roja
Pedro De León (PDL.) ¿Y Abril, 65, cómo la familia Ruiz asume ese reto nacional aquí en San Francisco de Macorís?
Lourdes Ruiz Grullón (LRG.) El del 65, quien tuvo más participación aquí fue Rafael, ya yo no era profesora, ya yo trabajaba en la Cruz Roja, entonces ya mi misión era otra, mi misión era sangrar, despachar sangre en la ambulancia, ir de vez en cuando, ir, ver, cuando el Masú y esas cosas, participar ya como Cruz Roja. En algunas cosas, por ejemplo, cuando hirieron a José Amado Camilo, en el Este, nos dejaron a nosotros una Violeta Martínez De Ortega, yo trabajaba con ella, cuando nos avisaron como Cruz Roja, que José Amado estaba herido en el CURNE (Centro Universitario Regional Noroeste), entonces Violeta y yo fuimos al CURNE, no nos querían dejar pasar, porque había una intervención militar, el guardia que estaba ahí, los guardias, yo le dije: ¡Nosotros somos la Cruz Roja! No, no puede pasar, porque hay una intervención militar, y le dije: Pues si no podemos cruzar, somos militares, entonces pasamos como militares y en realidad nos dejaron pasar, después de eso, porque no había de otra. Doña Violeta y yo entramos, anduvimos todo el CURNE, voceamos, llamamos ¡José Amado, José Amado!, de él era que nos habían dicho que estaba herido y en realidad no estaba José Amado ahí, ya se lo habían llevado a la Fortaleza.
Y, participando pero ya desde la Cruz Roja. Otro día nos llamaron, por ejemplo, el Liceo, una vez, yo recuerdo que el Liceo estaba cerrado y fuimos y, todo eso por ahí estaba lleno de militares por fuera, yo recuerdo que entramos doña Violeta y yo, y en el patio, yo llegué hasta el patio, había un muchacho que se llama Nelson, el apellido no me recuerdo, cuando yo voy al patio, que la policía está del otro lado, él tiene una piedra en la mano y ya la va a tirar, imagínate tú lo que hubiese sucedido, yo recuerdo que le di una galleta a ese muchacho, que yo conocía, o sea, que le di para poderlo sugestionar, porque si tiraba esa piedra, imagínate tú, hubiese sido una tragedia, y él entendió muy bien y lo que hizo en vez de replicar, fue que me abrazó.
Y así, entre mucha otras cosas, de recoger la ropa y llevarla, yo recuerdo, que una vez mandaron un cargamento para un grupo y habían tropas para allá, como los muchachos estaban en la universidad que estaban en pensiones, esa ropa la mandaban, ahí habían ropas marcadas, de personas muy conocidas, y yo recuerdo que las mandamos con Manuel, un muchacho que mamá crió, que es familia de nosotros, no supo cómo encontrar a los muchachos, en el burro que iba y lo interceptaron y cuando ya tenían a Manuel, porque esas gentes eran guapas, mucho más guapa que yo, que tenían a Manuel dentro de la perrera, que avisaron, Nazarena [Ruiz] fue y lo sacó.
Testimonio de Sánchez de Rodríguez, Lourdes
Lugar de entrevista San Francisco de Macorís
Fecha de la entrevista 29-07-2006
Investigador: Pedro de León C.
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
- Vivían detrás de la Fortaleza (San Francisco de Macorís), huyen hacia la capital.
Lourdes Sánchez De Rodríguez (LSR.) Vivíamos precisamente detrás de la fortaleza, en el Ciruelillo, detrás del caso, solo nos dividía el río, y cuando oímos el primer tiro, inmediatamente nos pusimos a la defensiva, nos preparamos, mire, que nadie me habló, Dios sabe que estoy hablando la verdad, que la verdad no hay que esmerarse mucho para ser creída, nadie me habló de eso, yo sé que oí un solo tiro, y un jovencito que pasaba todas las mañanas, que era monaguillo, lo veo que se devuelve y le pregunto ¿Y qué pasó? Porque yo abrí la puerta de una vez ¿Qué pasó¿ ¿Por qué te devolviste? No me dejan pasar del puente, dijo él, que iba para la iglesia, entonces yo dije: “A po eso está malo”, vámonos a preparar, imagínese usted, yo tenía tres hijas, tres hembras, porque tengo 2 varones más, pero no habían nacido, mi esposo, mi papá, mi mamá y mi abuelo, tres ancianos conmigo, y nos preparamos y salimos del campo. Recuerdo que cuando íbamos, conseguimos un vehículo de una vez, un carro público, porque no teníamos vehículo propio, y cuando íbamos, ya saliendo de la ciudad, pasando el Ciruelillo y tomando a la izquierda, por donde está el montecito, como el llamamos, Getsemaní, por aquí adentro, y nos paran, una patrulla, pero apuntándonos, y tuve el valor de decirle ¡Son niños y ancianos! ¡Aquí van niños y ancianos! Me vino a la mente la idea de que nos dejaban pasar, ellos se metieron y confrontaron, jóvenes nada más éramos mi esposo y yo, los niños muy pequeñitos porque la más chiquita mía en ese tiempo lo que tenía era cuatro años, ella nació en el 61, y la mayor que había nacido en el 59, ellas se llevan de año, una de cuatro, cinco y seis años, entonces mi mamá, mi papá y mi abuelo, el papá de mi mamá, los únicos jóvenes que podríamos haber estado quizás en eso éramos mi esposo y yo, e íbamos atendiendo, registraron el carro, no habían arma y nos fuimos.
Después, como a los dos días llega una amiga, que era mi vecina, por cierto, es una prestigiosa profesora, directora de un colegio de mucho prestigio de aquí y su esposo, que tiene el mismo nivel de prestigio, se dignaron a ir allá, porque fue la única persona que yo le dije donde iba a estar y fue allá donde yo estaba y me dijo: Salte rápidamente al campo de aquí, porque los andan buscando vivo o muerto, y yo ¿Pero y por qué? ¿Qué encontraron? Dice: ¡Ay en la casa de tu papá encontraron armas! que ni siquiera sabíamos que eran los primos, por cierto, esos primos hermanos de Abel Rodríguez Del Orbe, los muchachos, hermano de Abelito, fueron que trajeron..., entonces yo lo mandé a la capital donde unos familiares, que por cierto, vivían en el Ensanche Ozama, donde era el Palmo, porque allí estaba el CEFA, los que logramos cruzar por el Ensanche Ozama estábamos en el caso, entonces me quedé yo, al otro día vine a la casa donde vivía. Señores, poniendo el pie derecho, ni siquiera completé el izquierdo, en la cabezada, ahí vino papá, que lo tenían preso una patrulla del Ejército, y me lleva a mí y a mi hermana, que me acompañaba, mi papá, mi mamá, mi abuelo, mi hermana, mi esposo y las tres niñas, cuando nos llevaron a la Fortaleza, estaba el Capitán Perelló, que era el azote, todo el mundo decía: mal preso, mal preso, por cierto, me salvó un hermano de ese señor que está con mi esposo, un hermano de él nos salvó, era un amigo del Capitán y era una persona que como decimos vulgarmente, no se metía en nada, una gente que tenía ya el “ligo roto”, la gente querían dejarme presa y mi hermana decía si la dejan a ella me tienen que dejar a mí, pero al llegar ese señor, y hablarle, entonces me dejaron ir. Pero ríase usted, los problemas que nos trajo esto, de estos muchachos, sin nosotros tener ningún conocimiento.
Pedro De León (PDL.) ¿Y cuando usted llega allá?
LSR. Simpatizamos, simpatizábamos en todo, con la revolución mi vida… no había gente que me dijera que la revolución era comunista, porque tenía el pleito tratado conmigo, pero, no estábamos metidos en nada de eso, lo apoyábamos, es tanto así, que le estimulábamos, le llevábamos platanito y cualquier cosa, guineo a los muchachos.
PDL. ¿Y cuándo y cómo se hacía eso?
LSR. Pasábamos por el alambrado ese que tenían los americanos, nos identificábamos y decíamos que íbamos a visitar, a pasear, a ver como estaba eso y pasábamos.
Llegábamos hasta entrando por ahí por la Duarte, por el puente, pasando el Ensanche Ozama, entonces subíamos como a la Teniente Amado García Guerrero, que tenía otro nombre que no recuerdo ahora, era un nombre que le puso Trujillo entonces doblábamos así por la Abreu y ahí estaban los alambres y las cosas, el cordón como le decían, y lográbamos pasar.
Testimonio de Sánchez Pichardo, Fernando (Sanchito)
Lugar de entrevista
Fecha de la entrevista 2005
Investigador: Ángel Encarnación
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
- Estallido de la Guerra de Abril. (Santo Domingo 1965-04-24)
Fernando Sánchez Pichardo (Sanchito.) Naturalmente, allí en las calderas, dan libertad los sábados para regresar los lunes, me correspondía libertad el sábado 24 de Abril de 1965, vine para acá en uno de los autobuses, ese día, llegando a la Feria de la Paz, había pago, me desmonté de la guagua, cobré mi cheque, me recuerdo yo, que era la una y cuarenta, sábado 24 de Abril, cobré mi cheque, sonaron unos disparos, que no, que cruzó la revolución, esto, y esto, y esto, esto, me gustaba mucho el trago, cambié mi cheque, me tomé unos tragos, me pregunté: ¿Y quién es que está al mando de la revolución? Me dijeron, el Capitán de Navío, comandante de los Hombres Rana, el Capitán Manuel Ramón Montes Arache. Digo: ¿Donde está el comandante Montes Arache? Dice: Está ahora mismo con sus Hombres Rana en la Arzobispo Noel, entre Palo Hincado y la Espaillat, yo estaba medio tragueado, cogí para allá, para donde el comandante, comandante Montes Arache, el cual somos compadres, me uní a él, comenzó en la Panadería Goyito, en la Espaillat con Palo Hincado, me quedé con él ahí, el 24 de Abril, sábado, me quedé con él el domingo, el lunes en la mañana subimos en unos vehículos, nos fuimos a Radio Santo Domingo, La Voz Dominicana, ahí comenzaron a hablar algunos compañeros por la radio, que pusieran espejos en la azotea, etc., etc., y me quedé ahí hasta por la tarde, y en la tarde regresamos nuevamente los alférez de Navío Suárez, de la Marina de Guerra, y regresamos nuevamente al comandante Montes Arache, allí nos dirigimos nuevamente a él, eso fue el lunes en la tarde, nos fuimos donde él, el martes en la mañana, me recuerdo que estaba con el comandante Montes Arache, frente al cementerio de la Independencia, del Parque Independencia, él tenía una ametralladora Checa, una que tiene un disco, pasó un helicóptero, él sobó la ametralladora y creo que se le metió el dedo de la mano derecha, y se le rompió una punta del dedo, pero, le metió al helicóptero, en ese momento me dijo: ¡Sanchito! Dígame comandante. ¡Háblese con dos Hombres Rana, a la comandancia de puesto, ese es el que está bajando ahí en el Malecón, y vaya, hágase cargo de la comandancia del Puerto, me dispuse a bajar con dos Hombres Rana allá, a la comandancia de Puerto! Se fue en la mañana, el martes coge para allá, pero ya tenía sábado, domingo y lunes sin ver mi familia, y ya era martes, le dije a los compañeros Rana: Yo voy un momento a ver mi familia y a llevarle un dinerito, porque no le he llevado nada y me tomé unos tragos, porque yo era una persona que me gustaba mucho el trago, pero gracias al Señor Jesucristo yo soy una persona que pertenezco para Cristo, desde el 1968, pero eso no deja de decir que todavía soy defensor de la Patria, y de la Constitución de la República Dominicana, me fui caminando agachado para La Católica hasta que llegué, que le decían antes “El paso de yola”, por donde está la Clínica del Doctor Zaiter, ahí me encontré con un yolero que me dijo: Sanchito, comandante, dígame: Tenga cuidado, porque por ahí andan unos militares y creo que son de la Fuerza Aérea, que le tiran a cualquiera. Digo: Tengo que ir a donde mi familia, yo vivía en la calle Segunda No. 59, en Villa Duarte, casi esquina Mister Malo, cuando llegué ahí, vi a mi esposa, a mis hijos, cuando llegué ahí hablé con mi esposa, la dejé como quedaba. Digo: Yo mañana sigo en la lucha, pero me traicionaron, llegó el 28 de Abril, día que dicen “Barriéndolo todo”, llegaron los americanos, dijeron afuera: ¡Ahí están los constitucionalistas escondidos!, no era escondido, porque yo fui a quitarme la ropa, porque estaba sucio, llegaron los americanos y dominicanos y me cercaron la casa, me dice mi esposa: Viejo, ¿Qué hacemos? Digo: Entregarme, porque los van a matar a todos ustedes, entonces abrí mi puerta, yo tenía una Fal, que se lo había quitado a un miembro del Ejército, mi pistola, me entregué, me pusieron esposa, me llevaron a San Isidro, allá en San Isidro, en la Fuerza Aérea, me tiraron al cine, en el cine habían muchos militares de todas instituciones; Fuerza Aérea, Marina de Guerra, Ejército, Policía y de todos los rangos, ahí estuve un par de días, o dos días, formaron los que eran de la Marina de Guerra, el Capitán de Navío, Néstor Julio González Díaz, le decían “Tavarito”, me llevó preso al BDI-101 – Antares, que estaba amarrado en la Base Naval de Haina, y estaba acorado, pegado al Tanquerito 24 de octubre, este era un lugar de la Marina de Guerra, que llevaba combustible a aquellos barcos que estaban patrullando fuera, en alta mar, y ahí estaba amarrado el BDI -101 - Antares, ahí me bajaron preso al rancho de alistados, ahí habían unos 25 oficiales, y entre esos 25 oficiales, como es natural, algunos tenían padrinos, comenzaron a hablar y a mandar papelito, dejaron 12 oficiales, solamente los culpables, los culpables, no sé quién tenía la culpa, porque todos estaban ahí por espacio de 45 días, y amarrados ahí, era con vista a la Base Naval de Haina y por ahí nos dábamos cuenta, por la rara huella, cuando entraban y salían unos carros negros, naturalmente eran los derechos humanos, no sabíamos de qué país eran, entonces prendían la unidad con la finalidad parece de que no nos viéramos, y nos sacaban afuera, entonces, cuando le avisaban a ellos, la unidad de entrada se amarraba, se acoraba al Tanquerito 24 de Octubre de la Marina de Guerra, entonces, por espacio de 45 días, pero gracias a Dios, parece que Derechos Humanos de Chile, se dieron cuenta, llegaron ahí, bajaron donde un oficial ahí, en una brigada, había un oficial en la puerta, que no le podían bajar ni subir, que amanecía ahí, cambiaba el motor con los oficiales, ahí solamente bajaba el camarero a llevarnos desayuno, comida y cena, nos ponía la bandeja y seguido subía y a la hora bajaba a recogerla, estábamos incomunicados, barbudos, como todo una foto ahí, que lo muestra, pero, al llegar de Derechos Humanos, nos dieron libertad, pero libertad a cubiertas, pero seguía preso, cuando salimos de ahí a cubiertas, que salen los presos, esos fueron 45 días, buscaron un bombillo, prendío día y noche, día y noche, y seguido preguntamos al camarero, rápidamente, le preguntó el Coronel Andujar Marte, que está muerto, en paz descanse, que qué ese decía de nosotros, él dijo: A ustedes los tienen, creo, oigo rumores, para una represalia. Digo: Bueno, compañero, si es de morirnos, aquí moriremos, pero gracias a Dios, como dije anteriormente, estamos vivos gracias a Dios, nos sacaron arriba, a la cubierta, a los pocos días fueron uno oficiales con una listita, y también ahí yo me puse un poco bronco, asutao. Dice: De los 12 oficiales, aquí hay seis, fulano de tal, fulano, fulano, fulano, fulano y fulano, yo estaba ahí preso, me llevaron a la Base 27 de Febrero en La Marina, después, un marino me aconsejó, me dio libertad, pero no nos dio armas de fuego, y nos envió a cada uno al interior sin armas de fuego.
Testimonio de Santa Concepción, José Vicente
Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 2005
Investigador: Ángel Encarnación
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
- Estallido de la Revolución de Abril
Ángel Encarnación (AE.) Y en el momento del estallido Abril 24 dónde se encontraba usted.
José Vicente Santa Concepción (JVSC.) Nos encontrábamos en la Academia, éramos estudiante militar en la Academia Militar La Carrera en San Isidro.
AE. Qué circunstancia determina que ustedes queden en un bando u otro de los dos enfrentados.
JVSC. La circunstancia que provocó eso obedece a que como estudiante militar el Cadete no toma acción ni parte en una guerra, excepto en aquella oportunidad, en Rusia, y en una oportunidad en Japón, éste quizás es el tercer caso. De tal manera que el 24 de Abril del 65, era sábado, nos proponíamos salir a la calle, ya estábamos en el patio interior de la Academia, con nuestro traje sabatino de gala, y ya para salir a abordar el vehículo, se nos informó que no hay salida, luego nos quedamos esperando una segunda oportunidad, hasta que al final no hay una segunda orden, nos desvestimos, pero pensamos que algo estaba pasando, llegó la noche, se nos informó, no pudimos oír la radio y la televisión, lo que teníamos, y vuelvo ahora atrás, al caso de que sabíamos que algo estaba pasando, sabíamos que ya eso lo provocaba alguna cuestión de fuerza mayor.
Amanece el 25, la Academia está rodeada de armamentos y a las seis de la tarde, el 25 salimos de la Academia vestidos de verde olivo, con nuestro fusil, ya en la noche es posible que los militares hicieran un ejercicio regular del que se hacía, pues nosotros nos fuimos como quien va para guerra, en una formación, y sabiendo ya por un radito que tenía uno de los cadetes, qué era lo que estaba pasando, nos metimos al cañaveral con otros oficiales hasta que a la una de la mañana, ya diríamos 26, se ordenó alejarnos de la Academia y sin preguntar por qué, enfilamos hacia San Pedro de Macorís y ya habíamos tomado una actitud de apoyar lo que estaba pasando, apoyar al pueblo, claro, teníamos el temor de que Wessin, al saber que abandonamos, ya no solo la Academia sino, porque pudimos habernos ido al CEFA.
AE. ¿Cuál fue la razón esencial que los motivó a apoyar el Movimiento Constitucional en ese momento?
JVSC. Mira, es que un cadete es un estudiante, ahí no había uno que llegara a 25 años, éramos jóvenes que pensábamos en el porvenir de la nación y cuando tú escuchas en una radio, estimulando al apoyo que se necesita para darnos el gobierno constitucional del 63, y sabiendo ya los pronunciamientos que han habido, todo sin expresar nada que pudiese convertirse en una algarabía, tomamos la decisión en silencio, nos fuimos, aunque en ese momento no había habido ningún combate, en la vida militar tú tienes que dar paso muy certero, porque si tú entra en duda conmigo, estamos armados. Tal es así, que cuando salíamos a San Pedro, luego del cruce de Boca Chica, cuando venía un vehículo, a lo lejos nos tirábamos al cañaveral, para que no nos delataran, una actitud ya premeditada, ya nosotros sabíamos que la provincia del este o del Cibao estaban apoyando al gobierno constitucional, que estaban en contra de todo lo que hasta ese momento se estaba dando. Tal es así, que luego de llegar al cruce de los Llanos, ya con las horas de la madrugada abordamos a un señor en su finca para que nos prestara el camión y ahí pudimos llegar más rápido a San Pedro, temiendo lo que podía mandar Wessin; un tanque o una tropa a perseguimos, cuando nosotros llegamos a San Pedro de Macorís, ese 26, aquel pueblo estaba tirado a la calle, desbordado, apoyando el levantamiento, y los militares regulares tuvieron que entregarnos la Fortaleza a nosotros y duramos ahí con todos los oficiales y los cadetes, los cuales fueron distribuidos en puestos estratégicos, como la Corporación, las antenas de emisoras y de televisión, el puente Iguamo, donde estábamos los cadetes, ahí me correspondía estar, en el puente Iguamo, nos hirieron a un cadete, que hoy es un médico muy eminente, que el avión ametralló y le hirieron en la pierna, el costado, y tenía un primo que se iba a morir, claro, al venir ese ametrallamiento las cosa cambiaron, habíamos estado tranquilos porque no había ningún enfrentamiento bélico, ahí es cuando ya el 28, al llegar los americanos, los militares regulares vuelven y toman su poder, y nosotros entonces tuvimos que de una manera valerosa, tomar dos guaguas y un camión del CEA (Consejo Estatal del Azúcar) e irnos vía Hato Mayor y de Sabana de la Mar, nos fuimos a aquel lado en una embarcación hasta Sánchez, ahí en Sánchez, fuimos hecho presos, parte de los otros se desbandaron hasta llegar a la capital y al final fuimos todos recluidos en el CEFA, hechos prisioneros, hasta que el día primero de Junio comenzó la distribución a sus familiares y al final, muchos nos fuimos a donde Caamaño, otros se quedaron en su casa, no participaron, por eso no todos los cadetes participaron en la Revuelta de Abril, entonces Caamaño nos reconoció, nos ascendió hasta que al final fuimos distribuidos a Francia, Venezuela y Chile.
Testimonio de Sierra, Julio Samuel (Yimmy Sierra)
Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 12-03-2007
Investigador: Jesús Díaz
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
- Revolución de 1965/ Discurso de Donald Read Cabral
Yimmy Sierra (YS.) Estábamos el 24 de Abril de 1965, César Pérez y yo, en la mañana, comentando sobre eventualidad de que se produjera algo, y a las dos, a la una y pico cerca de las dos, el Doctor Peña Gómez dijo: ¡Salgan a la calle, que ha caído el Triunvirato! César Pérez y yo nos reunimos inmediatamente, y decidimos irnos a Radio Televisión Dominicana, pero eso allá significaba en cada esquina surgiera un mitin, y comenzó la gente a seguirnos.
No olvido, que llegando a la José Ravelo, dos esquinas antes de llegar a la Voz Dominicana, subo yo en una pared, que había una frasecita que yo decía, que siempre me la pedían, que la primera vez le dije, que al Triunvirato, el pueblo le había tirado una moneda y cuando se agachó a cogerla le dieron una patada por el trasero, y la masa gozaba, entonces, ¡di lo de la moneda!, y yo tenía que decir la cosa otra vez en cada esquina, pero cuando estoy llegando a la José Ravelo, con un paquete de obreros y vaina, y me subo en una pared para aterrizar otra vez ahí, un maldito viejo sale con un machete (se ríe), ¡mira el comunista del diablazo!, entonces me dio a mí un planazo, y yo lo que hice fue reírme, y todos los otros, nos mandamos huyendo, el viejo nos expulsó, pero caímos ese 24 en la Voz Dominicana, y yo me quedo impresionado, porque no nos acercamos por temor, César y yo y vemos que se desmonta un Jeep, y del Jeep se desmontan tipos civiles armados, y eran del PRD, y esos tipos entraron y nosotros seguimos, porque no nos han prohibido meternos para allá, no supe lo que pasó, porque no hubo nada, nos quedamos dando vueltas por la San Martín, por esos sitios no pasó prácticamente nada el 24, nada pasó, en la noche fue donde Donald Read Cabral metió la pata, salió por televisión diciendo: “Aquí no está sucediendo nada, todo está en calma, lo único que pasa es que hay dos cuarteles que están sublevados, el Campamento 16 de Agosto y el Campamento 27 de Febrero, el Campamento 16 de Agosto, que está ahí, en el espacio de la UNPHU, por la Jhon F. Kennedy, le hemos dado un paso hasta la madrugada, hasta mañana, para que se rindan, si no se rinden los vamos a bombardear”. Por su puesto, eso fue un disparate, porque los militares entonces bajaron toditos a la ciudad, la ciudad amaneció tomada, resulta que durante el primer período de la Revolución, se salió, éramos revolucionarios constitucionalistas de día, pero de noche nos acostábamos en la casa, como la mayoría de los jovencitos, porque éramos hombres jóvenes y éramos de papá y mamá, no sabían ellos que éramos tígueres de la calle, revolucionarios, entonces se acababa el mundo de noche y uno estaba durmiendo en su casa, de día, incluso, ya establecidos los comandos, yo dormía siempre en mi casa, nunca dormía en el comando.
Testimonio de Sosa Valerio, Ariosto
Lugar de entrevista Santo Domingo
Fecha de la entrevista 2005
Investigador: Ángel Encarnación
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril
- Estallido de la Revolución de Abril
Ariosto Sosa Valerio (AS.) En el momento del 65, el 24 de Abril, yo estaba estudiando, estaba en el 3ro de la carrera, y ese sábado estábamos en Villa Duarte, donde yo vivía, estudiando, el lunes vinieron con el programa de Figura Democrática del PRD, Peña Gómez en ese programa llama al pueblo, le da la noticia al pueblo de lo que está sucediendo, que el Triunviro Dominical se ha sublevado, que el pueblo se tire a la calle a apoyarlo, nosotros automáticamente cogimos para acá, para este lado, para Ciudad Nueva, porque Ciudad Nueva es el área en donde yo me había radicado, de Santiago para Santo Domingo, fue donde me desenvolví casi todo ese tiempo y nos incorporamos al movimiento, el movimiento de masa de todo en la calle.
24, 25, 26, 27, fue algo significativo, para el 26, me parece que fue el 26, 25, que las cosas se van conllevando, cuando el pueblo asaltó el Palacio Nacional, no aquel movimiento posterior, el asalto militar, sino el pueblo, la masa, en esos momentos, antes del asalto, que estábamos en el área de La Zona Colonial, en el Malecón, Espaillat, en esa área ahí del Malecón, frente, en la Plazoleta del Parquecito dedicado a Rubén Darío, ahí está la estatua de Rubén Darío, ahí estaba congregado el pueblo, y recuerdo que Emma Tavárez estaba, como decíamos en esa época, agitando el pueblo, exhortando, en un momento determinado, yo estoy al lado de Emma y eran unas casitas que tenían una especie de galería, y en un momento de agitación, yo me pongo al lado de Emma, y vi un frase “Al Palacio”, y ahí cogimos esa masa increíble para el Palacio, yo no recuerdo si fue el 25 o el 26, cuando se tomó el Palacio, por ahí los libros (Golpe y Revolución/ El destino dominicano) dicen con exactitud la fecha que se tomó, eso fue en la mañana, entonces a partir de ahí es cuando se comienza a bombardear con los aviones el Palacio, por la mañana.
Bueno, en todo ese proceso, bueno, en esos dos libros dicen que Ariosto fue uno de los que estaba presente en el cambio de gobierno, a sacar ahí a Donald Read Cabral, que era el que estaba al frente del Triunvirato, que después se convirtió en uno solo, Donald Read Cabral y en el cambio de mando del gobierno. Bueno, a partir de ahí, resulta que yo había salido -como te decía- el 24 de Abril de mi casa, había dejado mi familia, mi esposa, que estaba embarazada del segundo hijo, una niña que no había cumplido un año, y ya con tres días ausentes, con cuatro días ausentes, en la mañana del 28 de Abril trato de cruzar el Puente y en el Puente me hacen detener, ahí es cuando yo me entero de que los norteamericanos habían desembarcado, me hacen prisionero junto con varios amigos que me encontré ahí y me llevan a San Isidro, o nos llevan, porque no fui yo solo, en San Isidro nos interrogan y en San Isidro pues duramos unos 10 días, de San Isidro observé que habían muchos militares, oficiales prisioneros porque a nosotros nos colocaron en una celda precisamente frente a ellos, a la celda de los oficiales.
En la San Isidro podríamos mencionar un hecho interesante, y es que como a los dos días me sacan a media noche, me suben en un camión, a media noche, doce, una, me suben en un camión, supuestamente que me van a fusilar, me llevan a un cañaveral y hacen todo el aparataje de un fusilamiento, de rodilla, ni siquiera de pies, de rodilla ahí en asfalto, en un camino vecinal de esos carriles de caña, dispararon al aire y eso fue todo, cuando dispararon al aire yo dije: bueno, si no me tiraron ahora, ya no me van a matar, porque esa era la oportunidad, me retornaron, a los dos días nos mandaron a Hainamosa, también de noche, también repleto de prisioneros, nos llevaron a Hainamosa y cuando eso, era en ese tiempo un Estado de una finca ganadera, que en ese momento era del Estado, que había pasado al Instituto Agrario, porque había una finca ganadera de los Trujillo, un Estado muy amplio, muy grande, cuando yo veo allí todas aquellas gentes, digo: bueno, ya yo estoy salvo, porque aquí no nos van a matar a toda esta gente que estamos aquí, ahí había, no voy a hablar de miles, pero sí de centenares de compañeros, compañeros combatientes, no combatientes, gente sospechosos. ¿Qué sucede? Que en ese momento, parece que fue el día nueve, el ocho o nueve de mayo, cuando La Voz de las Américas, desde Washintong, lanza los nombres de los famosos 53, ese mismo día, ese mismo día otra cualidad, en la tarde nos liberan por mediación de la Comisión de la AD-HOC, que se creó en la OEA para investigar ya la lucha del crimen que se estaba cometiendo, y ese día por la mañana, fue la OEA a esa comisión, a Hainamosa, donde se estaban depurando los prisioneros, entonces a mí me tocó la suerte, porque fue cuestión de suerte, de que en esa depuración no aparecí yo con ninguna muestra de armas, vamos a decir, de cosas comprometedoras, como yo decía, y me pusieron en la lista de libertad, eso fue por la mañana, en la tarde, a eso de las cinco de la tarde, nos despacharon, nos montaron en el camión de Hainamosa y aquí al entrar a donde está el Cuartel de Policías ahí nos migraron, había toque de queda a las seis de la tarde, de ese momento que nos liberaron cogí a paso doble para Villa Duarte, que era donde vivía, vivía frente a Barceló, a la Industria Barceló, cuando llego allá, a donde Osiris, no a mi casa, porque en mayo había una ametralladora colocada en la casa, arriba, pero llego donde un vecino, que fue un compañero del Partido y me da albergue, no sabían de mí, dónde yo estaba, estaba desaparecido, le cuento lo que me había pasado, qué había sucedido, me da albergue y ese sábado, ahí sobre las siete u ocho de la noche, cuando oigo y oí la lista de los primeros “Comunistas”, ellos nos estaban provocando a salir, porque éramos del Partido Socialista, que era el Partido Comunistas, éramos los famosos comunistas en esa época, fueron los famosos comunistas, los famosos 33 comunistas, este tercer grupo que ellos anunciaron la primer vez, de los primeros 14 ahí estaba Ariosto Sosa, ahí digo yo: ¡Contra!, por un día más estoy vivo, porque si esa lista llegaba a mano de San Isidro estando yo prisionero, bueno, no estuviéramos haciendo esta entrevista, como posteriormente sucedió con muchos otros compañeros combatientes, finalmente, hasta ese momento yo no era un combatiente, yo era más bien un agitador, que cuando oigo esa noticia le digo al compañero Chenchén Moya, digo, mañana a primera hora tenemos que cruzar el río, en esa época cruzábamos el río en yola, tengo que cruzar el río, tengo que irme de aquel lado, más que tengo mi familia, tengo que irme de aquel lado, así lo hicimos, a primera hora, a eso de las 3 de la mañana cogimos la yola y a remo, a remo se cruzaba el río en esa época y cruzamos de este lado, ahí es cuando me llevan donde los compañeros, el Partido, la Dirección del Partido, la familia y me buscaron por muchísimos sitios como desaparecido, en los muertos, es decir, que yo en ese período del 28 a 10 días después, no participé en nada porque estaba así.
A partir de ahí entonces me asignan, en el 65, me asignan que me incorpore al comando que se había creado en POASI, sindicato de los portuarios, nosotros estábamos en Santa Bárbara, frente a la Clínica, ahí nos incorporaron y me responsabilizaron como comisario político del comando y me impusieron bajo mi mando a Roberto Cassá, lo pusieron bajo mi mando la parte juvenil del partido, Roberto Cassá, Félix Ariosto, Pierret, dos compañeros más de Rodolfo Pierret y Ulises Santamaría, esos eran los jóvenes del Partido, jóvenes de 16, 17, 18 años, mi posición era político-militar, yo no sabía nada de armas y me entregaron una Carabina y me hicieron el entrenamiento básico, cómo se arma, se desarma y cómo se tira, cómo se dispara, y ya, y hacer frente a lo que venga (se ríe), hacer frente a lo que venga. Por primera vez le puse la mano a un arma de fuego. Entonces ahí, durante todo ese tiempo, hicimos el trabajo que había que hacer, detener a los norteamericanos, ya se estaba peleando todavía, se estaba peleando en la Zona Norte, había comenzado realmente la limpieza en la Zona Norte, ya había entrado el CEFA, por eso tuvimos que entrar de Villa Duarte cruzando el Ozama.
Así entonces participaron, digo yo, en una manera destacada, luchó como un soldado, un combatiente, e hicimos el trabajo que teníamos que hacer, aguantando paquetazo, de manera tal, que aun cuando termina la Guerra, el comando se mantuvo, los yanquis tampoco por ahí pudieron avanzar, hubo un combate, que fue cuando murió el joven médico Frank Díaz Dantes, un joven médico recién graduado, que prestaba servicio en muchos hospitales, no clínica privada, sino hospital, pero se incorporaron al servicio de la causa constitucionalista y recogiendo un cadáver fue que mataron a ese compañero, o a un herido en ese momento, no un cadáver, un herido y ahí lo matan, luego nosotros quisimos penetrar y así nos mantuvimos.
Participamos luego en la Academia militar que se creó allá y que estaba comandada o sub comandada, después cuando yo lo vine a tratar, por Aristy, mi hermano Aristy y ahí hicimos el entrenamiento básico de arrastre de superficie, escalamiento de edificio, ahí aprendí una serie de cosas que jamás pensé.
Bueno, así hasta que pasó, se llevó a cabo la firma del Acta Constitucional, de reconciliación, etc., etc., entonces Encarnación, que yo no puedo decir que tuvo una participación estelar, destacada en cuanto a combate, un soldado más de los que estuvo en frente, como otros compañeros que tuvieron una actitud y una oportunidad, porque se trata de una oportunidad en el momento que tú estás haciendo las cosas destacamiento extraordinario en eso.
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