viernes, 17 de diciembre de 2010

Gestación del Movimiento conspirador, Testimonios - parte 2



Testimonio de Castillo, Miguel (Farú)
Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 2005
Investigador: Ángel Encarnación
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril


Movilizaciones políticas y sindicales en la Romana (La Romana 1965)
Ángel Encarnación (AE.) Farú, y a pesar de tu cortísima edad, ¿qué tú recuerdas del Golpe de Estado contra Bosch?

Miguel Castillo (Farú.) En mi casa siempre hubo espacio de discusiones y de participación política, cuando pasó ese proceso mi hermano mayor era dirigente del 14 de Junio, e inmediatamente comenzaron a organizarse espacios y reuniones de conspiración y de preparación de protestas por los acontecimientos que ocurrieron, y aunque esto al que implicaba era al PRD como tal, esto, que mi mamá era perredeista y en mi casa se hacían muchas reuniones, muchas visitas, yo veía todo ese movimiento, todo ese movimiento de protesta, de organizaciones, de reuniones, pero no tenía suficiente conocimiento de lo que estaba pasando, solo veía las acciones de reuniones, los pronunciamientos, las protestas, en la Romana, que es un pueblo muy progresista, los trabajadores a través del Sindicato Unido se hicieron sentir muchas veces y endurecieron sus demandas y politizaron mucho sus reivindicaciones laborales y vinculadas a los procesos políticos también por el retorno a la constitución, el movimiento por el retorno a la constitución era lo que se le levantaba como bandera política, en la Romana tenía mucha presencia y el Sindicato Unido era una especie de estandarte de las luchas populares, porque era apoyado por el PRD, era apoyado por las gentes del 14 de Junio, era apoyado por las gentes del MPD.

AE. ¿Tú tenías responsabilidad entre lo que era el trabajo sindical en esos tiempos?

Farú. No, no como tal, yo no tenía responsabilidad en el trabajo sindical, pero yo sí tenía vinculaciones, yo iba al Sindicato Unido, yo iba a convocar a muchos de esos dirigentes sindicales que participaban en el MPD, como era Ramón Montilla lo recuerdo como ahora, y ya en el 1963, 64, en esa época, comenzaron también los procesos de vinculación del MPD con el movimiento sindical y posteriormente muchos sindicalistas se vincularon, yo me recuerdo perfectamente de Guido Gil, que era un asesor legal del Sindicato Unido y que en su época organizó el llamado “Paso de la hicotea”, que era una forma de hacer huelga a pesar de estar prohibida sin que pudieran decir que se estaba haciendo huelga, es decir, los trabajadores reducían la marcha de sus acciones laborales a un 2%, en vez de llenar 10 sacos de azúcar, llenaban 1, en vez de caminar a 6 kilómetros por hora caminaban a 2 kilómetros por horas dentro de la fábrica, en vez de coser 20 sacos cosían 2, y así también en la popular, en la carpintería, en todo lo que era el complejo del sector Romana, entonces, esa táctica o política en los años antes de la guerra la desarrolló Guido Gil, le llamaba “El paso de la hicotea”, Guido Gil, ya después de la Revolución volvió a La Romana, pero ya era como dirigente del MPD y ya ahí fue apresado y fue desaparecido porque era esa época que había una guerra civil no declarada, en la que se desaparecieron a tantos dirigentes revolucionarios.


Testimonio de Castillo, Sergio Frank
Lugar de la entrevista NO INDICA
Fecha de la entrevista 26-12-2006
Investigador: Jesús Díaz
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril

Movimiento de militares en contra de Donald Read Cabral (Sto. Dgo. 1964-1965)


Sergio Frank Castillo (SC)... Recuerdo que habían un señor que vivía en la Doctor Báez, se llama Paco Gómez, fue uno de los que participó con Juan Bosch, o sea, de los que cuando Juan Bosch regresó, ese señor era muy amigo de Juan Bosch, Paco Gómez, tenía un hijo que había sido oficial de la Policía y lo habían cancelado, se llamaba Carlos Gómez Ruiz, inclusive, él vino clandestino aquí de Puerto Rico, él estaba con Juan Bosch allá en Puerto Rico, ese muchacho era un luchador, era un enfermo con Bosch, Carlitos Gómez Ruiz, hijo de Don Paco Gómez, que vivía ahí en la Doctor Báez cerca del Partido. Entonces, ese muchacho viene pero no obstante a eso, el tío mío, abajo de donde nosotros vivía un Teniente del Ejército, que era compadre de Nivar Seijas, porque él fue su padrino de bodas, entonces el tío mío se hace amigo de él y empezamos a conspirar con él, porque lo que nosotros queríamos era penetrar dentro de las Fuerzas Armadas a través de contactos con militares.

Jesús Díaz (JD). ¿Ya usted no era militar?

SC. Sí, sí, yo seguía siendo militar, claro que sí, pero que ahí surge que el tío mío quería un contacto del Ejército, por ejemplo, y ese señor tenía facilidad, porque él trabajaba en la Jefatura y era amigo de Peña Taveras, del Coronel, de Mario Peña Taveras, que en ese entonces era Capitán del Ejército, jefe de personal de la Jefatura de Estado Mayor del Ejército. En ese entonces era Rivera Cuesta, el General Rivera Cuesta era el Jefe de Estado Mayor del Ejército, entonces el tío mío acordó con Faña Rivas, que así se llama él, porque él está aquí y trabaja en el aeropuerto creo, todavía hace el contacto con Peña Taveras para que Peña Taveras se pusiera con Mundito Espinal en esa época, y Many, creo que Many era Secretario General del PRD en esa época. Bueno, tuvimos días convenciendo a Peña Taveras, o sea, presentándole el plan antes de llevarlo donde Mundito y Many, al cuarto día, me acuerdo yo, Peña Taveras dice: “ok, vengo tal día para que bajemos allá abajo”, ellos vivían allá, creo que en la Isabel la Católica o en la Arzobispo Meriñe, por ahí, esa calle que pasa por el correo, La Católica, Mundito vivía arriba, en un edificio que hay cerca por ahí, pero que ya, por ejemplo, en la zona de Villa Duarte ya esas gentes tenían prácticamente una zona, ya ellos tenían todo, entonces llevamos a Peña Taveras allá, recuerdo yo, yo bajo a la escalera, pero yo estaba vestido de civil, yo tenía arma conmigo, porque la policía pasaba mucho por ahí. Entonces, Peña Taveras se comprometió que dijo: “ok, yo voy a participar en el Movimiento”, pero, porque el 24 de Abril no era el día precisamente que iba a empezar la Revolución, eso todavía no estaba definido, porque había un grupo de Nivar, el grupo de Nivar lo que era traer a Balaguer, el grupo de nosotros lo que quería era la constitución Juan Bosch del 63, y eso se pasó meses en eso.

Bueno, dice Peña a Many y a Mundito que si a él recurren él va a actuar y así pasó, lo descubrieron el Servicio de Inteligencia. Bueno, cuando Rivera Cuesta sale de su oficina se va a quedar Peña Taveras preso, ya Peña Taveras los militares que estaban ahí estaban con él y ya le había dado la orden que cuando lo fueran a hacer preso a él también tenían que hacerlo preso ahí, a Rivera Cuesta y así sucedió. Inmediatamente pasó eso se llamó a Peña Gómez, porque ya era cuestión de que había que empezar el Movimiento.



Testimonio de De la Rosa, Jesús
Lugar de entrevista AGN
Fecha de la entrevista 21-11-2006
Investigador: Jesús Díaz
Proyecto: Voces de la Revolución de Abril

Integración al Movimiento de Militares Constitucionalistas. (Sto. Dgo. 1965-04-24)

Jesús de la Rosa (JDR). En ese discurrir, un oficial, en ese tiempo Capitán de la Aviación, del Ejército, mejor dicho anterior Aviación, el capitán Héctor Lachapelle, quién habló… éramos compañeros, como yo había ingresado de las dos academias, de la Academia Naval y de la Academia del Ejército, conocía muchos oficiales del Ejército, o había estado en la Academia Militar con muchos oficiales del Ejército y los conocía, pero ese oficial, o Capitán hasta aquel día, ¿verdad?, particularmente allegado a mí, era como amigo, y me habló de una conspiración para volver, para restablecer la constitución del 63 con Bosch a la cabeza, yo no era ni simpatizante, ni adversario del presidente Bosch, yo era indiferente, pero ya como ciudadano, ya me estaba molestando la corrupción existente en el gobierno de facto, Donald Read, en aquello, aquello era asqueante, cuando en Sequir atracaba era asqueante, ver cómo los oficiales de Aduana en esa época trataban de todas maneras, de todas formas, de que el Capitán, que era un señor español muy correcto, le diera lo que no era dado darle, es decir, todas las cosas mal hechas, habidas y por haber ocurrían en ese entonces. Yo dije: “bueno ¿Y qué papel yo puedo jugar en esa conspiración que ustedes tienen? “Bueno, mira”, me explicó en sentido general que Bosch arribaría al país al puerto de Barahona, y que en Barahona, el comandante del Ejército, de las tropas de tierra del Ejército era Canoabo Fernández, en ese tiempo Coronel, Canoabo Fernández, y que desde ahí se iba a lanzar una proclama, que Bosch iba a estar en una proclama desde Barahona con el apoyo del Ejército y sería restituido en el poder, era más o menos así. Entonces, yo empecé a preguntarle: “¿Bueno, y qué tengo yo que ver con eso?” “¿Qué papel yo puedo jugar en eso?” “Mira, se necesita un oficial de confianza” “¿Aja? Digo: “¿Yo soy de confianza?”. “Para que vayas a Puerto Rico y comande la embarcación que va a llevar a Bosch a Barahona de regreso al país”. Recuerdo que era un tres o cuatro de enero del 65. “Tú te vas a ir a Puerto Rico y allá en Puerto Rico el coronel Fernández Domínguez te va a explicar en qué consiste el plan en detalles”. No sé cómo, ni por qué, le dije: “está bien”. En ese tiempo no estaba haciendo gran cosa, me pasaba el día caminando, una persona que siempre le ha gustado el trabajo, no tenía nada que hacer, me llevó un pasaporte, ya no recuerdo a nombre de quién, y alrededor de cuatro o cinco dólares.

Jesús Díaz (JD). El pasaporte para usted viajar no estaba a nombre suyo.

JDR. No, no, fue un pasaporte falso. Cogí el pasaporte, el dinero, salí hacia Puerto Rico.

JD. ¿En qué fecha se fue?

JDR. Eso fue, tuvo que ser el cuatro de enero de 1965, fue un día antes del día de reyes, donde me llevaron, que fue a la casa de la mamá de Fernández Domínguez, de la madre de Fernández Domínguez, había unos niños jugando con unos carros, con unos juguetes, que debía haber sido de reyes, debe haber sido cuatro o cinco, era día de reyes.

Cuando llegamos al aeropuerto me encuentro con un piloto apellido Román, que cuando Manolo se fue a la loma a él le ordenaron bombardear, y en vez de bombardear se llevó el avión a Puerto Rico, pero que también había estado conmigo en la Academia y yo lo conocía. Entonces, él me llevó a la casa de la madre de Fernández Domínguez, eso era en horas de la mañana y Fernández Domínguez llegó como a las seis de la tarde, yo no lo conocía: “Ah, ¿usted es el comandante?” “Sí”. Bueno, me dijo que me quedara en la casa, que íbamos a salir al otro día y que no me dejara ver de nadie, instrucciones simples de seguridad.

Bueno, al otro día, viene temprano, él no vivía ahí, él no pernotaba ahí, él no durmió en esa casa parece, él estaba en otro sitio. Él llegó tempranito a la casa, me preguntó que si me había desayunado, nos desayunamos juntos, la madre nos preparó un desayuno y me dijo: “vamos a llegar a un sitio”. Salimos por ahí, llegamos a una casa del viejo San Juan, solamente recuerdo que era en el viejo San Juan, cuando ahí entramos a la casa yo me siento detrás, tenía varias salas, varios espacios, yo me siento en un espacio y él se pone a hablar, entra a…, va más allá, a otra sala y se pone a hablar con dos señores, con tres señores, cuando terminan la conversación, que están hablando como 15 minutos, vienen hacia mí los tres, eran: Muñoz Marín, Juan Bosch y el Rector de la Universidad de Puerto Rico y él, fue la segunda vez que hablé con Juan Bosch, pero él no recordaba el episodio de la liberalidad: “Oh comandante, usted es el comandante”. Entonces, yo recuerdo que Muñoz Marín le dijo a Rafael Fernández Domínguez: “este es un Capitán de 15 años”, queriéndole decir como que yo era un comandante muy joven para un asunto tan delicado, y Fernández Domínguez le contestó: “usted no sabe quién es ese”, o sea, queriéndole decir 18-00 (juventud) que no sabía quién era yo. Bueno, el caso es que terminamos, ellos…, terminó el saludo y yo salí con Fernández Domínguez. Cuando veníamos para acá, él me dijo: “Comandante, ¿usted ha pertenecido a un Partido Comunista? Digo: “no, yo no, yo soy militar, pero nunca en mi vida he participado”. Efectivamente así era, yo tengo un hermano que se llama Fernando, que sí es dirigente sindical y sí creo que pertenece a un partido de izquierda, yo no sé a cuál es, pero creo que sí. Entonces, me dijo, recuerdo, yo he leído poco de comunismo, me dijo a mí: “Mira, lo único que yo he leído de comunismo”. Me dijo Fernández Domínguez: “Un libro que se llamaba “El tiburón y la sardina” de Juan José Arévalo”. Digo: “Aja… digo: “¿Por qué este hombre me pregunta esto? Eso yo lo vine a saber después, me quedé con esa intriga. ¿A qué viene esa pregunta?, pero no le dije nada. Cuando llegamos, de ahí salimos a comer, pero, en lo que comíamos lo llamaron al restaurante, o sea, que parece que él me llevó a un sitio donde él acostumbraba a ir, el caso fue que él me dijo: “mire comandante, tenemos que irnos para la casa, que está pasando algo muy grande”, cuando vamos a la casa de la mamá hay como una escena, la mamá le ha dicho que lo están llamando de Santo Domingo, y que Juan Bosch también lo estaba llamando, pero yo acabo, no también, porque el caso es que se había descubierto el complot, pero, lo había descubierto un hermano de él, y él comenzó…

JD. ¿De Fernández?

JDR. De Fernández, y él comenzó a rabiar, a estrellarlo todo, lo noté ya fuera de control, cuando se calmó, yo me senté en la sala mientras él se complicaba, y estrellaba, se halaba los pelos, estaba fuera de sí el Coronel Fernández. Después, cuando él se calmó, lo que sucedió fue que Milito Fernández, el Coronel Milito Fernández Domínguez, el que llegó a ser Canciller, Emilio Ludovino Fernández, que era Coronel del Ejército, oficial de ley, había revelado el complot, y ya las Fuerzas Armadas Dominicana estaban alertas, y ya no se podía.

JD. Se cayó el plan.

JDR. Se cayó el plan. Entonces, él me dijo: “Bueno, tú decides, tú te quedas aquí conmigo, o te arriesgas a ir a Santo Domingo”. “No sé hasta dónde han descubierto el plan, pero está revelado el complot ya”. Yo medité y digo: “No, yo regreso a Santo Domingo”. Ese día, entonces, él me presentó una amiga de él para que estableciera con ella un coqueteo de desinformación, para cuando me siguieran, si es que me habían mencionado, vieran, darle la impresión de que yo estaba en Puerto Rico cherchando. Bueno, así lo hicimos, pero me puso claro que no me pasara de la parada (confirmar raya o parada), que esa era una señora seria, y que simplemente era una labor de desinformación. Así mismo lo hice, al otro día tomé un avión y llegué al aeropuerto, pero cuando llego, el asunto a ser que estaba llegando al mismo tiempo que yo un líder sindical de los trabajadores del volante, que en ese tiempo era un sindicato muy combatido, no recuerdo ya su nombre.

JD. ¿UNACHOSIN?

JDR. No sé, pero había un dirigente también, Pachón Rivera Matos, que había llegado también, en el aeropuerto se armó un corre, corre, y yo creía que era conmigo, pero no era conmigo, el caso fue que yo chequeé y salí de ahí rápido del aeropuerto, un poco “chivo”, como dicen las gentes, porque yo creía que era conmigo el asunto, y no era conmigo, el problema era que había llegado un dirigente del MPD, en ese tiempo Pachón Matos Rivera y un dirigente sindical, que lo habían expulsado, que ellos habían llegado conjuntamente con el avión que me trajo de Puerto Rico, pero conmigo no había nada. Bueno, llegué a mi casa, llamé al capitán Lachapelle, y él me dijo: “mira, desaparécete y después hablamos”, había que hacerlo, desaparecí unos días hasta que todo después volvió a la normalidad, siguió así el asunto.

JD. ¿Usted llega aquí en qué fecha más o menos?

JDR. Oh, el siete de enero, siete u ocho de enero.

JD. Fue de una vez.

JDR. Fue de una vez yo le dije, Fernández Domínguez me propuso que me quedara, porque él no sabía hasta donde el complot se había revelado y yo le dije a él que no, que yo cogía el riesgo, a mí no me gusta mucho eso de exilio, digo: “no, no, yo me voy”.

Entonces, ¿viste?, como si nada, compré algunos juguetitos para los muchachos y algunas ropitas, y vine y no me pasó nada, eso fue en febrero, la conspiración después de unos días de descanso y de prudencia, volvimos de nuevo a la conspiración, ya entonces yo entré un poco más en lleno, hasta el sábado 24 de Abril.

JD. ¿Quiénes eran los conspiradores, en los que usted participaba?

JDR. Bueno, el problema que en esos tiempos todavía yo era más militar que político, y entonces, el contacto mío era Lachapelle Díaz, y yo nunca preguntaba más de lo necesario, es decir, que yo sabía mucho menos que lo que yo pude haber sabido en caso de haber recibido otro tipo de comportamiento, o sea, que yo sabía de los preparativos del complot, de lo que yo tenía que saber, Lachapelle me buscaba, decía: tal cosa, dentro de lo que yo pude hacer dentro de la Revolución, pero yo no sabía quién estaba, quién no estaba.

JD. ¿No llegó a reunirse con el grupo de la bomba?

JDR. Ahí era que me reunía, ese era el grupo de nosotros, pero, en ese grupo de la bomba no íbamos todos a la misma hora.

JD. Sí, porque no eran unas reuniones formales, un lugar de encuentro.

JDR… Yo iba cuando tenía que ir, pero, ese era mi lugar de encuentro, porque Lachapelle se ganaba la vida, a mí me traen una bomba del cuñado y de su hermana. Entonces, ahí era que él me citaba, y yo iba, una vez se dio una reunión, para que usted vea, y a esa reunión fue el coronel Caamaño.

JD. ¿Ahí en la bomba?

JDR. No, en la bomba no, a una reunión que se dio en una casa, él me dijo: “vamos a una reunión”, y me dijeron que el Coronel Caamaño iba a ir, Caamaño me conoce porque éramos de la Marina, digo: “no, él me conoce, yo no me voy a dejar ver de él”, me fui.

JD. ¿Y en qué casa fue? ¿Recuerda?

JDR. No, no, ya yo no recuerdo, Santo Domingo ha cambiado mucho.

JD. No, yo digo de quién era la casa.

JDR. No, no.

JD. No conocía al dueño.

JDR. No, no, era de un civil, de un…, creo que era de Molina, debió haber sido de Molina Ureña, porque yo llegué a conocer y a tratar a Molina Ureña y al Coronel Hernando Ramírez, que fue el organizador del complot del 24 de Abril. Así pasó el tiempo, hasta que el 24 de Abril, a las doce del día, ah, el veintitrés de abril, el veintitrés de abril de 1965, ya se conocía la fecha del inicio, que el Golpe de Estado iba contra Donald Read, iba a ser el martes 25, martes 27 de Abril, a eso se llegó en la última reunión, según me informó Lachapelle, que me lo informó sábado, me dijo: “mira, arregla tus asuntos”, porque comenzamos las actividades el 27 de abril a las seis de la mañana en el campamento 16 de agosto.

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Voltaire

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