miércoles, 23 de marzo de 2011

La vuelta a casa de las víctimas del apartheid

ÁFRICA | Memoria histórica sudafricana
Imagen de un colorido edificio en 'District Six'. | J.B.Imagen de un colorido edificio en 'District Six'. | J.B
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Una larga fila de hombres y mujeres aguarda en la tercera planta del número 73 de la calle Strand Street en Ciudad del Cabo. Vienen, algunos desde hace unos cuantos años, a saber si recuperarán las tierras que les arrebató el régimen racial del apartheid. Hay que ir muy atrás en el tiempo y remover demasiado pasado para satisfacer algunas peticiones. Las primeras leyes de segregación racial, por las que negros y mestizos podían perder sus tierras de forma legal por el simple hecho de tener otro color de piel son de 1913 (The Blank Land Act).

Desde entonces, especialmente en las décadas de los 50 y 60, los afrikáners desarrollaron una tras otra nuevas normas más sofisticadas para impedir la convivencia entre razas, incluidos blancos a los que se prohibía convivir con "otros colores". Hoy, casi 100 años después de las primeras leyes, se acaban de realojar a algunos reclamantes en el mítico District Six, en Ciudad del Cabo.

'Una Memoria Histórica sin fin'

Hay quejas, muchas quejas, por un proceso que empezó con la llegada de la Democracia y que 15 años después parece que será eterno. La Memoria Histórica Sudafricana no tiene fin. "Debería terminarse en 2014, pero parece que estamos muy lejos", reconocen desde el Gobierno. "No sé si fue una gran idea", llegan a reconocer algunos de sus responsables en privado a ELMUNDO.es.
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"Hay personas que vinieron a reclamar sus casas con una fotografía o una carta que en muchos casos era de sus padres o abuelos", explica Franz Zottl, subdirector de comunicación de la 'Comisión para la devolución de tierras', en Western Cape. El plazo para hacer la reclamación terminó en 1998, pero hay miles de personas aún esperando resolución. Como Bryant, un hombre de 68 años, que reclama que le devuelvan su casa sin hasta ahora gran resultado. "Me echaron en 1972 de mi casa y aún no he podido volver", dice. ¿Dónde vives ahora? "Donde me fui entonces con mi familia, en Langa" (una barrida miserable de las afueras de la ciudad). Aguarda en la cola de la oficina, de nuevo, como el resto.

Un proceso lento

"Tenemos muchísima gente que se queja por la lentitud del proceso", reconoce Beverly Jansen, la directora provincial de la oficina de reclamaciones. "También es verdad que se han arreglado ya muchas solicitudes", especifica. En concreto, se han atendido 75.977 peticiones, lo que ha supuesto un gasto de 2.400 millones de euros por parte del Gobierno. El número de hectáreas afectadas es de 2.675.878 y las personas involucradas 1.622.242.
El proceso es el siguiente: "Una comisión estudia si la reclamación es verosímil. En caso afirmativo, se pone en conocimiento del actual dueño (en muchos casos es un segundo o tercer comprador o un descendiente del primer poseedor). Si el comprador tiene título de posesión, el Gobierno puede ofrecerle la compra del terreno y devolvérsela al reclamante. El reclamante también puede aceptar una compensación económica y renunciar a su casa (en muchos casos es la entrega de otra vivienda construida por el Estado). El problema es cuando el reclamante exige la restitución de su propiedad y el actual dueño la deniega.

El centenario caso Rhodes

"Entonces, el caso puede llegar hasta el Tribunal Supremo", explica Franz. Hay miles de distintos casos, y aunque la Comisión no los califica por razas, uno de los más llamativos es el concerniente a la familia Cyster, quizá porque se remonta a finales del siglo XIX, por lo complejo del caso y por lo clarificador de lo absurdo que llegó a ser el apartheid.
"El 19 de noviembre de 1889, Cecil John Rhodes -una figura clave en el proceso de colonización del sur de África- regaló al mestizo Vincent Cyster unas fincas en el Pniël sin que fuera registrada la transacción. En 1963, la zona fue calificada por el Gobierno del apartheid específicamente como área para mestizos, pero tras varios matrimonios mixtos de las dos últimas generaciones con blancos, los Cyster fueron calificados por las autoridades como blancos y se les pagó una mísera compensación por abandonar sus tierras" (estaba prohibida la convivencia entre las distintas razas y comisiones médicas dictaminaban si uno era blanco, mestizo o negro por el color de los ojos, el tamaño de la frente o de los hombros).
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Los Cyster reclamaron con la llegada de la democracia y los actuales dueños de la finca, una compañía anglo americana de explotación agrícola, ha acabado aceptando, tras un larguísimo proceso burocrático, un acuerdo de restitución en el que se ha donado parte del dinero al desarrollo de pequeñas comunidades agrícolas locales. "Este complejo ejemplo da una idea de los problemas que conlleva este proceso. Hablamos de más de cien años. Este ha sido quizá el caso más complicado que hemos tramitado", dicen en la Comisión.
En las provincias de Limpopo, Eastern Cape o KwaZulu-Natal hay decenas de casos de población negra que reclama la restitución de sus tierras por hechos ocurridos entre 1913 y 1927, al amparo de las leyes Black Land Act y Black Administration Land. "La documentación de estos casos se busca en el Archivo Nacional o en los pequeños archivos municipales", aclara Franz.

District Six: aquel barrio modelo

Las últimas semanas, en Ciudad del Cabo, en District Six, se han vuelto a realojar a varias familias que fueron desalojadas de allí en 1966. Ancianos que vuelven a un hogar que fue demolido por los bulldozers de un apartheid escandalizado por la pacífica convivencia que tenían en este barrio abierto y multicultural blancos, mestizos y negros. "Es una de las mayores vergüenzas de la historia de la humanidad lo que aquí pasó", dijeron las autoridades en el primer realojo en esta barriada en el año 2000.
Aún hoy la zona es una enorme brecha en la ciudad. Un solar sin apenas construcciones. "Cuando se tiró el barrio, el Gobierno planificaba recalificar la zona y construir oficinas y pisos para blancos, pero casi nadie quiso invertir ni comprar los terrenos. Todo el mundo sabía que desalojo era ilegal y a mucha gente le avergonzaba", explica una profesora blanca sudafricana, Philippa, que vivió de primera mano aquellos sucesos. De hecho, la compañía Technikon, que sí se instaló allí y ocupa un gran solar, emitió años después de acabado el régimen racial una nota de disculpa por instalarse en "suelo robado".
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El codiciado y regenerado terreno (se han levantado ya algunas casas) es en parte un secarral lleno de cristales y basura que rompe el paisaje de las afueras de Ciudad del Cabo. "¿Es usted uno de los nuevos habitantes de Disctrict Six?", preguntamos a la única persona que deambula por el solar. El tipo carga con una caja de fruta y dos barras de pan. "Vivo donde puedo", explica, mientras esconde la comida entre unos secos matorrales de los que sale una gran rata que baja veloz la ladera. ¿Puedo hacerle una foto? "Déjeme en paz", responde, y se tumba bajo la sombra de un solitario árbol de lo que hace décadas fue un barrio modelo que se pretende reconstruir.

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Voltaire

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