Estimados amigos, me dirijo a ustedes en virtud de nuestra común pertenencia a la Asociación Otras Memorias, ante una situación que afecta honda e injustamente a la historiadora Laura Benadiba, presidenta de nuestra Asociación. Pues bien, desde hace algún tiempo Laura viene siendo objeto de ataques en la red, perpetrados con la impune cobardía del anonimato del nombre supuesto o la adulteración de páginas preexistentes. Ataques que niegan hasta la evidencia irrefutable y documentada del trabajo realizado por Laura desde hace muchos años en el ámbito de la Historia Oral, y lo que es peor, caen en la bajeza de la denigración de tipo personal. En realidad con estas infamias sobre su vida privada y profesional se está expresando otra cosa. Se está expresando la molestia, el escozor, la incordia que suele aparecer en algunos ámbitos institucionales cuando alguna persona ninguneada por los círculos aúlicos de tales sacristías, no se resigna al rol al que es relegada, y lucha, trabaja, prosigue su labor profesional, a sabiendas de que el hacer mucho ruido hiere la sensibilidad de oidos que a fuerza de silencios aprobatorios se pensaron únicos dentro del campo. Y cuando esa persona con su trabajo y su intensidad logra por ejemplo, que uno de sus sueños, llevar la Historia Oral por fuera de lo académicamente establecido a gentes multidisciplinares en una variopinta geografía, se vaya convirtiendo en esta hermosa realidad que es la Asociación Otras Memorias, -a la cual estoy orgulloso de pertenecer como ya pertenecen más de trescientos socios activos- seguramente eso no agrada. Porque en muchos ámbitos es una tentación recurrente el propender a una hegemonía cultural en sentido gramsciano, que desafiando los discursos políticamente correctos se muestra prístina cuando alguien no acepta tal situación, y entonces se abroquela corporativamente ningueando hasta la posible existencia del rebelde o de pares similares al rebelde. Pues bien, lamentablemente para los que quieren la unanimidad con la que soñaron tantos totalitarismos que asolaron nuestro siglo XX, no todos los colegas están en tal o cual Institución. Hay otros que toman caminos ni mejores ni peores, pero si diferentes, y lejos de dejarse avasallar por la fuerza del número o del ninguneo proferido desde el supuesto prestigio sacralizado en tal o cual altar, intentan otras maneras de que "esta metodología" que ciertamente no es una corriente historiográfica pero que si hace a una forma de abordar el pasado, cumpla con la premisa que Ricardo Levene pedía a la Historia, esto es que fuera para el pueblo. Y no se trata de una discusión entre vulgarización o no vulgarización de tales saberes. Se trata de entender que el abordaje del pasado, pertenece no, a un grupo determinado por mas hegemónico que este se entienda a si mismo, sino a todos. En la diversidad enriquecedora, en la pluralidad de miradas, en el respeto al colega aunque esté ubicado en otro lugar, gana la disciplina, y al ganar esta ganan los destinatarios finales de la misma, que no son otros que los que definía Levene como recipiendarios finales de la Historia.
Pido entonces que hagamos efectiva nuestra solidaridad con nuestra amiga Laura Benadiba, escribiendo cada uno de nosotros unas breves líneas a su mail: lbenadiba@yahoo.com.ar y al de la Asociación Otras Memorias: otrasmemorias@gmail.com
Muchas gracias.
Fernando Cesaretti
Miembro de la Asociación Otras Memorias
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No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.
Voltaire
Muchas gracias amigo pedro por publicarlo! besos
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