domingo, 3 de abril de 2011

Corrupción Policias de Villa Faro

Miren este muchacho... cree que después de esta denuncia, puede ser asesinado por el mayor Sugilio de puesto en Villa Faro

Por Robert Vargas
Leuris Omar Díaz Gómez
Santo Domingo Este.- Sería interesante que el Fiscal Perfecto Acosta, el coronel Ludwig Suardí y el jefe de la policía José Polanco Gómez presten atención a esta denuncia.
Si no lo hacen, es posible que este chico, en pocas horas, sea asesinado por una banda policial que opera en el cuartel de Villa Faro, que tiene socios delincuentes que actúan en perfecta coordinación.
Dicho esto, que después no aleguen ignorancia.
Si a Leuris Omar Díaz Gómez lo asesinan, el primero que debe ser invesitigado es el mayor Sugilio; y, con él, a un tal "Juan Bosch".
Ya les explicaremos los motivos.
Pero antes, vamos a decirle que la tragedia que se abate sobre este chico es del conocimiento de la oficina del Fiscal Perfecto Acosta y del Coronel Suardí, quienes han preferido meter la cabeza en un hueco para "no enterarse" de lo que ocurre.
Díaz Gómez es uno de esos banilejos emprendedores. Tiene 32 años. Es graduado de la carrera de Enfermería en el Instituto Técnico Loyola.
Llegó a hacer el sexto semestre de la carrera de Medicina, que tuvo que suspender porque se vió en la necesidad de viajar a Europa a atender un pariente enfermo de Sida.
De regreso ya en el país, con sus ahorros pagó el inicial de una vivienda para comprarla a la Asociación Duarte de Ahorros y Préstamos para la Vivienda. Ya la pagó.
En el camino, como buen banilejo al fín, instaló un colmado en la misma vivienda. En la marquesina. En Villa Faro.
Allí tiene dos años, el mismo tiempo que tiene en el país tras regresar de Europa.
Su desgracia fue ir a vivir en un lugar donde delincuentes vulgares y policías se confunden. Ha sido víctima de los dos.
Ocurre que, según nos comenta el chico, el pasado día 21 de Enero, Día de la Altagracia, y en medio de un fin de semana largo, un vecino que dice ser "Director de la CAASD", se levantó temprano.
El vecino, Pedro Julio Mateo Rodríguez, tomó una lata que tenía llena de "mierda" suya y de los perros que posee.
Mateo Rodríguez tiene por costumbre "almacenar" todos sus excrementos y los de sus perros.
Ese día, por tercera ocasión, le repartió mierda a todos los vecinos. Embarró el colmado propiedad de Leuris y regó un poco más en las viviendas de los vecinos.
Para condimentar el asunto, Mateo Rodríguez regresó a su casa y retornó con un galón lleno de orina y "roció" las casas del vecindario.
Cuando terminó su "obra" Mateo Rodríguez entró su vivienda, se bañó, y se vistió de saco y corbata. Partió entonces a "su oficina" en la que es "Director de la CAASD".
Por acciones como estas y otras más los vecinos han ido en múltiples ocasiones a la dotación policial de Villa Faro a solicitar auxilio y protección. Ningún oficial le hace caso.
Mateo Rodríguez es un tipo extraño. En su residencia tiene varias calaveras de sus "parientes" que, supuestamente, fue y sacó de la tumba en el cementerio de la avenida Máximo Gómez.
En dos sillas coloca dos de estas calaveras y en una tercera se sienta él. Entre los tres se toman algunas cervezas. Y así, son felices.
El asunto es que, entendiendo que en la Policía nadie les hace caso, los vecinos tomaron todos excrementos que pudieron recoger y los lanzaron a la casa de su propietario.
El asunto se embrollaba.
Cuando Mateo Rodríguez regresó de su "trabajo" de "Director de la Caasd", dijo que había sido Leuris, sólo él y nadie más que él, quien le había lanzado los excrementos al interior de su casa.
Entonces, le advirtió cuán poderoso es y cuán grande es su influencia.
Tomó camino del cuartel de Villa Faro y de allá regresó con varios policías, que penetraron al colmado.
Uno de los agentes tomó a Leuris por el cuello de la camisa y lo arrastró. Se lo llevó al cuartel como si el chico fuera un delincuente.
Ahora es que el asunto s epoone interesante
Entró en escena el tenebroso Mayor Sugilio quien inició un interrogatorio.
-"¿Usted tiene arma de fuego?".
-"Si", respondió.
-"¿Qué tipo de armas?", insistió.
-"Una escopeta".
-¿Tiene permiso?".
-"Si, tengo permiso".
-"¿Donde los tiene?"
-"Aquí, en mi bolsillo".
Tan pronto dijo esto, uno de los policías presentes en el interrogatorio se le abalanzó y le sacó la cartera, de la que extrajo el carnet que le autoriza a portar y tener la escopeta.
-"¿Dónde está esa escopeta?", continuó el mayor Sugilio.
-"Guardada en el segundo piso de mi casa".
-"Nosotros necesitamos esa escopeta", dijo Sugilio alegando que con ella, Leuris había "disparado a dos perros" del hombre que regó la mierda por todas partes.
Sugilio también argumentó que, con esa escopeta, Leuris, supuestamente, le dispararía al "Director de la CAASD".
Dicho esto, corrieron los policías hacia la vivienda del comerciante, penetraron hasta el segundo piso, con Sugilio a la cabeza, y obligaron a la esposa del chico a mostrarle el lugar donde estaba el arma. Se la llevaron.
Así, Sugilio actúa como le da la gana. Primero se metieron en su colmado y se  lo llevaron como si fuera un delincuente y, después, se meten en la casa y se roban una escopeta que tiene permiso legal y con la que no ha sido cometido ningún delito.
Peor aún, actuaron sin orden de un juez y sin la presencia de un fiscal.
El asunto no se detiene ahí..."Juan Bosch" entra en escena
Ya con la escopeta en las manos, el mayor Sugilio, según explica Leuris, se mostró conciliador y le sugirió que el asunto podía "arreglarse" con 25 mil pesos que Mateo Rodríguez reclamaba "para dejar eso así".
Leuris se negó a entregar esa cantidad de dinero puesto que no había cometido ningún delito.
Ya Leuris tenía casi 18 horas detenido. Ningún fiscal lo había interrogado. Solo estaban de por medio las presiones de Sugilio, que quería que "el asunto se resuelva" con los 25 mil pesos en las manos.
-"Yo no tengo porque dar 25 mil peso, yo no he hecho nada", reclamó Leuris.
-"Yo tampoco hice nada y un día tuve que gastar 70 mil pesos porque un civil dijo que yo le saqué un arma", respondió Sugilio.
Como Leuris se resistía a buscar los 25 mil pesos, entonces, el mayor Sugilio obtuvo la "mediación" de un sujeto conocido como "Juan Bosch", que se hacía pasar por "abogado". Sería el hombre responsable de "mediar" en esas situaciones en el destacamento de Villa Faro, según comenta Leuris.
Juan Bosch rebajó la cuota y dijo que resolvería todo, incluso devolverle la escopeta, por apenas diez mil pesos. ¡Todo una ganga!
Esa noche, la noche del sábado, Sugilio y "Juan Bosch" le dijeron a Leuris que le permitirían ir a su casa con el requisito de que no ingresara a su residencia, la que compró con su dinero, por la puerta delantera, sino volando la pared del patio.
Leuris comenta que se lo encontró extraño, y que también ya tenía miedo tanto de Juan Bosch como del mayor Sugilio.
Asegura que "la sugerencia" se la hicieron después que accedió a entregarle los diez mil pesos. Se los entregó y pudo ir a su casa.
Sin embargo, a las 7.00 am del domingo, recibió una llemada de "Juan Bosch", quien le explicó que "las cosas se complicaron" y, por tanto no podría devolverle la escopeta y tenía que regresar rápido al cuartel porque Mateo Rodríguez se enteró de que él no estaba preso y, aseguidas, "hizo un escándalo".
Entonces, le reclamaron que buscara otros 15 mil persos "para dárselos al fiscal porque en caso de no hacerlo me dictarían medidas de coerción y me enviarían a La Victoria".
Precisó que, ante esas presiones y amenazas del tal "Juan Bosch" y del mayor Sugilio, accedió a entregarle los otros 15 mil pesos que, supuestamente, serían para entregarselos al fiscal Neftalí Santana Féliz.
El domingo fue llevado preso al Palacio de la Policía. De poco sirvió que la comunidad fuera a apoyarle.
En el Palacio de la Policía el fiscal Santana Feliz, adscrito a la sección de Tráfico de Armas, lo interrogó a él y a otros cuatro testigos comprobando que todo era una farsa y dispuso que fuera liberado.
El asunto es que ahora Leuris, un profesional, un emprendedor, quiere que le devuelvan su arma y su dinero y teme ser asesinado por el mayor Sugilio y por Juan Bosch.
Leuris no puede irse de su propia casa por temor a la Policía, al "Director de la CAASD" y a "Juan Bosch".
El asunto es peor, porque Leuris logró grabar dos conversaciones con el socio del mayor Sugilio, el tal Juan Bosch.
En esas grabaciones, este individuo admite que recibió el dinero. Ahora lo amenaza con matarlo.
Y, como el mayor Sugilio y Juan Bosch parecen ser socios, cualquier cosa puede ocurrir.
Leuris está dispuesto a ir al Departamento de Asuntos Internos de la Policía.
Sin embargo, está conciente que, dadas las cirunstancias, y dada la complicidad de la Policía de Villa Faro con los delincuentes, su vida vale menos que una cucaracha en un gallinero.
Así es que, Perfecto Acosta, Coronel Ludwig Suardí y Jefe Polanco Gómez: la bola está en sus manos. La próxima jugada es de ustedes.
No permitan que el mayor Sugilio y Juan Bosch lo asesinen.
No pueden alegar ignorancia, ni siquiera el coronel Ludwig Suardí, ante quien Leuris asegura que fue en varias ocasiones a pedirle ayuda.
¡Ah! Leuris anda desarmado y nervioso.
Vive en la carretera de Mendoza, Residencial El Parque. No puede esconderse. Está al alcance de los matones.
Las cosas que se dicen por ahi del cuartel de Villa Faro son horribles. Y los jefes lo saben.
¿A cuántas personas más le habrá ocurrido algo similar, pero no se atreven a denunciarlo por miedo a los policías y delincuentes que actúan aliados?

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